Una caricia, un simple roce, movernos o simplemente no hacer nada son cosas que a la mayor parte de las personas les parece agradable y placentero. Por lo general disfrutamos de las sensaciones que nos transmite nuestro cuerpo, a menos que nos causen algún tipo de molestia o dolor.
Sin embargo, esta excepción es la norma para muchas personas que sienten dolor de manera crónica en la mayor parte de su cuerpo sin que exista ninguna enfermedad clara que lo provoque. Se trata de personas que padecen fibromialgia.
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¿Qué es la fibromialgia?
La fibromialgia es una conocida enfermedad que se caracteriza principalmente por la presencia de un constante dolor músculo-esquelético repartido por todo el organismo. Este dolor es difuso y no específico y tiene una duración de más de tres meses de persistencia.
También destaca una hipersensibilización de diferentes puntos del organismo, denominados puntos gatillo, en los cuales suele existir hiperalgesia. Se disminuye el umbral a partir del cual una percepción se vuelve dolorosa, de manera que el más mínimo roce en estos puntos pueden desencadenar sensaciones de gran gran dolor.
Síntomas
Se ha visto que frecuentemente estas personas padecen síntomas de depresión y ansiedad, unos síntomas que pueden ser consecuencia de la cronicidad de su estado y del desconocimiento de las causas de su afección. Sin embargo también se ha indicado que su presencia puede ser parte de los síntomas del trastorno. Tienden a padecer problemas de sueño como insomnio de conciliación o despertares frecuentes, cosa que a su vez facilita su malestar y fatiga.
No es raro asimismo que aparezca rigidez muscular en forma de calambres, agarrotamientos e incluso temblores. También es habitual que quienes sufren fibromialgia tiendan a fatigarse con gran facilidad sin tener que hacer gran esfuerzo para ello. En ocasiones estos síntomas se suman a la presencia de otros trastornos, pero éstos no explican al dolor generalizado.
El análisis médico de los pacientes no refleja ningún indicio de alteraciones o lesiones que puedan provocar dolor. De hecho, durante muchos años se la ha llegado a considerar una enfermedad somatomorfa, dado que no se encuentran indicios de lesiones reales a pesar de que el sufrimiento y dolor percibido son reales. Sin embargo a día de hoy se considera una enfermedad reumática. Es más frecuente en mujeres que en hombres.
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Causas de este trastorno
La fibromialgia es un trastorno para el que aún hoy en día no se terminan de conocer las causas exactas, no habiéndose localizado en esta enfermedad ninguna lesión específica que pueda generar un dolor generalizado.
Sin embargo, las investigaciones realizadas apuntan a un mal funcionamiento de la transmisión de serotonina y sustancia P, la cual está alterada en muchos de estos pacientes. Concretamente se ha detectado un descenso en los niveles de serotonina mientras que existe un aumento de sustancia P (esta última está altamente involucrada en la percepción del dolor).
Los niveles alterados de estas sustancias podrían causar una reacción anómala de los circuitos nerviosos y las vías vinculadas a la sensación de dolor, haciendo que el organismo interprete diferentes sensaciones como dolorosas.
Además de ello se ha considerado que pueda deberse a aspectos como sensibilidad al níquel o al gluten (aunque sin llegar a la intolerancia), pero todavía no hay suficientes datos al respecto.
También se ha considerado que la presencia de eventos estresantes y/o traumáticos pueden contribuir al inicio del trastorno y a su mantenimiento, especialmente al tener en cuenta que es frecuente que se presente junto a alteraciones del estado del ánimo o de la ansiedad. Esto, como hemos indicado anteriormente, puede deberse a que el paciente se siente indefenso y desesperado al no poder dar una explicación a su estado.
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Tratamiento de la fibromialgia
Debido al desconocimiento definitivo de las causas de la fibromialgia, el tratamiento que se aplica suele centrarse en paliar sus síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente desde una perspectiva multidisciplinar.
Intervención farmacológica
A nivel farmacológico se han aplicado hipnótico-sedantes como las benzodiacepinas, antidepresivos y anticonvulsionantes con el proposito de que disminuya la fatiga, los posibles espasmos musculares y los síntomas depresivos y ansiosos.
También son de uso común los analgésicos y antiinflamatorios de cara a intentar disminuir el nivel de dolor percibido.
Intervención psicológica
A nivel psicológico se recomienda el uso de programas multimodales que tengan en cuenta una gran cantidad de factores esenciales para mejorar el estado del sujeto en cuestión.
Dentro de estos programas se hace esencial el uso de estrategias de relajación, meditación y biofeedback de cara a intentar disminuir la intensidad del dolor y tener mayor capacidad de gestión de éste. El ejercicio físico se ha demostrado útil en el tratamiento, especialmente aquellos de tipo aeróbico que se realizan en el agua.
Es necesario que el paciente sea capaz de expresar sus sensaciones y temores así como trabajar sobre estos y las sensaciones de indefensión que pueda tener, de manera que el sujeto se autoperciba como más competente y capaz de controlar la situación.
Resulta también de ayuda que el paciente intente dar significación al dolor y reinterpretarlo, buscando que sea capaz de establecer diferentes estrategias que le permitan afrontar el trastorno.
La psicoeducación para el paciente y su entorno también es fundamental, ya que resulta tranquilizador recibir información del problema en cuestión (hay que tener en cuenta que la mayoría de los sujetos no saben qué les ocurre) y de estrategias a aplicar de cara a disminuirlo. Además, el hecho de que no existan lesiones puede llevar a hacer pensar al entorno que la persona puede estar simulando un trastorno.
Referencias bibliográficas:
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Clariana, S.M. y De los Riós, P. (2012). Psicología de la Salud. Manual CEDE de Preparación PIR. CEDE: Madrid.
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Smith, H.S.; Harris, R. & Claw, D. (2011). Fibromyalgia: An Afferent Processing Disorder Leading to a Complex Pain Generalized Syndrome. Pain Physician; 14.
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