Pese a que la menstruación está presente en gran parte de la vida de la mayoría de mujeres porque forma parte de la esfera sexual y reproductiva de la mujer, no ha sido hasta los últimos años que se ha empezado a estudiar de forma profunda. La ciclicidad que rige el funcionamiento de las mujeres es más compleja de lo que se ha pensado durante siglos.
De hecho, se ha tendido a minimizar el impacto que el ciclo menstrual puede tener en la vida y la salud —tanto física como emocional y mental— de las personas. Con frecuencia, se considera que la irritabilidad, la tristeza o el cansancio son los únicos síntomas asociados a la menstruación y la realidad para muchas mujeres es totalmente diferente.
Aunque no es nada habitual, se han registrado casos de episodios psicóticos desencadenados por el ciclo menstrual. Recientemente se ha publicado un estudio de un caso clínico en el que se documenta uno de los pocos casos registrados a nivel mundial. A lo largo de este artículo explicamos los detalles del estudio, así como la posible relación entre el ciclo menstrual y la aparición de síntomas psicóticos.
¿Qué es la psicosis menstrual?
El concepto psicosis menstrual hace referencia a un fenómeno clínico inusual, del que apenas se han documentado algunos casos en las recopilaciones de la literatura médica. A día de hoy, se han reportado unos 80 casos. No se encuentra recogido como categoría diagnóstica en los manuales clínicos internacionales, como el DSM-5-TR o la CIE-11.
Esta terminología se utiliza para hacer referencia a las ocasiones excepcionales en las que aparecen síntomas psicóticos (como alucinaciones, delirios, etc.) coincidiendo con una fase del ciclo menstrual y finalizando con el sangrado. Actualmente no existe todavía un consenso
Es importante no confundir la psicosis menstrual con otras condiciones clínicas que se asocian a la menstruación. Tanto el Síndrome Premenstrual (SPM) como el Trastorno disfórico premenstrual (TDPM) son entidades diagnósticas reconocidas en las que se producen alteraciones del estado de ánimo —sin que se produzcan síntomas psicóticos—.
La primera vez que se describió esta afectación fue a mediados del siglo XIX. Posteriormente, en 1998 el psiquiatra Brockington lo definió como un tipo de episodio psicótico que aparece de forma repentina en mujeres que, fuera de las crisis, tienen una buena salud mental. Los síntomas suelen durar poco tiempo y se repiten siguiendo el ciclo menstrual.
El caso japonés en el que se basa un estudio
El informe, realizado por A. Morisaki y sus colaboradores, ha sido recientemente publicado en la revista Psychiatry and Clinical Neurosciences Reports. En este, se narra de forma detallada la experiencia de una joven japonesa de 17 años.
La paciente, sin tener una historia previa de problemas de salud mental ni antecedentes familiares, acudió a los médicos tras años de malestar recurrente. Refirió que padecía ansiedad intensa, sensación de ser observada, alucinaciones auditivas y pensamientos paranoides.
Inicialmente, le diagnosticaron esquizofrenia y le recetaron antipsicóticos. Sin embargo, esta medicación no mejoró la sintomatología. Lo mismo sucedió cuando le cambiaron la medicación: los síntomas persistían. Al ingresarla en el hospital, los médicos observaron que dichos síntomas seguían un patrón cíclico: aparecían días antes de la menstruación y desaparecían al finalizar el sangrado.
Observaron que este patrón se repetía mes tras mes y que la sintomatología no mejoraba pese a aumentar las cantidades de medicación prescrita a la paciente. Puesto que no respondía a los tratamientos convencionales, los sanitarios decidieron administrar un medicamento empleado habitualmente para el trastorno bipolar y, en este caso, los síntomas desaparecieron.
¿Cuáles son las causas?
Hasta la fecha, no se conoce cuál es el mecanismo exacto que produce la psicosis menstrual. Sin embargo, los investigadores consideran que las variaciones que se producen en los niveles de determinadas hormonas a lo largo del ciclo podrían estar implicadas.
Se ha observado que la psicosis menstrual es más común en la fase lútea (final) del ciclo, momento en el que se produce un importante descenso en los niveles de estrógenos. Esto puede llegar a tener un impacto considerable en la actividad cerebral puesto que los estrógenos influyen en otras sustancias químicas cerebrales.
Tal y como explican los autores del informe, una reducción significativa de estrógenos puede alterar la actividad de la dopamina —sustancia cerebral relacionada con el placer, la motivación y la toma de decisiones, entre otros—. Además, también afecta a otros sistemas de comunicación neuronal, como el del glutamato y la serotonina. Este desequilibrio podría favorecer la aparición de los síntomas psicóticos.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que los estrógenos pueden tener un efecto neuroprotector. Aún así, la suplementación de estrógenos no ha demostrado ser un tratamiento eficaz para la psicosis menstrual.
Diagnóstico y tratamiento
Uno de los grandes retos a los que se enfrentan los sanitarios ante las psicosis menstruales es que se puede —y suele— confundir con otros trastornos mentales. El aspecto clave en este sentido es poder reconocer la ciclicidad de los síntomas.
El psiquiatra Brockington clasificó los síntomas psiquiátricos relacionados con la menstruación para crear subtipos de psicosis menstrual en función tanto del momento del ciclo en el que aparecían y finalizaban los síntomas como la forma en la que se manifestaban.
En cuanto al tratamiento, no existe un protocolo estandarizado. En el caso mencionado anteriormente se eligió la carbamazepina por las características concretas de la joven. Debido al gran desconocimiento que hay sobre esta condición, es importante estudiar detenidamente cada caso y abordarlo de forma individualizada.
La importancia de hablar sobre el tema
Es crucial que tanto el personal sanitario como la población tome conciencia de la existencia de la psicosis menstrual. Si bien es cierto que los casos registrados son muy pocos, no se puede detectar si no se sabe que existe.
Todavía hay muchos aspectos del ciclo femenino que son una verdadera incógnita y es necesario invertir recursos de todo tipo en poder dar respuesta a las preguntas que relacionan el cuerpo, la mente, las emociones y los mecanismos subyacentes.
Históricamente se ha minimizado lo que rodea al ciclo menstrual —incluidos los síntomas— y se ha llegado a minimizar aspectos que, en realidad, no son normales como el dolor físico. En el polo opuesto, también ha habido momentos de la historia en los que se ha tendido a patologizar sin hacer ningún tipo de matiz.
Sea como sea, es evidente que tanto el exceso como el defecto han interferido en la realización de estudios rigurosos que nos ayuden a comprender la complejidad del ciclo menstrual y la profundidad del impacto que tienen los cambios hormonales en las mujeres.


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