Aunque toda empresa que funcione adecuadamente debe tener estándares de productividad y eficiencia, es importante no perder de vista un hecho muy sencillo: esta clase de organizaciones no son simplemente máquinas de producción de bienes y servicios.
Son, ante todo, conjuntos de personas que se coordinan entre sí para llegar a metas a corto, medio y largo plazo. Es decir, que el componente humano está insertado en la razón de ser de toda empresa.
El hecho de que no existan empresas sin personas puede parecer muy evidente, pero por desgracia, las implicaciones de esto a menudo son pasadas por alto. Por ejemplo, no son pocos los equipos de dirección que toman el timón de sus empresas entendiendo que velar por el bienestar de los trabajadores es una especie de precio a pagar, un peaje incómodo al que no queda más remedio que ajustarse a causa de circunstancias externas a esa organización.
Pero en realidad, ocuparse del bienestar emocional de las personas que forman parte de una empresa forma parte del correcto funcionamiento de esta: lo psicológico y lo productivo no son dos realidades separadas. Veamos cuáles son las claves de este proceso y el modo en el que afecta al personal de una organización.
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Las 4 claves del bienestar emocional en la empresa
Está claro que las empresas tienen una capacidad limitada para ayudar a las personas que la forman a solucionar los problemas de sus vidas, aquellos que en muchas ocasiones van más allá del contexto laboral. En ocasiones es necesaria que se involucre directamente el Estado, y por lo general siempre es positiva la participación de la familia. Sin embargo, esto no es excusa para no incorporar programas de apoyo a trabajadores y trabajadoras y de potenciación del bienestar emocional tanto a nivel individual como a nivel colectivo.
Esta idea ha ido calando cada vez más hondo en las dinámicas de funcionamiento de las empresas de todo tipo, de modo que va creciendo el número de organizaciones que incorporan apoyo psicoterapéutico e iniciativas de coaching para potenciar el desarrollo personal y profesional de los trabajadores, así como para diseñar entornos de trabajo y protocolos de workflow más adaptados a las necesidades psicológicas de las personas.
Ahora bien… ¿Cuáles son las ideas clave en las que podemos resumir todas estas iniciativas para velar por el bienestar emocional de las personas que trabajan en la empresa? Veámoslas a continuación.
1. Es un ámbito de investigación y trabajo en expansión
Hace relativamente poco tiempo que se invierte en comprender las dinámicas psicológicas y comportamentales que hay detrás del bienestar emocional en las organizaciones.
Hasta bien entrado el siglo XX, se daba por supuesto que era suficiente con pagar a los empleados el sueldo prometido y ofrecerles un mínimo de comodidades físicas en el lugar en el que pasaban la mayor parte de la jornada laboral. Es decir, se presuponía que ya se sentían lo suficientemente bien a través del cálculo racional de esfuerzo invertido por pago recibido.
Pero hoy en día ya se sabe que esa clase de planteamientos son totalmente reduccionistas y dejan fuera de foco muchas fuentes de malestar y posibles elementos de motivación, satisfacción laboral e incluso felicidad. Actualmente** es crucial cuidar del bienestar emocional de las personas dentro de la organización**, y este es aún un camino por descubrir, por lo que pequeños cambios pueden producir resultados espectaculares en relativamente poco tiempo.
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2. Las emociones siempre están ahí aunque hagamos ver que no son un factor
Aunque pretendamos dejarlas fuera, las emociones entran en la empresa, definen nuestras acciones y marcan nuestras relaciones y nuestros resultados.
Pero esto no es algo necesariamente malo, ya que lo podemos usar para generar cambios positivos tanto como trabajadores como directivos de empresa. Las organizaciones pueden encontrar en el coaching una herramienta para fomentar espacios y prácticas de bienestar y de crecimiento personal y emocional de las personas.
Por ejemplo, la simple existencia de la motivación humana, imprescindible para la existencia de empresas, tiene un núcleo eminentemente emocional que podemos gestionar y modular para que se corresponda con los intereses compartidos por todos los miembros de un equipo, departamento u organización en general.
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3. El bienestar emocional pasa por aprender y gestionar mejor el tiempo
Hacer un uso inteligente del tiempo y optimizar los procesos de aprendizaje forman parte de los procesos que benefician enormemente tanto al trabajador individual como a la empresa en general, por lo que entrenar en habilidades asociadas a esta clase de aptitudes es muy beneficioso, y sus resultados drásticos pueden verse en cuestión de pocas semanas.
En este sentido, el coaching ejecutivo y el coaching de equipos mejoran el desempeño y la productividad, el desarrollo personal, el aprendizaje, las relaciones, la calidad de vida en el trabajo, la creatividad, las habilidades y recursos, la respuesta ante situaciones de emergencia y la flexibilidad y adaptabilidad al cambio.
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4. Es necesario crear un buen clima de trabajo
No todas las variables del bienestar emocional en el trabajo surgen de intervenir sobre las aptitudes del trabajador o de la trabajadora. Muchos de ellos son de tipo psicosocial y “flotan” en el ambiente de una empresa.
Aspectos como los incentivos y los programas de motivación, la estética del lugar en el que se trabaja, la capacidad para entablar amistades en el puesto de trabajo, la correcta aplicación de protocolos de comunicación y resolución de conflictos… Son aspectos que van más allá del individuo y marcan la diferencia.