Todos queremos disfrutar de una buena salud mental pero, teniendo en cuenta que es un concepto muy subjetivo, a veces resulta difícil saber si realmente ya la estamos gozando o, por el contrario, podríamos estar padeciendo un malestar silencioso pero muy dañino para nuestra forma relacionarnos con los demás y el mundo.
Cada cultura entiende qué es una buena salud mental a su manera, pero por fortuna existen las taxonomías diagnósticas internacionales que nos sugieren qué es salud mental y qué no, indicándonos que hay una serie de señales de baja salud mental.
A lo largo de este artículo vamos a hablar sobre qué es la baja salud mental y cuáles podrían ser las señales que nos indican que deberíamos tratar de mejorar nuestro estado psicológico.
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¿Qué entendemos por mala salud mental?
Todos queremos disfrutar de una buena salud mental y deseamos tener a nuestro alcance todo lo posible para garantizarla. Sin embargo, conservar este tipo de salud puede llegar a ser muy complicado, sobre todo porque la propia idea detrás de ella es bastante subjetiva y difícil de delimitar.
Prueba de ello es que en cada cultura la idea de qué es estar sano psicológicamente hablando es muy diversa, interpretándose como algo perfectamente normal un comportamiento que en otra se podría ver como signo de preocupación. ¿A partir de cuándo o en qué punto pasamos de tener una buena salud mental a presentar una baja y pobre?
La salud mental está muy ligada a lo cultural y no debe entenderse como dicotómica, sino más bien dimensional. Se tiene un mayor o menor grado de salud mental, y además está puede variar a lo largo de nuestra vida porque nos pasan cosas, como seres humanos que somos, fenómenos, situaciones y vivencias que alteran nuestra estabilidad emocional.
Pero pese a ser gradual y que poner el límite entre estar sano mentalmente y no estarlo es complicado, sí que podemos afirmar que hay una serie de pensamientos, emociones y comportamientos que sirven de señales de baja salud mental.
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¿Cuáles son las señales de baja salud mental a tener en cuenta?
En términos muy generales, podemos definir a la buena salud mental como esa condición en la que gozamos de bienestar general en cuanto a los aspectos cognitivos, emocionales y comportamentales se refiere. Disfrutamos de este bienestar cuando nuestra forma de pensar, de sentir y comportarnos no nos supone un deterioro psicológico ni nos trae sufrimiento.
Pero nadie está bien las 24 horas del día. Nuestro estado anímico puede ser una auténtica montaña rusa, acompañado de todo tipo de comportamientos disfuncionales y pensamientos que lo único que nos trae es agobio, frustración, estrés y ansiedad. Las personas “normales” pueden sufrir momentos de suma perturbación psicológica, lo que de normal llamaríamos tener un muy mal día y, valga la redundancia, es totalmente normal.
Sin embargo, si se vive cada día así, si lo que era un día malo se convierte en nuestra rutina diaria, el pan nuestro de cada día, entonces hay un problema.
Lamentablemente, las personas que viven inmersas en pensamientos, emociones y comportamientos disfuncionales prácticamente cada día de su vida están tan acostumbradas que se piensan que eso es lo normal, y no se plantean que sea un signo de una baja salud mental, a pesar de que ese sufrimiento puede ser la punta del iceberg de algo grave, un trastorno que les impide vivir una vida feliz, funcional, productiva y satisfactoria.
Cada problema de salud mental tiene sus propios signos y síntomas, aunque podemos mencionar una lista extensa de varios de ellos como los que vienen a continuación:
- Cambios en la alimentación
- Cambios en los horarios de sueño
- Incapacidad para afrontar los problemas del día a día
- Sensación de desconexión
- Retiro de las actividades normales
- Pensamientos inusuales o mágicos
- Ansiedad excesiva
- Tristeza, depresión o apatía
- Pensamientos o declaraciones de suicidio
- Pensamientos de hacer daño a otros
- Abuso de sustancias
- Cambios extremos de humor
- Ira excesiva, hostilidad o agresividad
Pero, además de todos estos signos, podemos destacar los siguientes cinco que veremos a continuación, los cuales vamos a explicar con mayor detalle para entender por qué podrían ser una señal de baja salud mental. Ten en cuenta que la presencia de solo uno de ellos no indica que exista una psicopatología, y que en todo caso el diagnóstico solo es realizado por profesionales de la salud mental.
1. Procrastinación
La procrastinación es eso de “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” pero a la inversa: postergar lo que puedes hacer ahora para más tarde. Es algo que todo el mundo hace en algún momento de su vida como lo es posponer tareas y obligaciones pendientes, y dedicar el tiempo a cualquier otra actividad más agradable o, ni siquiera eso, no hacer nada con la excusa de que necesitamos descansar un poco.
Atrasar las tareas no es algo que nos deba preocupar en sí mismo, puesto que todos lo hacemos. Sin embargo, sí que nos debe preocupar el que lo hagamos cada día, a todas horas, para cualquier tarea mínimamente importante. El problema aquí no sería la momentánea pereza que podemos sentir o la falta de voluntad, sino más bien un problema de inseguridad y perfeccionismo.
Cuando las tareas se perciben como demasiado complicadas la persona no se siente capaz de completarlas o tiene una autoexigencia tan elevada que prefiere postergarlas para hacerlas mejor, con más energías. Si eres de los que procrastina muy a menudo, quizás debas plantearte trabajar tu rigidez mental.
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2. Cansancio y agotamiento crónicos
El cansancio puede tener múltiples causas, y una de ellas sería tener un estado psicológico afectado. Si estamos constantemente cansados y no parece que la causa sea orgánica, hay posibilidad de que sea causado por algún problema de baja salud mental.
La sensación de agotamiento y apatía pueden ser manifestaciones de una depresión, aunque también puede darse ante un elevado nivel de ansiedad.
3. Extremo desorden y desorganización
El desorden y la desorganización es entendido por algunos como un reflejo del estado de nuestra mente, una representación de lo poco ordenados que tenemos nuestros pensamientos, emociones, preocupaciones e ideas.
El caos físico es una muestra del caos mental, y se sabe que las personas desordenadas tienden a encontrarse más insatisfechas con su vida y son menos productivas. Añadido a esto, la desorganización puede generar ansiedad, distracciones e, incluso, alteraciones del sueño.
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4. Somatización
La mente y el cuerpo están muy conectados y esto no es una declaración mística ni nada de por el estilo. El estrés, la ansiedad, la depresión y, en definitiva, cualquier forma de malestar psicológico puede dejarnos profunda huella no solo en lo mental sino también en lo corporal, somatizando en forma de ciertos síntomas. Entre los más comunes a los que podemos atribuirles como causa una baja salud mental tenemos.
- Problemas gastrointestinales
- Dolores de cabeza
- Problemas de la piel: prurito, dermatitis…
- Fibromialgia
- Fatiga crónica
- Dolores musculares
5. Discusiones con nuestro entorno social
Una señal de baja salud mental es el estar constantemente enfadado con el mundo y con las personas que habitan en él.
Nuestra forma de relacionarnos con los demás puede ser signo de lo sanos que estamos en lo psicológico y, si tenemos conflictos con las personas que conforman nuestro entorno social, es probable que exista un motivo detrás.
La agresividad e irritabilidad pueden ser síntomas de la depresión, la ansiedad o la incapacidad de controlar la ira. Además, pensar que todo lo que nos dicen o lo que nos hacen los demás se hace para hacernos daño es también un síntoma de problemas psicológicos.
Interpretar el mundo en clave hostil es un sesgo cuyo causante detrás es una muy pobre y baja salud mental, y puede hacer que acabemos aislados de los demás puesto que pueden hartarse de nuestra forma de tratarnos.
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