En nuestra vida cotidiana y diaria, experimentamos toda una amplia gama de pensamientos y emociones. Por lo general, estos vienen asociados a las experiencias a las que nos enfrentamos y al significado que estas tienen en nuestra conciencia. Como es natural, no todo lo que experimentamos y sentimos es positivo; existen los pensamientos y emociones negativas y es normal vivirlas, una vida sin dolor ni pena tampoco tendría sentido.
Sin embargo, cuando los pensamientos negativos se vuelven una constante en nuestra cabeza, pueden tener una influencia muy poderosa en nuestra salud mental. Estos pensamientos pueden alimentar un ciclo negativo en el que nuestra autopercepción y del mundo se distorsiona, llevándonos a experimentar emociones negativas como tristeza, frustración o ansiedad de forma continua y teniendo un importante impacto en nuestra autoestima, facilitando el desarrollo de diversos trastornos mentales.
En este artículo, examinaremos la posible relación que puede tener la vivencia de pensamientos negativos constantes y el desarrollo de depresión, así como los efectos generales de estos pensamientos en nuestra salud mental. Además, exploraremos estrategias y herramientas para manejar estos pensamientos y proteger nuestra salud mental.
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¿Qué son los pensamientos negativos?
Los pensamientos negativos hacen referencia a una forma de pensamiento principalmente anclada en un enfoque pesimista y desalentador, tanto de las vivencias propias como de las ajenas y de cómo estas impactan en la propia psicología. Estos pensamientos suelen surgir como respuestas a situaciones difíciles, desafiantes o estresantes en nuestras vidas.
Recordemos que tener pensamientos negativos es normal, pero cuando se vuelven constantes y persistentes en nuestra mente, pueden tener efectos perjudiciales en nuestro equilibrio emocional.
Este tipo de pensamientos pueden abarcar una amplia gama de áreas de nuestra vida. Pueden estar relacionados con nuestra apariencia física, habilidades, relaciones personales, logros académicos o laborales… Algunos ejemplos comunes de pensamientos negativos pueden ser pensar que “eres un fracaso”, “nunca serás suficientemente bueno en algo” o “todo te sale siempre mal”.
Siempre debemos tener en cuenta que los pensamientos negativos no son un reflejo exacto de la realidad objetiva de las situaciones; son el producto de nuestras interpretaciones subjetivas y percepciones distorsionadas. Estas distorsiones pueden incluir la generalización excesiva, el pensamiento polarizado (ver las cosas en blanco o negro, sin matices), la filtración mental (centrarse solo en lo negativo, ignorando lo positivo) y la personalización excesiva (atribuirnos la culpa de todo lo malo que nos sucede).
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¿Qué relación tienen los pensamientos negativos y la depresión?
Como venimos comentando, la aparición constante de pensamientos negativos puede tener un profundo impacto en nuestra salud mental y emocional. Cuando nos encontramos atrapados en un bucle de pensamientos negativos, nuestro estado de ánimo tiende a verse afectado, pudiendo experimentar tristeza, ansiedad, ira o una sensación generalizada de malestar emocional. También pueden influir en nuestras acciones y comportamientos, pudiendo sentirnos desmotivados y evitando tomar riesgos o esfuerzos para llegar a nuestras metas. En el plano social, pueden derivar en aislamiento social o actitudes hostiles hacia otras personas.
Este marco sintomatológico recuerda mucho al de una depresión. Y es que la asunción de estos pensamientos como realidades puede generar un estado de malestar tan prologado en el tiempo que se generaliza a todos los aspectos de nuestra vida, generándonos inseguridad en todo lo que hacemos y falta de autoestima antes la consecuencia de nuestras acciones. Por ello, sí, tener pensamientos negativos de forma constante sí puede derivar en una depresión. Al sentirnos incapaces de gestionar estos pensamientos, atribuir todo lo malo que nos pasa a nosotros/as mismos/as y perder contacto con nuestras fuentes de apoyo social, es posible sumirse en una profunda tristeza que degenere en un trastorno depresivo.
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Estrategias para manejar los pensamientos negativos
Una vez ya somos conscientes de la influencia de los pensamientos negativos y la posibilidad de desarrollar un trastorno depresivo como consecuencia de estos, es importante tener en cuenta la generación de estrategias para manejar estos pensamientos. Una intervención a tiempo puede evitar el desarrollo de la depresión, fortaleciendo nuestra seguridad y autoestima y aportándonos habilidades de gestión emocional y cognitiva. A continuación, proponemos algunas estrategias para manejar los pensamientos negativos, pero recuerda que cada caso es distinto; autoexplórate para descubrir qué funciona mejor en ti y no tengas miedo de recurrir a ayuda profesional y terapéutica si la necesitas.
1. Reconocimiento y conciencia
El primer paso para manejar estos pensamientos es reconocer su presencia y ser consciente de su impacto en nuestra vida y cotidianidad. Tómate un momento para observar tus pensamientos, realiza autorregistros de ellos y consigue distanciarte de ellos para empezar a desafiar su validez.
2. Reestructuración cognitiva
Esta estrategia se basa en la examinación y cuestionamiento de estos pensamientos. Toma conciencia de la falta de evidencias objetivas que estos tienen y trata de buscar perspectivas alternativas más equilibradas y basadas en hechos y realidades.
3. Práctica de la gratitud
Cultivar la gratitud y encontrar motivos por los que sentirte agradecido/a puede ser muy positivo para contrarrestar los pensamientos negativos. Haz una lista de las cosas que agradeces de tu vida diaria, enfócate incluso en los aspectos más pequeños y cotidianos.
4. Atención plena
La atención plena o mindfulness implica prestar atención plena a tu momento presente sin emitir juicios. Practica la meditación de atención plena para desarrollar una mayor conciencia de tus pensamientos y emociones sin aferrarte a ellos. La atención plena puede ayudarte a reconocer los pensamientos negativos sin que estos te arrastren.
Conclusiones
En conclusión; sí, la convivencia prolongada con pensamientos negativos puede tener un impacto tan grande en tu salud mental como para que degenere en un trastorno depresivo. Afortunadamente, es posible desarrollar estrategias para paliar los efectos de estos pensamientos y conseguir redirigirlos.
Psicobai Centro De Psicología Majadahonda
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Además, es importante que busques apoyo en tu entorno social y en especialistas de la salud mental si es necesario. Todas las personas tenemos derecho a ser felices, pero también las responsabilidad de cuidar nuestra mente para llegar a este estado.