¿Es el tener hijos la principal causa de desperdiciar comida?

Varios estudios explican cómo el tener hijos influye en la gestión de la comida en las familias.

¿Es el tener hijos la principal causa de desperdiciar comida?
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Cada año se echan a perder toneladas de comida en todo el mundo. Actualmente, el desperdicio alimentario es uno de los grandes problemas sociales a nivel mundial puesto que también tiene fuertes impactos económicos y ambientales.

¿Cómo hemos llegado a esta situación? Las causas que hay detrás de este fenómeno son varias. Sin embargo, últimamente ha crecido el interés por el desperdicio alimentario que se produce en las casas, especialmente en aquellas en las que hay niños/as.

¿Tener niños en casa aumenta el riesgo de desperdicio alimentario? En este artículo exponemos los últimos hallazgos científicos para poder dar respuesta a esta pregunta. Exploramos los factores que contribuyen a que este fenómeno suceda, cómo afectan las dinámicas familiares y qué podemos hacer al respecto.

¿Por qué se desperdicia la comida?

Ya mencionábamos inicialmente que el desperdicio alimentario es un fenómeno que se da de forma multicausal. Es decir, no hay un único motivo que lo provoque.

Si nos centramos en los alimentos que se estropean y desechan en el hogar, un estudio —realizado en Polonia en 2024– señalaba que las principales causas son las siguientes:

  • Compra excesiva de productos alimentarios perecederos.
  • Falta de organización y planificación en las comidas.
  • Deterioro de los productos antes de ser consumidos.
  • Mala conservación de los alimentos.

Otro aspecto importante es la confusión entre los términos “fecha de caducidad” y “consumir preferentemente antes de”. Si bien es cierto que el primero indica una fecha a partir de la cual el producto deja de estar en buen estado, no sucede lo mismo con el segundo.

Sin embargo, muchas personas los conducen y en lugar de comprobar el estado del producto para ver si es apto para el consumo o no, lo desechan directamente. Algo parecido puede suceder con las sobras de comidas anteriores. No siempre se aprovechan y se descartan antes de que se pongan en mal estado.

La vida familiar y el desperdicio

Las dinámicas que se establecen en cada familia están relacionadas con el nivel de desperdicio alimentario que producen. Aspectos como los horarios y las rutinas del hogar, el tiempo disponible para cocinar, la habilidad o destreza culinaria e incluso la estructura del hogar en sí son claves en este sentido.

En el estudio anteriormente mencionado observaron que los hogares en los que hay hijos/as tienen una mayor tendencia al desperdicio alimentario. Esto, según los investigadores, es debido a que se hacen más compras de productos que supuestamente están pensados para la infancia y que finalmente son rechazados por los niños o pierden el interés en ellos rápidamente.

Debido a las características de nuestra sociedad, cada vez son más las familias que no tienen tiempo de cocinar —o prefieren invertirlo en otras actividades— y eso les lleva a comprar comida precocinada. Esto, sumado a la falta de planificación a la hora de organizar las comidas puede suponer que se compre o se cocine en exceso para disponer de ella en caso necesario —pero luego no se consume—.

¿Los hijos son la causa del desperdicio o parte del contexto?

Debemos tener en cuenta que los niños y las niñas que habitan en un hogar forman parte de un sistema familiar en el cual hay adultos que transmiten sus valores y creencias. De hecho, son estos adultos —padres y madres o cuidadores— quienes realizan las compras, la planificación de las comidas y la preparación de las mismas.

Sin embargo, el equipo de investigadores de Kansal publicó un estudio en 2022 en el cual se señalaba que las criaturas son un factor crucial en el desperdicio alimentario. En este sentido, consideran que aunque las criaturas no tienen control sobre los alimentos que se compran, cocinan o consumen, sí ejercen una influencia directa.

Observaron que padres y madres tienden a ceder ante las preferencias de los niños y las niñas. Esto les lleva a comprar alimentos específicos (que probablemente llevan una campaña de marketing bien diseñada para llamar su atención) que finalmente no consumen y se acaban desperdiciando.

Con frecuencia, los productos que más se acaban poniendo en mal estado o desechando son el pan —y los productos de panadería en general—, las frutas y las verduras frescas, los lácteos, los embutidos y las comidas cocinadas (sondas). Además, también se acaban estropeando aquellas comidas preparadas que se compran “por si acaso” y que no se usan.

Otro estudio, realizado en 2023, afirma que los hogares con hijos tienden a reproducir patrones específicos en relación con el desperdicio alimentario. Estos varían en función de aspectos como el número de hijos y el nivel educativo de los padres. Se observó que estos también variaban en función de las prácticas para conservar los alimentos y el uso de la lista de la compra.

En este último estudio mencionado se observó que las familias con mayores niveles educativos en los padres mostraban una mayor conciencia sobre la problemática del desperdicio alimentario. Como consecuencia, había mayores tendencias a aplicar estrategias que permitan combatirlo.

Cómo reducir el desperdicio alimentario en hogares con niños

Con todo lo visto hasta el momento, podemos comprender que quizá es algo más complejo combatir el desperdicio alimentario para aquellas familias en las que hay criaturas. Sin duda, las estrategias requieren la combinación de educación y concienciación, organización y planificación.

A continuación se plantean algunas ideas que pueden ser útiles para empezar a introducir cambios que nos permitan hacer frente al desafío social, ambiental y económico que supone el desperdicio alimentario:

  • Comprar de forma consciente, planificar.
  • Calcular porciones y raciones tanto al comprar como al cocinar.
  • Involucrar a los niños en el diseño de los menús y en la preparación de los alimentos.
  • Educación alimentaria y concienciación sobre la situación tanto en casa como en la escuela.
  • Aprovechamiento de las sobras.
  • Almacenamiento adecuado.
  • Comprobar el estado del producto (mirando, oliendo y probando) antes de desecharlo porque ha pasado la fecha de consumo preferente.

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  • Bilska, B., Tomaszewska, M., & Kołożyn-Krajewska, D. (2024). Food waste in polish households - Characteristics and sociodemographic determinants on the phenomenon. Nationwide research. Waste management (New York, N.Y.), 176, 30–40.
  • Kansal, M., Ananda, J., Mitsis, A., Karunasena, G. G., & Pearson, D. (2022). Food waste in households: Children as quiet powerhouses. Food Quality and Preference, 98, 104524.
  • Tonini, P., Odina, P. M., & Durany, X. G. (2023). Predicting food waste in households with children: socio-economic and food-related behavior factors. Frontiers in nutrition, 10, 1249310.

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Nerea Moreno. (2025, mayo 23). ¿Es el tener hijos la principal causa de desperdiciar comida?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/social/es-el-tener-hijos-la-principal-causa-de-desperdiciar-comida

Psicóloga

Nerea Moreno es graduada en psicología, con mención en psicología clínica, por la Universidad de Barcelona. Cursó el Máster en Psicología General Sanitaria con la Universidad Autónoma de Barcelona. Posteriormente, se formó como experta en psicología de las emergencias y catástrofes. Tanto esta formación como la experiencia laboral en el campo, supusieron para Nerea el descubrimiento de un nuevo mundo: el trauma. Desde entonces, trabaja desde un enfoque integrador y no ha parado de formarse en trauma, sistema nervioso, apego, duelo y emociones.

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