A lo largo de la vida, todos enfrentamos experiencias que dejan huellas profundas en nuestro mundo interior. Las heridas emocionales son aquellas marcas invisibles que surgen a raíz de situaciones dolorosas, como el rechazo, el abandono, la traición o la humillación.
Aunque no se ven a simple vista, su impacto puede ser tan fuerte como el de una herida física, afectando nuestra autoestima, nuestras relaciones y nuestra forma de ver el mundo.
Empieza hoy tu viaje de bienestar
Accede a una amplia red de psicólogos calificados. Empatía y experiencia a tu servicio.


¿Cuáles son los tipos de heridas emocionales?
Comprender qué son las heridas emocionales y cómo se manifiestan es fundamental para poder identificarlas y comenzar a trabajar en su sanación. En este artículo exploraremos los principales tipos de heridas emocionales, sus causas y consecuencias, así como algunas claves para superarlas y avanzar hacia una vida emocional más equilibrada y satisfactoria.
1. Herida por rechazo
La herida por rechazo es una de las más profundas y difíciles de superar, ya que suele originarse en la infancia y afecta directamente a la percepción que una persona tiene de sí misma. Este tipo de herida emocional aparece cuando una persona siente que no es aceptada, valorada o querida por quienes considera importantes, como padres, familiares, amigos o figuras de autoridad. El rechazo puede manifestarse de forma explícita, a través de palabras o acciones, o de manera más sutil, como la indiferencia o la falta de atención.
Las personas que han experimentado rechazo suelen desarrollar una baja autoestima y una tendencia a evitar situaciones sociales por miedo a volver a ser rechazadas. Esto puede llevarlas a aislarse, a no expresar sus verdaderos sentimientos o a buscar la aprobación constante de los demás. Para sanar esta herida, es fundamental trabajar en la autoaceptación, identificar pensamientos negativos y, si es necesario, buscar apoyo profesional que ayude a reconstruir la confianza en uno mismo.
- Artículo relacionado: "Salud mental: definición y características según la psicología"
2. Herida por abandono
La herida por abandono surge cuando una persona experimenta la sensación de haber sido dejada sola o desprotegida, especialmente durante etapas tempranas de la vida. Esta herida puede originarse por la ausencia física de uno o ambos padres, separaciones, divorcios, fallecimientos o incluso por una falta de atención emocional, aunque los cuidadores estén presentes. El abandono no siempre es literal; a veces, se trata de una percepción de soledad o de no contar con el apoyo necesario en momentos clave.
Quienes sufren esta herida suelen desarrollar un profundo miedo a la soledad y una gran necesidad de afecto y compañía. Esto puede llevarles a establecer relaciones de dependencia emocional, a temer el rechazo y a experimentar ansiedad ante la posibilidad de perder a sus seres queridos. Sanar la herida por abandono implica aprender a estar bien con uno mismo, fortalecer la autoestima y desarrollar la capacidad de disfrutar de la propia compañía. El acompañamiento terapéutico puede ser clave para superar el miedo y construir relaciones más sanas y equilibradas.
3. Herida por traición
La herida por traición se produce cuando una persona en quien confiábamos profundamente rompe esa confianza a través de mentiras, engaños o incumplimiento de promesas. Este tipo de herida suele originarse en la infancia, especialmente si un cuidador o figura importante no cumple con lo que promete o actúa de manera desleal. Sin embargo, también puede aparecer en la adolescencia o adultez, por ejemplo, tras una infidelidad o una traición por parte de un amigo cercano.
Las personas que han experimentado esta herida suelen desarrollar una gran desconfianza hacia los demás y una necesidad excesiva de controlar situaciones o personas para evitar volver a ser lastimadas. Esto puede dificultar la formación de relaciones sanas y generar sentimientos de inseguridad y resentimiento. Para sanar la herida por traición, es fundamental trabajar en el perdón, tanto hacia los demás como hacia uno mismo, y aprender a confiar de nuevo de forma gradual. El apoyo terapéutico puede ayudar a reconstruir la confianza y a establecer límites saludables en las relaciones futuras.
4. Herida por humillación
La herida por humillación se origina cuando una persona es sometida a críticas constantes, ridiculizada o avergonzada públicamente, lo que genera sentimientos profundos de vergüenza y baja autoestima. Esta herida puede surgir en diferentes contextos, como en la familia, la escuela, el trabajo o en relaciones sociales, y suele estar relacionada con experiencias de bullying, críticas excesivas o humillaciones reiteradas que hacen que la persona se sienta inferior o indigna.
Quienes han sufrido esta herida tienden a desarrollar una percepción negativa de sí mismos y a experimentar ansiedad social, miedo al rechazo y dificultad para expresar sus opiniones. La humillación repetida puede dejar marcas duraderas, afectando la confianza y la autoestima. La sanación de esta herida requiere trabajo en la autoaceptación, aprender a valorarse y rodearse de personas que aporten apoyo y respeto. La terapia puede ser un recurso valioso para reconstruir la confianza en uno mismo y aprender a manejar las críticas de manera saludable.
Una marca psicológica que puede dejar secuelas
Las heridas emocionales, aunque invisibles, pueden marcar profundamente nuestra vida y condicionar la forma en que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos. Identificar y comprender los distintos tipos de heridas —rechazo, abandono, traición y humillación— es fundamental para iniciar un proceso de sanación consciente.

Paloma Rey Cardona
Paloma Rey Cardona
Psicóloga General Sanitaria
Cada una de estas heridas tiene sus propias causas y manifestaciones, pero todas pueden superarse con autoconocimiento, apoyo emocional y, en muchos casos, acompañamiento profesional. Sanar no significa olvidar lo vivido, sino aprender a integrar esas experiencias, fortaleciendo nuestra autoestima y resiliencia. Reconocer nuestras heridas es un acto de valentía que nos permite avanzar hacia una vida más plena, con relaciones más sanas y una mayor paz interior.


Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad