El 15 de septiembre del 2009 Leon Eisenberg, psiquiatra estadounidense de gran fama y prestigio, falleció debido al cáncer que padecía.
Tiempo después, concretamente en el año 2012, el periódico Der Spiegel desataría una gran polémica al publicar un artículo derivado de la última entrevista que ofreciera el sr. Eisenberg, identificando al profesional como el descubridor del TDAH e indicando en el artículo que el famoso psiquiatra había reconocido que el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad o TDAH era una enfermedad inventada.
Antes de centrar la atención en la polémica suscitada por tal supuesta declaración, recordemos de qué estamos hablando cuando se hace referencia al TDAH.
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad: ¿de qué estamos hablando?
Se entiende por TDAH un conjunto de síntomas diversos que agrupados en torno a la inatención, la hiperactividad y la impulsividad, presentándose de forma estable durante un periodo de como mínimo seis meses.
Los síntomas del TDAH
Para el diagnóstico del TDAH se han establecido que deben presentarse al menos seis o más síntomas de inatención (descuido de detalles, dificultades de mantenimiento de la atención, mente ocupada que hace no escuchar, no finalización o seguimiento de tareas o instrucciones por distracción, dificultades de organización, pérdida de elementos, evitación de tareas sostenidas en el tiempo, distracción fácil, olvido de actividades cotidianas) y/o seis síntomas de hiperactividad e impulsividad (jugueteo constante, se levante en circunstancias en que debería permanecer sentado, inquietud motora, habla excesiva, dificultad para la espera de turno, interrupción de las actividades de otros, anticipación a la respuesta del otro en una conversación llegando a terminar las frases de otros, incapacidad de jugar con tranquilidad, correteo en situaciones inapropiadas).
Algunos de estos síntomas pueden parecer normales a determinadas edades, pero para el diagnóstico del TDAH se exige que sean mantenidas durante seis meses en un grado que no corresponda con el nivel de desarrollo del sujeto, teniéndose en cuenta la edad y el nivel intelectual del sujeto. Es decir, en el diagnóstico se tiene o debería tener en cuenta que los síntomas se den de forma anómala o exagerada. También se tiene en cuenta que la sintomatología no se de en un único ambiente o situación, sino que se dé de una manera generalizada en al menos dos ambientes diferentes (descartandose pues que únicamente se dieran en la escuela) y produciéndose un deterioro claro de las actividades del individuo.
Si bien para su diagnóstico es necesario que haya habido algún síntoma antes de los siete años de edad, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad puede diagnosticarse a cualquier edad, incluyéndose en la etapa adulta.
En este último aspecto hay que tener en cuenta que si bien algunos aspectos del TDAH parecen corregirse con la edad (según se va produciendo la maduración cerebral del frontal, que en este trastorno suele estar enlentecida), especialmente en el caso de los síntomas de hiperactividad, en muchos casos no tratados persisten algunos síntomas, tales como una menor capacidad de atención y una cierta sensación de inquietud interna.
Leon Eisenberg: ¿por qué se le llama el descubridor del TDAH?
Numerosas publicaciones parecen indicar que el que el sr. Eisenberg fue el descubridor del TDAH. Esta consideración no es del todo correcta: si bien el doctor Eisenberg tuvo gran relevancia en el estudio de este trastorno, el TDAH es un trastorno conocido desde antiguo, habiendo referencias a síntomas e intentando ser explicado por autores anteriores, si bien era denominado de diferentes formas. De hecho, el propio “descubridor del TDAH” indicó en alguna ocasión que el trastorno ya era bastante conocido antes de que trabajara en él: existen referencias a niños con los mismos síntomas desde 1902 por George Still (que los clasificaría como niños con déficit del control moral) e incluso descripciones anteriores a éste.
Pese a ello, el Sr. Eisenberg sí tuvo un papel de gran relevancia en la consideración de este trastorno: fue pionero en otorgar la debida importancia a los factores genéticos en la etiología de este trastorno (antes de que éste y otros autores avanzaran en su investigación desde una perspectiva más biológica y neuroanatómica, algunas de las explicaciones etiológicas del trastorno se centraban en la ausencia de una correcta vinculación socioemocional con los progenitores, especialmente con la madre, con lo que se culpabilizaba en parte a los progenitores del trastorno de su hijo), así como en introducir el TDAH en el manual de referencia de la psiquiatría y psicología americana, el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders o DSM. Este último hecho es el que probablemente ha causado que Leon Eisenberg sea en ocasiones llamado descubridor del TDAH.
El artículo de la discordia
Dicho esto, focalicemos de nuevo la atención en el tema origen de este artículo: la supuesta confesión de su no existencia. En el artículo aparecido en el periódico Der Spiegel las palabras del entrevistado parecen claras, pero aparecen descontextualizadas, siendo sencillo tergiversar el sentido que tenían en su contexto inicial. De hecho, parte del problema se basa en una interpretación errónea del sentido de las palabras en su traducción inglés-alemán. La entrevista en cuestión se centraba además en examinar el aumento de diagnósticos de trastornos mentales en los últimos tiempos.
Con una revisión más contextualizada de la situación de la entrevista, es posible observar que la crítica del llamado descubridor del TDAH estaba centrada en el espectacular aumento en el número de supuestos nuevos casos del problema.
Así, el conocido psiquiatra hacía referencia al sobrediagnóstico de este trastorno, tratándose en muchas ocasiones farmacológicamente casos en que el trastorno no existe y en los que de haber síntomas éstos pueden deberse a factores psicosociales, tales como el divorcio de los progenitores, cambios de localidad o estilos de vida u otras pérdidas personales (en cuyo caso no debería hablarse de TDAH a menos que se tratara de un problema no relacionado a los sucesos vitales en cuestión).
Otro punto crítico es la excesiva tendencia a prescribir medicación, dado que a pesar de que puede ser una gran ayuda para aquellos que lo padecen, puede suponer un perjuicio si se administra en individuos sin este trastorno. Además hay que tener en cuenta el hecho de que normalmente se trata de menores, con lo que se ha de tener especial cuidado a la hora de administrar psicofármacos. Además, en la misma entrevista indicaba que aún si existe evidencia de una cierta predisposición genética a este trastorno, esta se hallaba sobrevalorada, precisándose de más investigación sobre las causas psicosociales.
Una crítica a la sobrediagnosticación
En conclusión, se puede considerar que el artículo que indicaba que el doctor Eisenberg había negado la existencia del TDAH es producto de una mala interpretación de sus palabras, no habiendo indicado el psiquiatra que el trastorno no exista sino que se diagnostica con excesiva premura, fabricándose el diagnóstico en casos que no lo padecen.
Referencias bibliográficas:
- American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta edición. DSM-V. Masson, Barcelona.
- Barkley, R. (2006).Attention-Deficit Hyperactivity Disorder, Third Edition: A Handbook for Diagnosis and Treatment, Guildford Publications. New York.
- Eisenberg, L. (2007). Commentary with a Historical Perspective by a Child Psychiatrist: When “ADHD” Was the “Brain-Damaged Child”. Journal of Child and Adolescent Psychopharmacology, 17(3): 279-283.
- Grolle, J. & Samiha S. (2012). "'What About Tutoring Instead of Pills?" Der Spiegel. 02.10.2012
- Miranda, A., Jarque, S., Soriano, M. (1999) Trastorno de hiperactividad con déficit de atención: polémicas actuales acerca de su definición, epidemiología, bases etiológicas y aproximaciones a la intervención. REV NEUROL 1999; 28 (Supl 2): S 182-8.
- Von Blech, J. (2012). "Schwermut ohne Scham." Der Spiegel. 06.02.2012.