7 temores comunes en un Psicoterapeuta (y cómo gestionarlos)

El trabajo de los psicoterapeutas es desafiante, y estos profesionales sienten algunos temores.

7 temores comunes en un Psicoterapeuta (y cómo gestionarlos)

La profesión de terapeuta es tan apasionante como compleja. Acompañar a otras personas en sus procesos es retador, ya que se trata de un camino en el que pueden aparecer diversos obstáculos. Es por ello que incluso los terapeutas más experimentados pueden transitar por momentos de duda y dificultad.

Convertirse en psicoterapeuta requiere un largo camino formativo. Al estudio del grado debemos añadir la realización de un máster y posteriores cursos y formaciones para mantenerse actualizado. Todo ello parece ser insuficiente para que muchos profesionales se sientan realmente seguros de sí mismos. La mayoría pueden lidiar con la permanente sensación de no ser suficiente, de no estar realmente capacitados para desempeñar su labor.

Lo cierto es que la realidad clínica y toda la complejidad que entraña no se puede recoger en los libros. Por ello, hay muchos aprendizajes que se van logrando gracias a la experiencia misma.

En el camino de aprendizaje es natural que los psicoterapeutas sientan miedo. Más allá de su titulación, son personas con sus propios temores e inseguridades, las cuales pueden aflorar en ciertos momentos.

En este artículo vamos a hablar acerca de los temores más comunes que puede tener un psicoterapeuta, y veremos cnsejos sobre cómo gestionarlos.

7 temores comunes en un terapeuta (y cómo gestionarlos)

Como venimos comentando, son muchos los terapeutas que se sienten inseguros cuando están ejerciendo su profesión. Realizar un proceso de terapia es algo complejo, ya que en el camino pueden aparecer diversos obstáculos. Es por ello que los miedos por parte del profesional son algo común, siendo especialmente comunes algunos de ellos. A continuación, vamos a comentar los temores más frecuentes que sienten los terapeutas y cómo es posible manejarlos.

1. Miedo a quedarse en blanco

Una sesión de terapia requiere grandes dosis de concentración. El profesional debe escuchar atentamente al paciente y saber qué decir en cada momento. Si bien esta dinámica se naturaliza y hace más fácil con la experiencia, siempre hay un cierto temor a quedarse en blanco. El psicólogo puede sentir que no tiene una respuesta para lo que su cliente le transmite. Esto puede hacerle experimentar frustración e incluso llevarle a sentirse como un mal profesional. En estos casos, lo más importante es ser auténtico. Como psicoterapeuta no debes ni puedes tener una respuesta ideal para todo. A veces, es posible que no sepas qué decir. Cuando esto suceda, transmitir que así es a la otra persona con naturalidad ayudará a no hacer de ese momento algo problemático.

2. Miedo a no estar capacitado para ayudar al paciente

Cierto es que los psicólogos no pueden saber de todo. Por ello, los profesionales suelen especializarse en determinadas áreas, ya que así garantizan un servicio de calidad a sus pacientes.

No obstante, es cierto que en algunos casos este temor se relaciona más con la falta de confianza en uno mismo más que con una ausencia objetiva de conocimiento. El miedo a no estar capacitado es normal, aunque a menudo se va disipando a medida que el proceso terapéutico avanza.

En cualquier caso, si como profesional te sientes de esta manera y observas que estas sensaciones permanecen, lo mejor que puedes hacer es derivar a otro profesional. Derivar no debe interpretarse como un abandono del paciente o una forma de cargarle el muerto a otro. Más bien, derivar debería implicar una búsqueda de un profesional de confianza que sepas que puede ayudar a esa persona, para así enviarla a dicho profesional con ciertas garantías.

3. Miedo a cometer un error

Si te marcas como objetivo alcanzar la perfección total, lo más probable es que termines frustrado y exhausto. La profesión de psicólogo es complicada y aprender a desenvolverse como psicoterapeuta requiere tiempo, experiencia y paciencia. Es natural que cometas errores incluso cuando ya llevas muchos años en este sector. En lugar de poner el énfasis en no cometer errores, es preferible que trates de disfrutar ese proceso de aprendizaje, haciendo de esos tropezones una forma de aprendizaje que te sirva en el presente y el futuro.

4. Miedo a no tener sintonía con el paciente

Más allá de las técnicas y el enfoque de trabajo más acorde a tu estilo, un ingrediente indispensable para que la terapia siga un cauce satisfactorio es el vínculo con el paciente. El vínculo es lo que permite que haya un clima de confianza, respeto y sintonía, lo que permite tener una base adecuada para hacer el resto del trabajo.

Por supuesto, no siempre es fácil vincularse con un paciente. De acuerdo con nuestra propia forma de ser y valores, es natural que sintamos una conexión inmediata con algunas personas, mientras que con otras llegar a este punto requiere un trabajo mayor. Sin embargo, la profesionalidad como psicoterapeutas debe hacernos ser personas abiertas y capaces de ir más allá de lo superficial para conectar con ese paciente.

Por supuesto, es posible que en algunas situaciones te sea imposible sentir esa conexión con el paciente. En este caso, si él mismo no toma la decisión de abandonar, lo más honesto es que tú pongas un cierre a ese proceso y derives a otro profesional. Los psicólogos no podemos ser absolutamente neutrales, tenemos nuestro propio estilo, criterio, valores… que pueden dificultar la vinculación en algunos casos. A veces puede producirse el fenómeno de la contratransferencia, de manera que algo en la persona y su historia nos remueve y nos lleva a tener sesgos en nuestro desempeño profesional.

5. Miedo a sentir miedo

Lo curioso es que muchos psicoterapeutas tienen miedo, precisamente, a sentir miedo. Habitualmente, la sociedad tiene en la mente una imagen del psicólogo como una figura neutra, distante, fría y capaz de mantener a raya sus emociones.

Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los psicoterapeutas son, ante todo, personas. Personas que sienten, que tienen su propia historia de vida, miedos, dudas y pasiones. Reflejar esa parte más personal al paciente no tiene por qué ser sinónimo de ser un peor profesional. De hecho, mostrarse genuino y natural es mucho más beneficioso para el vínculo terapéutico. Cuando aparezca este temor, recuerda que sentir miedo es normal, ya lleves años en esta profesión o acabes de empezar tu trayectoria.

6. Miedo a la crítica

Empezar a ejercer una profesión como esta es todo un desafío. Cuando se trabaja en equipo, inevitablemente esto implica exponerse a críticas. Aceptar que los demás pueden plantearnos una crítica constructiva es fundamental, ya que es gracias a ellas que podemos identificar y corregir nuestros posibles errores. Por supuesto, esto no implica aquellas críticas malintencionadas que se plantean de manera poco asertiva o irrespetuosa.

7. Miedo a no saber separar trabajo y vida personal

La profesión de psicólogo es marcadamente vocacional. Las personas que se dedican a este trabajo lo hacen por un deseo genuino de ayudar a los demás. Generalmente, quienes ejercen en la psicología poseen ciertas cualidades como la habilidad para comunicar o la empatía.

Ponerse en la piel de los pacientes y comprender su dolor es parte del trabajo. Sin embargo, es importante saber poner límites para separar correctamente trabajo y vida personal.

Algunos psicólogos creen que por llevar el dolor de sus pacientes a casa son mejores terapeutas. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Un buen terapeuta no sólo es aquel con grandes conocimientos y vocación, también es aquel que sabe cuidar de sí mismo y de su propia salud mental.

En cualquier otro trabajo es evidente la necesidad de desconexión. Sin embargo, en profesiones asistenciales como esta es fácil olvidar la importancia de unos buenos límites. En este sentido, es clave que desde el principio puedas encuadrar con tus pacientes las condiciones de la terapia. De esta manera, las personas que soliciten tu ayuda sabrán que no eres un robot disponible las 24 horas del día.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de temores comunes que pueden experimentar los terapeutas, ya sea que estén empezando o que lleven años en su profesión.

Sin duda, la profesión de psicólogo es compleja y apasionante a partes iguales. Empezar a ejercer en el ámbito de la psicoterapia requiere, de entrada, un amplio camino formativo con grado, máster y diversos cursos de especialización y formación continua. A pesar de todo lo aprendido, muchos profesionales se sienten inseguros en la práctica. Continuamente perciben que no son suficientes, que no están capacitados para ayudar, que van a equivocarse, etc. Generalmente, estos miedos se asocian más con la falta de confianza en uno mismo que con la ausencia real de conocimiento. Es por ello que los temores son algo habitual no sólo en los terapeutas noveles, sino también en aquellos con mayor experiencia.

Cuando se trabaja en el ámbito de la psicoterapia, los profesionales suelen manifestar miedo a quedarse en blanco y no tener una respuesta ideal para aquello que su paciente dice. También pueden tener miedo a no tener suficientes conocimientos, sentir miedo y vulnerabilidad, recibir críticas, no tener sintonía con ese paciente, cometer un error o no poder separar la vida profesional de la personal.

  • “Miedos al empezar como Psicoterapeuta con Patricia Polo – Episodio 23” (2019) Psicoflix.
  • Vázquez, V. (2015) “Los temores del terapeuta” Bonding.

Natalia Menéndez es psicóloga general sanitaria por la Universidad Nebrija de Madrid. Actualmente, compagina su labor como redactora con la práctica clínica con niños, adolescentes y adultos. Ha realizado su labor como voluntaria en entidades como la Fundación ANAR, donde recibe el título de Experto en Orientación Psicológica e Intervención en Crisis desde sus líneas telefónicas de ayuda. Además, cuenta con título de experto en Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Entiende la psicoterapia como un camino difícil y apasionante a la vez, donde la persona tiene la oportunidad de conocerse, comprenderse y evolucionar. Trabaja desde una visión integradora, situando en el centro valores como la empatía, la humanidad y la honestidad.

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