Resulta fácil confundir los conceptos de narcisismo y egocentrismo. Son dos ideas muy utilizadas en el mundo de la psicología y que están relacionadas entre sí, ya que tienen en común un replegamiento sobre la propia identidad, pensamientos y motivaciones.
Sin embargo, son utilizadas para referirnos a cosas diferentes.
Diferencias entre narcisistas y egocéntricos
A continuación veremos cuáles son los puntos en los que se diferencian el egocentrismo y el narcisismo y de qué manera estos conceptos pueden servir para describir un tipo de personalidad.
¿Qué es el narcisismo?
El narcisismo es un rasgo psicológico que en la psicología contemporánea es utilizado para saber en qué medida una persona está más o menos cerca de exhibir un trastorno de personalidad conocido como Trastorno Narcisista de la Personalidad. Eso significa que, aunque se puede decir que alguien muestra un elevado nivel de narcisismo en su comportamiento y modo de pensar, la intensidad de este rasgo no tiene por qué llegar a ser patológico.
¿Y en qué consiste el Trastorno Narcisista de la Personalidad? Fundamentalmente, en una necesidad constante de notar la admiración de los demás y en la falta de empatía. Esto hace que las personas narcisistas tengan un sentimiento de grandiosidad acerca de sus propias capacidades y cualidades positivas (algo que también puede ser descrito como megalomanía) y, en definitiva, delirios de grandeza.
El narcisista da por sentado que merece un trato especial, se frustra cuando nota que no recibe las atenciones que merece, y minusvalora los logros de los demás interpretándolos como una cuestión de suerte. Esto es lo que hace que, con frecuencia, las personas narcisistas intenten que los demás se sientan mal con ellos mismos, ya que de este modo sus delirios de grandeza se verán confirmados por el modo en el que los demás exhiben baja autoestima.
Además, el narcisismo aparece básicamente a través del aprendizaje, especialmente del que ha tenido lugar durante los primeros años de vida. Eso implica que en muchos casos puede ser corregido de forma significativa.
¿Qué es el egocentrismo?
El egocentrismo, a diferencia del narcisismo, no forma parte de una categoría diagnóstica. Es, más bien, un concepto utilizado para referirnos a un patrón en la manera de pensar.
¿Y qué es lo que caracteriza el modo de pensar egocéntrico? Básicamente, la omisión de los puntos de vista que no sean los propios.
Mientras que los narcisistas, al igual que la mayoría de la población humana, pueden conocer con facilidad el punto de vista de otra persona (si bien el narcisista le da poca importancia más allá de la utilidad para uno mismo que tiene esta información), allí donde hay egocentrismo los pensamientos que evocan lo que sabe, cree o intenta la otra persona aparecen con menor frecuencia o de forma más superficial e imperfecta.
Dicho de otro modo, el egocentrismo está más definido por la ignorancia acerca de lo que ocurre en las mentes ajenas que por el menosprecio por el criterio de los demás.
Ejemplos de egocentrismo
Si queremos ver de un modo más claro lo que distingue el narcisismo y el egocentrismo, podemos tomar como ejemplo el modo de pensar de los niños y niñas.
Los más pequeños no tienen por qué ser narcisistas, pero su pensamiento es egocéntrico porque les cuesta ponerse en el lugar de los demás e imaginar lo que estos saben o piensan.
Por ejemplo, una capacidad conocida como Teoría de la Mente, que consiste en ser capaz de realizar conjeturas sobre la clase de pensamientos y de informaciones de las que dispone otra persona, no aparece bien formada hasta los cuatro años de edad, aproximadamente.
Sin embargo, hasta ese momento un niño o niña no tiene por qué mostrar narcisismo, es decir, que no necesita recibir alabanzas ni notar cómo los demás están ubicados en un escalón jerárquico menor. Lo que ocurrirá, entre otras cosas, es que asumirá que todo el mundo conoce la información que uno mismo sabe. Si un niño de 3 años ve cómo llega alguien y esconde un juguete en un baúl, cuando llegue otra persona que no estaba presente cuando ocurrió lo anterior dará por supuesto que el recién llegado también sabe que el juguete está escondido en el baúl.
El cerebro egocéntrico
Así pues, el egocentrismo no tiene que ver solo con conductas aprendidas, sino también con el grado de desarrollo del cerebro. Los más jóvenes son egocéntricos porque las neuronas de su encéfalo aún no están muy interconectadas entre sí mediante zonas de materia blanca, de modo que les resulta difícil pensar mediante ideas relativamente abstractas y, por consiguiente, no pueden realizar "simulaciones" acerca de lo que ocurre en el cerebro de otro.
Las personas narcisistas, en cambio, tienen un cerebro maduro y con neuronas bien interconectadas, y en su caso lo característico es el modo en el que priorizan sus ideas y sus motivaciones.
Cómo distinguir entre el narcisista y el egocéntrico
Así pues, en resumen, las diferencias entre el narcisismo y el egocentrismo son:
1. El egocentrismo se da en prácticamente todos los niños y niñas
Desde nuestros primeros meses de vida somos egocéntricos, por el simple hecho de que no hemos desarrollado la capacidad de pensar en términos de "yo" y "otros". Con la edad esta capacidad va mejorando, pero llega a alcanzar su máximo desarrollo, dado que evoluciona junto a la habilidad para pensar en términos abstractos.
2. El egocentrismo tiene base biológica más o menos clara
El egocentrismo se debe a la funcionalidad algo reducida de ciertas conexiones neuronales, que puede ser identificada de manera indirecta observando la materia blanca que cubre varias zonas del cerebro. Eso no significa que se trate de un trastorno del desarrollo o de una enfermedad; puede ser debido a conductas aprendidas propiciadas por un ambiente en el que no se valora la empatía o la colaboración.
3. El narcisismo tiene un componente instrumental
Las personas egocéntricas no tienen por qué pensar que los demás valen menos o que se tiene algún tipo de poder sobre ellas, simplemente se dedica poco tiempo a pensar en ellas. Es por eso que los niños y las niñas muestran egocentrismo a pesar de no tener mala fe.
En el narcisismo sí se dedica tiempo a pensar en los otros, pero con afán manipulador e instrumental. Los otros son vistos como un medio para construir una autoimagen definida por la grandiosidad.
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