A lo largo de la historia de la literatura y de la poesía, se han narrado cientos de historias dramáticas en las que alguno de los personajes sufría una aflicción tal tras la pérdida de su ser querido que llegaba a morir de tristeza. Sin embargo, ¿ùede esto suceder en la vida real?
La pena y la tristeza no tienden a ser motivos de muerte clínicamente válidas, pero numerosos estudios apuntan hacia la posibilidad de que una persona sana pueda acabar sufriendo graves problemas de corazón e incluso la muerte debidos a un gran sufrimiento psicológico.
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Relación entre salud emocional y enfermedades cardíacas
Los estudios que intentar buscar diferentes correlaciones entre salud emocional y enfermedades físicas, concretamente cardíacas han aumentado en los últimos años. Algunas de estas investigaciones sugieren que en las personas que sufren una depresión moderada o severa, esta funciona como factor de riesgo a la hora de sufrir una insuficiencia cardiaca.
Estos estudios concluyen que a medida que los síntomas depresivos se hacen más graves, más aumenta el riesgo de padecer una afección cardiaca. Por lo tanto, sí es posible morir de tristeza si la persona no vigila sus síntomas ni acude en busca de ayuda.
Tal es el nivel de conexión que existe entre la depresión y los problemas cardíacos que que la Asociación Americana del Corazón se planteó la posibilidad de incluir la depresión dentro del listado de factores de riesgo a la hora de sufrir un accidente cardíaco.
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¿Morir a causa de la tristeza?
Uno de estos estudios realizado por un grupo de investigadores noruegos establece una conexión directa entre el desequilibrio hormonal, generado por la depresión, y los diferentes efectos que este causa en el corazón. Según este trabajo, la depresión puede favorecer la liberación de hormonas asociadas al estrés, las cuales provocan la aparición de fenómenos inflamatorios o de aterosclerosis.
Al mismo tiempo, otras investigaciones relacionan la vivencia de un duelo reciente con la muerte de la persona que lo experimenta. Según estos estudios tras el fallecimiento de la pareja la persona es mucho más susceptible de sufrir alguna afección cardíaca o un accidente cerebrovascular, llegando incluso a concretar que este riesgo es mucho mayor entre los 14 y 18 días tras la muerte del ser querido.
Este mismo estudio, advierte de la tétrica perspectiva tras la muerte del compañero de vida. Puesto que, a pesar de que la persona esté sana, durante el proceso de duelo el riesgo de muerte por una afección cardíaca aumenta en un 57 por ciento.
Los síntomas físicos asociados a este proceso de duelo abarcan desde latidos irregulares del corazón o pulso acelerado hasta fibrilación auricular. Estos síntomas favorecen la aparición de enfermedades o accidentes cardíacos, siendo las causas más comunes de estos fallecimientos “por pena” las siguientes los ataques cerebrovasculares y la demencia.
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Síndrome del corazón roto
El síndrome del corazón roto también designado como miocardiopatía de Takotsubo o miocardiopatía inducida por estrés, en una afección muscular del corazón susceptible de aparecer tras una vivencia de estrés emocional muy intenso.
Este síndrome del corazón roto puede aparecer en personas sanas que no padecían ningún tipo de alteración cardiaca anterior. A pesar de constituir un mal pasajero de la musculatura del corazón, puede llegar a ser lo suficientemente importante como para provocar la muerte.
Este fenómenos se ubica dentro de la clasificación de las miopatías, puesto que el debilitamiento de los músculos del corazón provoca dificultades a la hora de bombear la sangre, conduciendo a la persona a padecer una insuficiencia cardiaca.
En el síndrome del corazón roto este debilitamiento se produce tras la vivencia de una experiencia con una alta carga emocional, como puede ser la muerte de un ser querido.
Aproximadamente un 90% de las personas afectadas por esta enfermedad son mujeres de edad avanzada, concretamente mujeres a partir de los 66 años de edad. Pero también puede darse en hombres o en personas más jóvenes que posean factores predisponentes a ella.
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Sintomatología
La lista de síntomas asociados con el síndrome del corazón roto es muy parecida a la del infarto de miocardio. Entre lo cuales se incluyen:
- Dolor en la zona del pecho.
- Dificultad para respirar.
- Hipotensión.
- Arritmia.
- Desfallecimientos o colapsos.
No obstante, estos síntomas rara vez acaban con la vida del paciente. Solamente en un 10% de los casos los pacientes tienen un riesgo real de fallecer, y son los que presentan síntomas de hipotensión severa, disminución de la conciencia y edema pulmonar.
Causas
Por el momento, la comunidad médica y científica no ha conseguido comprender la causa exacta de este síndrome. Al igual que tampoco ha conseguido averiguar por qué afecta mayoritariamente a mujeres.
La teoría principal dispone que una avalancha de hormonas relacionadas con el estrés liberadas al torrente sanguíneo en ciertos momentos que conllevan una gran carga emocional puede ser la causante de este tipo de miopatía.
Esta teoría detalla que la abundancia de estas hormonas del estrés pueden desencadenar una contracción de las arterias del corazón; produciendo una isquemia del músculo cardiaco y originando los síntomas de miocardiopatía.
La principal diferencia entre este síndrome y el resto de miopatías es que, en el síndrome del corazón roto, las arterias no se encuentran obstruidas por placas de aterosclerosis, estando la persona sana en todos los aspectos físicos.
Asimismo, tal y como se comenta en varias ocasiones a lo largo del artículo, el síndrome del corazón roto suele darse después de que la persona experimente un acontecimiento fuertemente emocional.
Tratamiento
No existe un tratamiento establecido para el síndrome del corazón roto. Habitualmente, la intervención se centra en el apoyo dirigido tanto a los síntomas psicológicos originados tras un incidente estresante; como a los síntomas físicos, mediante la administración de diuréticos y de inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA) recomendados para el control de la insuficiencia cardiaca.
Si se trata a tiempo, la tasa de mortalidad de este tipo de miocardiopatías es menor del 5%, viendose la persona recuperada completamente en un tiempo de unas dos semanas aproximadamente.
Consejos para evitar llegar a este punto
El punto más importante a tener en cuenta para evitar llegar al extremo de casi morir, o morir, de pena es cuidar nuestra propia salud mental y emocional.
Experimentar un duelo es una experiencia fortalecedora si se realiza de la forma adecuada y sin intentar reprimirlo. En el caso de sentirse perdido o desorientado es necesario solicitar la ayuda de un psicólogo que guíe a la persona a través de las diferentes etapas de este proceso.
Asimismo, si la persona percibe cualquiera de los síntomas descritos anteriormente, es de vital importancia que acuda a un centro de atención primaria para descartar la posibilidad de que lo síntomas se desarrollen.
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