En el reino animal, el más fuerte es el que sobrevive. La supervivencia de las especies salvajes siempre es complicada, dado los numerosos peligros que entraña la naturaleza: depredadores, pero también agentes patógenos que pueden acabar con comunidades enteras.
Según el reciente estudio llevado a cabo por un equipo del Departamento de Biología de la Universidad de Oxford y publicado en Current Biology (ver bibliografía), las hormigas negras de jardín (Lasius niger) realizan una sorprendente estrategia de supervivencia: canibalizan a las larvas infectadas por patógenos en un momento de incubación en el que la enfermedad todavía no es contagiosa. A continuación, te damos más detalles sobre la investigación que revela cómo las hormigas contienen la propagación de enfermedades a través del canibalismo de sus crías.
“Canibalismo filial”: una escalofriante estrategia de supervivencia ante las enfermedades
Todas las especies, ya sean animales o vegetales, necesitan sobrevivir al medio para poder reproducirse y replicar su código genético. Una mala adaptación conlleva inevitablemente la muerte de los miembros y, a la larga, su extinción. Por ello, las diferentes especies han desarrollado una serie de estrategias para perpetuarse en el tiempo y no sucumbir a los obstáculos.
En algunos casos, estas estrategias pueden parecer absolutamente escalofriantes. Y lo son, desde el punto de vista de nuestra condición de humanos. Es el caso de la hormiga negra de jardín (Lasius niger); en concreto, de sus reinas, que se sirven del canibalismo de las crías infectadas para contener la propagación de enfermedades que podrían ser letales para la colonia.
Esta estrategia tan chocante, denominada por la biología canibalismo filial, es común en muchas especies, en particular en los insectos. El caso de la hormiga negra, estudiado por el equipo de Oxford, es especialmente ilustrativo.
¿Por qué las hormigas reina canibalizan a sus crías enfermas?
La conducta es chocante no solo si la miramos desde nuestra perspectiva moral humana, sino también desde una perspectiva biológica. Porque, de hecho, en el reino animal la mayoría de adultos protegen a sus crías de alguna forma. Esto es particularmente habitual en los mamíferos, la familia a la que pertenecemos, cuyos lazos entre madre-hijo son especialmente profundos.
Sin embargo, no debemos pensar que esta es la realidad de todo el reino animal. En el caso de la hormiga negra, el estudio antes mencionado ha demostrado que, en efecto, la reina fundadora de la colonia puede llegar a devorar a sus propias crías si detecta que están infectadas. Según las conclusiones del estudio, el objetivo de este canibalismo es diverso: por un lado, la contención de las enfermedades que pueden hacer colapsar a la colonia en ciernes; por otro, el aprovechamiento de los nutrientes de las larvas, que se reinvierten en la próxima descendencia.
La reina está sola
Debemos recordar que el proceso de fundación y consolidación de una colonia no es tarea fácil para la reina. Al principio, está completamente sola, a merced de los patógenos que se encuentran en el ambiente. Cuando algunas de las larvas se contagian, el peligro de que el proyecto fracase es más que probable, puesto que la enfermedad puede matar al resto de crías e incluso a la propia reina.
Así, el canibalismo filial que presenta la reina fundadora es una estrategia de supervivencia que permite que la enfermedad no se propague. De hecho, es una medida altamente “refinada”: la reina es capaz de detectar qué larvas están enfermas y cuáles no, y, además, puede saber si la infección es contagiosa o si todavía permanece latente. Si la infección no es aún contagiosa, la hormiga reina procede a devorar a las crías.
En cambio, si el patógeno ha conseguido reproducirse lo suficiente en el organismo de la larva, la reina tiene muchas posibilidades de contraer ella misma la enfermedad si se come a las crías infectadas, por lo que, entonces, simplemente las rocía con un veneno ácido que produce en su abdomen y que tiene propiedades antimicrobianas, en un intento desesperado de proteger la colonia.
Aquí no se desperdicia nada
El otro motivo que han encontrado los investigadores que impulsa a la hormiga reina a canibalizar a sus crías infectadas es el reaprovechamiento de nutrientes. Debemos tener en cuenta que, en esta fase tan temprana de la construcción de la colonia, la reina no sale de su cubículo, por lo que su acceso a los alimentos es francamente bajo. Sin embargo, la reina debe garantizar una profusa puesta de huevos para dotar cuanto antes de habitantes a la recién fundada colonia.
Aquí entra en juego el reaprovechamiento de la proteína de las larvas. A través de su ingesta, la reina utiliza los nutrientes de las crías condenadas a muerte por la infección para producir nuevos huevos que darán como fruto larvas sanas.
No ocurre el mismo caso con las hormigas obreras, en las que no se observa el canibalismo mencionado. Una de las posibles explicaciones es que, al tener acceso a las entradas y salidas de la colonia, las obreras pueden deshacerse con mayor facilidad de las larvas infectadas y de los cadáveres y, además, tienen un mayor acceso al alimento.
Algunos datos
Traducido en datos, la investigación de Oxford confirmó lo siguiente: cuando se introducían larvas infectadas artificialmente por el patógeno Metarhizium en el nido de la reina, esta canibalizaba al 92% de las crías enfermas y sólo al 6% de la sanas. Es más, al estar el patógeno todavía en estado de incubación, todas las reinas que habían devorado a las crías sobrevivían. Sin embargo, cuando se introducían larvas infectadas en una fase más avanzada de la enfermedad, el 80% de las reinas que las comían morían poco después.
Esa es precisamente la causa de que, cuando la hormiga reina observa que sus larvas están ya en fase de contagio, se abstiene de canibalizarlas y, simplemente, las rocía con la sustancia venenosa de su abdomen. En la mayoría de estos casos, no obstante, las garantías de éxito son mínimas.
El mundo animal y sus estrategias de supervivencia es una fuente constante de fascinación y horror a partes iguales. Todavía hacen falta muchos estudios que arrojen luz sobre las conductas adaptativas de muchas especies, un tema que siempre resulta sorprendente.
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