La depresión y los trastornos adictivos son dos de las dolencias psicológicas con más prevalencia en la población general. La depresión se caracteriza por una profunda tristeza, pérdida de interés en actividades cotidianas y cambios en el apetito y el sueño. Por su parte, las adicciones implican una dependencia compulsiva hacia una sustancia o comportamiento en particular, como las sustancias químicas, el alcohol o el juego.
Es importante comprender que la depresión y la adicción son trastornos complejos con muchos factores contribuyentes a su desarrollo. Sin embargo, la investigación y sus recientes evidencias sugieren que existe una interacción significativa entre ambos, lo que puede llevar a un ciclo perjudicial para quienes las experimentan. Se habla de patología dual para referirnos a la convivencia de un trastorno adictivo al mismo tiempo que otro trastorno psicológico, como podría ser la depresión.
Por ello, muchos se cuestionan si la depresión y el estado mental que genera en quienes la experimentan pueden facilitar la susceptibilidad a desarrollar un trastorno adictivo, buscando en estas adicciones, por ejemplo, alguna estimulación o potencial que piensen que pueda ayudarles a salir de un bucle depresivo. En este artículo, estudiaremos las relaciones entre ambos trastornos, respondiendo a la pregunta de si una depresión puede derivar en una adicción.
¿Cómo se relacionan ambos trastornos?
Podríamos decir que la relación entre la depresión y la adicción es compleja y multifacética. De primeras, la respuesta corta a la pregunta inicial sería: sí, una depresión puede llevar a una adicción. Numerosos estudios han demostrado que existe una asociación significativa entre ambos trastornos, pero no parece ser una relación exclusivamente lineal, sino bilateral.
1. Efecto de la depresión sobre la adicción
La depresión sí puede aumentar el riesgo de desarrollar una adicción. Las personas que experimentan una depresión sienten a menudo desesperanza, tristeza y falta de placer en la vida. Para escapar de estos síntomas debilitantes, una vía de escape es recurrir a sustancias o comportamientos adictivos como una forma de “autocompensación” o automedicación.
Estas conductas adictivas generan una sensación temporal de alivio o euforia, generando en estas personas la impresión de ser una solución para la depresión; pero evidentemente, esta sensación es momentánea. Esta búsqueda de alivio continuada puede desencadenar una espiral descendente mediante la cual la persona se acaba volviendo dependiente de esta sustancia o comportamiento, agravando aún más la depresión a largo plazo.
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2. Efecto de la adicción sobre la depresión
Las adicciones también pueden influir en la aparición y curso de una depresión. Al ser un trastorno tan autodestructivo, a la larga estas personas pueden sentir su mundo alrededor y entorno desmoronarse, afectando negativamente al estado de ánimo y desencadenando síntomas depresivos. Todas las consecuencias negativas asociadas con la adicción, como problemas de salud, deterioro en relaciones personales, dificultades financieras y conflictos legales, pueden generar más estrés adicional y sensaciones de desesperanza.
Este ciclo de retroalimentación negativa entre la adicción y la depresión puede atrapar a las personas en espirales de sufrimiento y dificultad para superar ambos trastornos.
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¿Qué es la patología dual?
Como se ha comentado previamente, la patología dual hace referencia a la presencia simultánea de un trastorno por consumo de sustancias y un trastorno psiquiátrico, como puede ser la depresión. En este contexto, la patología dual conllevaría la convivencia de síntomas depresivos y problemas relacionados con el abuso de sustancias.
La patología dual representa desafíos únicos tanto para el diagnóstico como para el tratamiento. Como se ha presentado antes, la presencia de una adicción puede complicar el curso de una depresión, lo que conlleva complicaciones a su vez a la hora del tratamiento, ya que el consumo de sustancias normalmente enmascara temporalmente los síntomas depresivos subyacentes o dificulta la adherencia a los tratamientos adictivos. A su vez, la depresión dificulta la recuperación de una adicción, ya que los síntomas depresivos pueden desencadenar el deseo de buscar alivio o satisfacción en sustancias o comportamientos adictivos.
Para abordar y tratar la patología dual, se requiere un enfoque integrado y personalizado que tenga en cuenta ambas condiciones. Es esencial llevar a cabo revaluaciones exhaustivas para identificar y tratar tanto los síntomas depresivos como los problemas relacionados con la adicción, además de hacer consciente al paciente de la coexistencia de estos dos trastornos buscando evitar su estigmatización o victimización. Los tratamientos pueden incluir terapia individual, terapia grupal, apoyo farmacológico y programas de rehabilitación que se centren en la recuperación de ambas condiciones.
La atención multidisciplinaria, con la colaboración de profesionales de la salud mental y especialistas en adicciones, es fundamental para abordar la patología dual de manera efectiva. Al proporcionar un enfoque integral y personalizado, se puede mejorar la calidad de vida de las personas que enfrentan la complejidad de la depresión y la adicción en conjunto.
¿Cómo detectar la adicción como resultado de una depresión?
Para concluir, vamos a proponer una serie de recomendaciones a la hora de detectar si una adicción puede ser causada por una depresión y cómo saber cuándo una persona de nuestro entorno puede necesitar ayuda profesional urgente.
1. Cambios en comportamientos y rutinas
La adicción como resultado de la depresión puede generar retraimiento, aislamiento social y pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaba. Además, pueden cambiar las rutinas diarias, como alteraciones en el sueño, el apetito y descuido personal.
2. Uso de sustancias como mecanismo de afrontamiento
Cuando una depresión lleva a una adicción, se utilizan estas sustancias para hacer frente a las emociones negativas de una depresión. Si se observa un aumento en el consumo de alcohol, drogas u otras sustancias, en una persona que también muestra síntomas depresivos, podría ser un claro indicador de esta conducta compensatoria.
3. Cambios en el estado de ánimo
Se pueden desarrollar cambios bruscos en el estado de ánimo, alternando entre períodos de euforia y depresión, además de signos de irritabilidad, ansiedad o angustia emocional.
4. Deterioro de relaciones personales y profesionales
La adicción puede generar muchos conflictos con familiares, amigos o compañeros de trabajo, además de desarrollar dificultades financieras y laborales por el impacto de la adicción en el funcionamiento diario.
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