A lo largo de las últimas décadas se ha investigado profundamente la problemática del abuso sexual a menores y sus consecuencias.
Muchas de esas secuelas son de tipo psicológico. Esa es la perspectiva que aborda el síndrome de acomodación al abuso sexual infantil, un constructo que analizaremos con detalle en los siguientes párrafos para conocer en qué consiste y qué implicaciones tiene para las víctimas.
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¿Qué es el síndrome de acomodación al abuso sexual infantil?
Las personas que han sufrido de un abuso sexual mientras eran menores de edad, no son solo víctimas del hecho atroz en sí mismo, sino que pueden a su vez ser victimizadas posteriormente como consecuencia del suceso sufrido. Este fenómeno es el que exploró Roland C. Summit, cuando en el año 1983 propuso la existencia del síndrome de acomodación al abuso sexual infantil.
Este autor desarrolló este concepto para tratar de establecer los pasos por los que, según él, pasaban todos o la mayoría de los niños que habían sido sufrido de abusos sexuales de una manera reiterada. Dicho esquema muestra un proceso psicológico de acostumbramiento a dicho tipo de maltrato. Para ello, sugirió la existencia de cinco etapas o hitos por los que deberían pasar los menores durante ese proceso.
Más adelante exploraremos esas cinco etapas del síndrome de acomodación al abuso sexual infantil. Summit, además, habla de la relación que generalmente tiene el abusador con la víctima, puesto que en un alto porcentaje de casos, suele ser una persona cercana, ya sea un familiar, un profesor, monitor, amigo de la familia, etc.
Esta relación tiene un efecto directo sobre la percepción de la situación por parte del niño, los sentimientos de vergüenza, indefensión e incluso culpabilidad, como veremos cuando describamos las fases del síndrome de acomodación al abuso sexual infantil. Y es que dicho proceso describe, siempre desde el punto de vista del autor, la forma habitual de respuesta del niño abusado a nivel psicológico.
Las etapas del síndrome de acomodación al abuso sexual infantil según Summit
Como mencionamos, el síndrome de acomodación al abuso sexual infantil que propuso Roland Summit consta de cinco etapas. A continuación describiremos cada una de ellas en detalle para comprender el esquema que este autor puso sobre la mesa.
1. El secreto
El síndrome de acomodación al abuso sexual infantil comienza con la etapa del secreto. Por lo general, esta es la característica típica que tiene lugar al principio de toda conducta de abuso. Recordemos que hemos mencionado que normalmente el agresor es un individuo de un entorno cercano al niño. Por lo tanto, esa persona suele hacer hincapié a la víctima acerca de la necesidad de no contar nada a nadie.
De esta manera, el niño que sufre una agresión sexual, lo cuál ya le convierte en víctima, obviamente, además lo es (normalmente) de una persona con la que tenía una cierta confianza, en ocasiones incluso siendo alguien muy cercano. Pero, además, se le obliga a guardar secreto sobre ello, lo cual puede aumentar todavía más la angustia, la ansiedad y el malestar del menor.
En ocasiones ese secreto se impone mediante amenazas, ya sea de hacerle daño a él o a su familia, o incluso profundizando en el sentimiento de culpa y de vergüenza si los demás se enteran de lo que han hecho. Todo ello son formas de seguir victimizando al niño, más allá del propio abuso al que ha sido sometido, y se hace a través del miedo.
Por ello, este primer nivel del síndrome de acomodación al abuso sexual infantil es crucial para entender las implicaciones que tiene a nivel psicológico en el niño la percepción de la agresión recibida.
2. La impotencia
La víctima, al saberse vulnerable y no poder pedir ayuda a nadie, porque le obligan a guardar el secreto bajo amenazas, o bien porque por vergüenza, creyendo que ha hecho algo malo, se encuentra impotente, desamparada. Esa es la segunda fase que incluye el síndrome de acomodación al abuso sexual infantil.
Puede que el niño no sepa por qué ha ocurrido este suceso, que esté confundido, o que no tenga capacidad para entender lo qué ha pasado ni sus implicaciones. Más aún cuando la agresión ha provenido de alguien en quien confiaba o incluso quería, alguien que debería protegerlo y en realidad ha hecho todo lo contrario.
Todo ello genera una profunda sensación de indefensión, que además se ve agravada por la obligación de guardar el secreto acerca de la agresión. La percepción del niño es la de que no puede escapar del abuso, al que se tendrá que enfrentar de manera reiterada, sin poder hacer nada para evitarlo.
Si además el agresor representa algún tipo de autoridad para el menor, esta sensación de impotencia y desamparo se acrecentará, pues aumentará la confusión y la percepción de inevitabilidad del abuso.
3. El atrapamiento y la acomodación
La tercera etapa que se alcanza en el síndrome de acomodación al abuso sexual infantil, según Summit, es la del atrapamiento y la acomodación al propio abuso. Esta idea puede resultar extraña o chocante, pero lo cierto es que muchas veces, el niño que sufre agresiones sexuales de manera habitual, sabiendo que no puede decírselo a nadie y que por lo tanto nadie va a ayudarle, tristemente termina por acostumbrarse.
Es una cuestión terrible, ya que sucede como consecuencia de los dos puntos anteriores que habíamos visto. Por un lado la obligación de mantener silencio, probablemente a base de amenazas, y por otro, la desprotección percibida por este hecho. Estos factores cristalizan en una situación de atrapamiento en la que el menor percibe que no tiene más alternativa que seguir padeciendo los abusos.
Por lo tanto, termina acomodándose a ellos, no en el sentido de estar satisfecho con la situación, evidentemente, pues es un drama terrible que ninguna persona debería vivir, y mucho menos un menor. El sentido de acomodarse es el de acostumbrarse, por una falta de opciones. En otras palabras, el niño termina aceptando que ha de ser víctima de esos abusos, pues no puede evitarlo de ninguna forma.
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4. Divulgación tardía
La siguiente etapa vivida en el niño según el síndrome de acomodación al abuso sexual infantil es la de la divulgación atrasada. A lo que se refiere este hecho es a revelar el secreto acerca de las agresiones de las que está siendo víctima. Este acto muchas veces ocurre, según Summit, de manera espontánea, tras algún conflicto, o por alcanzar una edad en la que puede reunir el valor necesario para contarlo.
El problema es que este hecho puede dar lugar a otra forma más de victimización, y es el descrédito. Muchas víctimas de abusos, que deciden de una vez por todas contar la terrible situación que han vivido, se encuentran con que su propia familia no les cree, y piensan que el menor se está inventando los hechos, que los está confundiendo con otras conductas o que son fruto de su imaginación.
Se trata de una situación extremadamente difícil de encajar, y muchas personas recurren al mecanismo de defensa que es la negación. La cuestión es que esta actitud no hace sino ahondar en la herida del niño. Muchos adultos, incluso, culpan al niño por no haber dicho nada antes, lo cual es, de nuevo, una forma de volver a convertirlo en víctima.
5. Retractación
Pero el ciclo no termina en esa confesión. El síndrome de acomodación al abuso sexual infantil aún tiene una última etapa, que no es otra que la retractación. Efectivamente, aunque la revelación de los hechos puede suceder por un momento de explosión o por reunir las fuerzas para ello, eso no significa que el miedo haya desaparecido por completo.
En cuanto el temor a las represalias regresa, el niño puede retractarse de su confesión, alegar que era todo mentira, que se lo ha inventado o utilizar cualquier excusa. Esto sucede porque el miedo a las consecuencias, tanto para él como para su familia, es tan fuerte que no se ve capaz de tratar de escapar de esos abusos.
La fase de retractación, explica Summit, es frecuente, salvo en los casos en los que el niño perciba que cuenta con un apoyo total de su familia y sienta que tiene el apoyo necesario para estar protegido frente al agresor por haber desvelado el secreto de los terribles actos a los que le estaba sometiendo.
Críticas al síndrome de acomodación al abuso sexual infantil
El llamado síndrome de acomodación al abuso sexual infantil no ha sido aceptado por todos. Ha recibido algunas críticas, para empezar, por utilizar la palabra síndrome, lo cual puede inducir a creer que es un diagnóstico de una psicopatología, cuando en realidad no es así.
Igualmente, autores como Mary de Young criticaron este concepto por haber sido sobreutilizado en las décadas de los 80 y 90 para realizar acusaciones de abusos sexuales a menores que después resultaron no ser tales.
Es importante tener en cuenta, por lo tanto, que se trata de una teoría formulada por un único autor, pero no cuenta con el reconocimiento ni el respaldo de instituciones como la Asociación Americana de Psicología (APA).
Referencias bibliográficas:
- De Young, M. (2008). The day care ritual abuse moral panic: A sociological analysis. Sociology Compass. Wiley Online Library.
- Olafson, E., Corwin, D.L., Summit, R.C. (1993). Modern history of child sexual abuse awareness: Cycles of discovery and suppression. Child abuse & neglect. Elsevier.
- Summit, R.C. (1983). The child sexual abuse accomodation syndrome. Child abuse & neglect. Elsevier.