Síndrome de Jerusalén: qué es, síntomas, causas y tratamiento

¿Qué es el Síndrome de Jerusalén? Veamos las características de esta extraña alteración mental.

Síndrome de Jerusalén

Jerusalén es una ciudad de Oriente Próximo que se encuentra ubicada entre la rivera norte del mar Muerto y el mar Mediterráneo. Esta ciudad es conocida por estar considerada como una ciudad sagrada por las tres grandes religiones monoteístas: el cristianismo, el judaísmo y el islam.

El síndrome de Jerusalén ha sido considerado como un trastorno psicológico que puede llegar a afectar a algunos turistas que visitan la ciudad de Jerusalén y también a algunos de sus habitantes, siendo una alteración con una sintomatología muy similar a la de la psicosis. Además, en este síndrome podrían llegar a aparecer delirios y alucinaciones.

En este artículo veremos con mayor detenimiento en qué consiste el síndrome de Jerusalén y también cuáles son los diferentes tipos que puede haber.

¿En qué consiste el síndrome de Jerusalén?

El síndrome de Jerusalén ha sido considerado por algunos especialistas como un trastorno psicológico que puede llegar a afectar a algunos de los turistas que visitan la ciudad de Jerusalén. Este síndrome también afecta a algunos de los habitantes de esta ciudad.

Cabe destacar que el síndrome de Jerusalén es una alteración psicológica con una sintomatología muy similar a la de la psicosis. Además, en este síndrome podrían llegar a aparecer delirios y alucinaciones.

Es frecuente que las personas que padecen este síndrome lleguen a identificarse con personajes bíblicos y se comporten haciendo imitación de los mismos, siendo los personajes más comunes con los que se suelen identificar los siguientes: Jesús de Nazaret, Moisés, María Magdalena, el rey David del Antiguo Testamento o Juan Bautista, entre otros. Además, es habitual que los hombres emulen a personajes masculinos y las mujeres, a personajes femeninos.

Síndrome de Jerusalén

Por otro lado, también es importante la confesión religiosa, puesto que los cristianos normalmente imitan a personajes del Nuevo Testamento, mientras que los judíos suelen imitar a personajes del Antiguo Testamento. Esta identificación suele acompañarse de plegarias con enfermos y de prédicas públicas y, las personas afectadas por el síndrome de Jerusalén, suelen vestirse con túnicas o sábanas.

¿Cuáles podrían ser las causas del síndrome de Jerusalén?

Fue el doctor Yair Bar-El, ex director del hospital psiquiátrico Kfar Shaul, ubicado cerca de Jerusalén, quien identificó por primera vez el síndrome de Jerusalén. Este psiquiatra llegó a examinar a 500 turistas aproximadamente que habían sido declarados temporalmente dementes y que fueron atendidos e internados en el hospital donde trabajaba entre los años 1979 y 1993. De todos ellos, el 66% eran judíos, el 33% eran cristianos y el 1% no poseían una afiliación religiosa definida.

En el hospital Eim Karem (“The Hadassah University Hospital-Ein Kerem”) de Jerusalén existe un departamento de psiquiatría que está especializado en el tratamiento de este síndrome que se trata de una quiebra del sentido común por una sobrecarga a nivel espiritual al estar en un sitio lleno de historia, mitología, ideología y religión concentradas en la ciudad de Jerusalén, así como también ante sus consecuencias (cruzadas, masacres, éxodos, guerras, milagros, martirios, arte, cultura, etc.).

Según los especialistas en la materia, el síndrome de Jerusalén podría asemejarse al “síndrome de Florencia” o el “síndrome de Stendhal” que fue detectado por psiquiatras italianos cuando pudieron observar en algunos pacientes que habían ido a Florencia por motivos de turismo y se comportan de manera extraña e irracional (pudiendo aparecer trastornos del pensamiento e incluso crisis de pánico). En este caso, podrían ser las obras de arte, la historia y la belleza de la ciudad lo que provoca el síndrome.

Síntomas más comunes del síndrome de Jerusalén

El doctor Yair Bar-El y sus colaboradores elaboraron unos criterios que pudieran servir a los profesionales de la salud mental para identificar posibles casos del síndrome de Jerusalén.

Estos pacientes podrían haber sufrido un episodio psicótico agudo y para llegar a desarrollarse el síndrome de Jerusalén lo más frecuente es que pasen por 7 etapas:

  • Comienzo de los síntomas de ansiedad, nerviosismo, tensión y/o agitación.
  • Sufrir un deseo irrefrenable por recorrer de manera solitaria la ciudad.
  • Preparar una toga a modo de vestimenta (es común que para ello utilicen sábanas).
  • Sentir la necesidad de cantar versos bíblicos, himnos religiosos o salmos.
  • Llevar a cabo una procesión hacia lugares sagrados dentro de la ciudad.
  • Dar un sermón de forma pública en alguno de los lugares sagrados de la ciudad de Jerusalén.

Tras haber sido hospitalizados en la unidad de psiquiatría y de haber recibido el tratamiento estos pacientes suelen recuperar la consciencia y recordar con detalle lo que les ha sucedido, siento bastante común que sientan vergüenza por ello y eviten hablar del tema.

Los diferentes tipos del síndrome de Jerusalén

El síndrome de Jerusalén, como hemos visto, comúnmente se asocia a ese trastorno psicológico que ha llegado a afectar a varios turistas que han visitado la ciudad de Jerusalén, así como también a algunos de sus habitantes. No obstante, cabe destacar que existen varios tipos de este síndrome, por lo que vamos a explicarlos a continuación.

1. Primer tipo

El primer tipo sería el más común, ya que es el que suele desarrollarse en más del 80% de los casos. Aquí estaríamos hablando de un síndrome de Jerusalén formado en personas que con anterioridad a su visita a esta ciudad habían recibido el diagnóstico de algún trastorno psicótico. Es más, en el tipo 1 del síndrome de Jerusalén, podríamos encontrar ideas delirantes que habrían motivado a esas personas a viajar a una tierra tan arraigada a la religión como es Jerusalén con el fin de completar “su misión”.

Además, dentro de este primer grupo, podríamos hacer una subdivisión entre 4 subtipos:

  • Subtipo 1: cuando se identifican con un personaje bíblico o tienen la convicción de ser ellos ese personaje.
  • Subtipo 2: cuando se identifican con una idea religiosa o incluso política.
  • Subtipo 3: cuando atribuyen propiedades curativas a la ciudad de Jerusalén.
  • Subtipo 4: cuando muestran sus propios problemas mentales como si fueran problemas familiares.

2. Segundo tipo

El segundo de los tipos del síndrome de Jerusalén estaría compuesto por aquellos pacientes que muestran unas ideas idiosincrásicas y además muestran otros problemas psicológicos como alguna descompensación psicótica en su personalidad (p. ej., sufrir algún trastorno de la personalidad que cause inestabilidad emocional, un trastorno histriónico o incluso un trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad). No obstante, en este tipo de casos las ideas y los pensamientos extraños no llegan a alcanzar las dimensiones psicóticas o delirantes, más bien suelen aparecer ideas obsesivas (p. ej., un turista que está obsesionado con encontrar la “verdadera” religión.

3. Tercer tipo

Por último, aquellos pacientes que nunca antes habían recibido el diagnóstico de algún trastorno psicótico o algún otro trastorno psiquiátrico que pudiera tener alguna relación con los síntomas del síndrome de Jerusalén. En estos casos, suelen recibir el diagnóstico tras haber sufrido un brote psicótico agudo cuando llegan a la ciudad, y lo más habitual es que en este tipo de casos no lleguen a aparecer alucinaciones auditivas ni tampoco visuales.

Por lo tanto, podría decirse que está sería la forma más “pura” de desarrollar el síndrome de Jerusalén, al no haber antecedentes psiquiátricos. Además, estos episodios pueden caracterizarse por lo siguiente: síntomas de ansiedad, nerviosismo o tensión, vagar en solitario por la ciudad o los lugares sagrados, tener fuertes deseos de purificación o limpieza, fuerte necesidad de orar o intentos por predicar en algún lugar sagrado.

Tratamiento para el síndrome de Jerusalén

El síndrome de Jerusalén en los casos del tipo 3, que es el menos severo al no haber antecedentes psiquiátricos previos, suelen recuperarse en el transcurso de 1 semana aproximadamente, por lo que podríamos estar hablando de un episodio breve que va seguido de una completa recuperación.

Además, la recuperación suele producirse de manera espontánea, por lo que el tratamiento podría ir dirigido al cuidado del paciente durante esos días asegurando que se encuentre bien, que vayan remitiendo los síntomas, y brindado apoyo psicológico.

En caso de que el paciente cuente con personas que pudieran estar a su cargo, como familiares, y habiendo logrado que se estabilicen o mantengan controlados los síntomas podría no ser necesario el ingreso hospitalario y en ese caso se optaría por el tratamiento ambulatorio hasta poder darle el alta.

Después, una vez haya vuelto a la normalidad, el paciente podría valorar visitar a algún profesional de su localidad que pudiera llevar un seguimiento de su estado de salud mental en los meses posteriores.

En los casos más graves, como suelen ser los del tipo 1, que cuentan con antecedentes psiquiátricos, podría ser necesario un ingreso hospitalario más prolongado y el tratamiento más adecuado sería similar al que reciben las personas con cualquier trastorno psicótico, siendo bastante frecuente que se opte por un tratamiento interdisciplinar el que se brinde al paciente apoyo psicológico junto a la prescripción de psicofármacos que permitan controlar las ideas delirantes y las posibles alucinaciones, siendo muy importante que esto lo valores y tome la decisión pertinente un psiquiatra.

En el caso del grupo de pacientes pertenecientes al tipo 2, existe la opción de optar por un tratamiento que estuviera enfocado a la sintomatología comórbida con el fin de lograr una estabilidad y de esta forma podría llegar a remitir los síntomas asociados al síndrome de Jerusalén en cuestión de días como ocurre en el caso de los pacientes del tipo 1. No obstante, el tratamiento varía por lo que sería importante que se lleve a cabo una evaluación exhaustiva por parte de profesionales.

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Psicólogo

Mario Arrimada es Graduado en Psicología en la Universidad Pontificia de Salamanca y dispone de un Máster de Actualización en Intervención Psicológica y Salud Mental en la Universidad a Distancia de Madrid. Varios cursos de formación, entre ellos el de Experto en Trastornos de la Personalidad con la Asociación Española para el Fomento y Desarrollo de la Psicoterapia, de Experto en Mindfulness y de Experto en DSM5 y CIE11, ambos en la UDIMA.

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