El embarazo psicológico, o pseudociesis, es un fenómeno muy conocido que consiste en la creencia por parte de la mujer de que está embarazada, llegando a presentar síntomas y signos propios de la gestación y a pesar de no estarlo o no haberlo estado nunca.
Este fenómeno psicológico se da también, pero con menos frecuencia, en hombres. En este caso, denominado síndrome de la covada, el hombre que acompaña a su pareja durante el embarazo, comienza a manifestar los síntomas de este, incluso algunos que ella inicialmente no presenta. La principal diferencia radica en que el hombre es en todo momento consciente de que, en realidad, no puede estar embarazado.
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Definición del síndrome de la covada
El síndrome de la Covada es también conocido como síndrome de Couvade, expresión proveniente de la lengua francesa que hace referencia al acto de incubación o cría. Esta especie de trastorno afecta a algunos hombres durante el embarazo de su pareja. Asimismo, también puede presentar en personas cercanas a la mujer gestante o cuidadores.
El síndrome consiste en la aparición en hombres de una serie de síntomas propios del embarazo. Podría considerarse una especie de embarazo psicológico en una persona que sabe que va a ser padre, sin embargo este es perfectamente consciente de que no está embarazado realmente.
Es habitual que las primeras manifestaciones del síndrome de la covada empiecen a darse en torno al tercer mes de embarazo, o ya una vez se acerque la fecha de dar a luz. No obstante, estas suelen remitir de forma natural con el transcurso del embarazo o, a lo sumo, una vez ha nacido el bebé.
Aunque parezca un síndrome extraño, se da en mayor o menor gravedad en un gran número de embarazos, pudiéndose dar con una probabilidad de un 10% cuando la gestación es normal, o incluso en un 25 % de las veces si se trata de un embarazo de riesgo y apareciendo, como mínimo, uno de los síntomas propios del embarazo hasta en un 72% de los hombres que van a ser padres.
Otros términos por los que se conoce el síndrome de la covada son embarazo por imitación, embarazo empático o, incluso, embarazo solidario.
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Síntomas del síndrome de la covada
El síndrome de la covada puede llegar a tener tantos síntomas como los que pueda tener un embarazo en la mujer gestante. Los que se presentan de manera más común en hombres son los mareos, las náuseas y los vómitos.
Cabe la posibilidad de que el hombre llegue a incrementar su peso de forma notable, aumente la sensibilidad sensorial o que experimente cambios repentinos en su estado de humor o temperamento.
Asimismo, el hombre puede llegar a sentir una serie de antojos, algunas veces en sintonía con los que experimenta la mujer; dolores abdominales o padecimientos dentales.
El listado de posibles síntomas puede incluir:
- Antojos
- Náuseas y vómitos
- Afecciones intestinales
- Aversión a ciertos olores y alimentos
- Problemas estomacales
- Gases
- Estreñimiento
- Alteraciones cutáneas
- Variaciones en el peso
- Debilidad muscular
- Fatiga
- Disminución de la presión arterial
- Espasmos en las piernas
- Dolor abdominal
- Inhibición del deseo sexual
- Problemas de sueño
- Ansiedad
- Estado de ánimo depresivo
- Hiperactividad
- Dolor dental
- Problemas de concentración
- Obsesión por la salud
Este largo registro de síntomas son percibidos como reales por el hombre, aunque en realidad no exista una causa física subyacente que los provoque.
Además, ninguno de ellos puede llegar a resultar realmente perjudicial para él, se recomienda acudir al médico de cabecera en el caso de que estos interfieran con el día a día, pero no deben ser motivo de preocupación excesiva.
Causas
Dado que el número de hombres que llegan a recurrir a un especialista médico es muy reducido, el síndrome de la covada no ha podido ser ampliamente estudiado. Sin embargo, existen algunos estudios pertenecientes a diferentes corrientes de la psicología, que teorizan sobre las posibles causas de este.
Alteraciones hormonales
Al igual que en la mujer, el hombre puede sufrir una serie de cambios hormonales en su cuerpo, los cuales pueden provocar una reacción de los síntomas anteriormente nombrados. Estos cambios se concretan en un descenso de la testosterona y un aumento de la prolactina.
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1. Tipo de apego con el padre
Según algunos estudios, los hombres que refieren haber desarrollado apegos o haber vivido relaciones muy distantes o incluso ausentes con su padre, experimentan un mayor número de síntomas de síndrome de la covada.
2. Celos
Según ciertas teorías de corte psicodinámico el hombre puede, de forma inconsciente, sentir celos o envidias del futuro recién nacido, creyendo que esté ocupará toda la atención de la relación. Asimismo, también puede sentir celos inconscientes por la mujer gestante, a la cual considera una privilegiada por experimentar en primera persona el desarrollo del embarazo.
3. Estados de ansiedad
El hombre puede experimentar ansiedad debido a las preocupaciones habituales asociadas al rol de padre, sobre todo si se trata de un padre primerizo, así como a inquietudes sobre los cambios económicos y de responsabilidad que conlleva la nueva etapa.
Estas preocupaciones llevadas al exceso pueden desencadenar síntomas del síndrome de la covada.
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4. Necesidad excesiva de implicarse
Es perfectamente normal que hombre sienta el deseo de estar involucrado en todo el proceso de embarazo. Sin embargo, una necesidad excesiva, que roce el límite de la obsesión por controlar el embarazo, desembocará, con casi toda seguridad, en un síndrome de covada.
5. Embarazo no planificado
Un embarazo no previsto o planificado es susceptible de provocar en el hombre cualquiera de las manifestaciones de esta alteración, por causas psicológicas.
6. Relación muy cercana con la mujer embarazada
Una conexión o vínculo muy cercano e intenso con la pareja gestante pueden desencadenar en el hombre una empatía muy intensa. Esta empatía puede estar generada también por sentimientos de identificación con los cambios que ocurren en el cuerpo de la mujer o por culpabilidad si el embarazo es catalogado como de riesgo.
7. Estrés
El síndrome de la covada puede ser explicado como un efecto secundario secundario del estrés generado por los cambios en el estilo de vida, incluyendo dieta, ocio, relaciones sociales, etc.
Cómo gestionar estos síntomas
Tal y como se menciona anteriormente, en la gran mayoría de los casos los síntomas remiten con el tiempo antes de que acabe el embarazo. En los casos más serios, el hombre está perfectamente recuperado tras el parto del bebé.
Aún así, para manejar que lo síntomas no se incrementen o interfieran demasiado en la vida normal del hombre, es recomendable que este asimile que la mujer no sufre ninguna afección, ni ninguna enfermedad.
En medida que la comunicación entre ambos sea natural y fluida, y que el padre se involucre de forma activa tanto en el embarazo como en la etapa posterior, los síntomas y preocupaciones disminuirán hasta, incluso, desaparecer.