Las 3 leyes de Clarke acerca de la tecnología y el futuro

Arthur C. Clarke fue un investigador y escritor que estableció leyes sobre el potencial tecnológico.

Leyes de Clarke

Isaac Asimov, George Orwell, Herbert George Wells y muchos más escritores de ciencia ficción han plasmado, en sus obras, mundos distópicos, en los que fenómenos casi paranormales e impensables llenan las páginas de sus libros.

Sin embargo, es Arthur C. Clarke, escritor y científico británico, quien plasmó tres leyes que trataban de predecir y explicar cómo se darían los avances científicos en el futuro, de forma que hoy en su momento sería visto como algo propio de la ciencia ficción.

Para él, palabras como ‘imposible’ o ‘impensable’ no eran más que limitaciones ilusorias, dado que la ciencia, ya sea la humana o la de los extraterrestres, avanzará de todas formas, aunque nosotros con nuestra mentalidad actual no nos lo podamos ni imaginar.

A continuación veremos las leyes de Clarke, además de explicar la importancia de este tan particular escritor inglés.

¿Quién fue Arthur Clarke?

Sir Arthur C. Clarke (1917-2009) fue un escritor y científico británico quien, con su gran capacidad de inventiva e imaginación, hizo predicciones de cómo sería el futuro de la humanidad y, también, cómo podrían ser las civilizaciones de especies extraterrestres inteligentes.

Hablando muy escuetamente sobre su vida, podemos decir que ya desde pequeño mostró interés por la astronomía, llegando a hacer sus propios mapas del firmamento usando un improvisado y casero telescopio. Durante la Segunda Guerra Mundial se convirtió en técnico de radares, sirviendo en la fuerza aérea británica y contribuyendo en el desarrollo de un sistema de defensa.

Al finalizar el conflicto escribió un artículo llamado Extra-terrestrial Relays (1945), en el cual explicó cómo los satélites artificiales podrían facilitar las comunicaciones en todo el mundo, orbitando alrededor de nuestro planeta y emitiendo ondas en vez de enviar la información por medio de cables. Es este artículo el que le dio gran fama, nombrando en su honor a la órbita geoestacionaria como ‘órbita Clarke’.

Es considerado como uno de los grandes escritores de la ciencia ficción, a la altura de grandes nombres como Isaac Asimov, creador de las tres leyes de la robótica o George Orwell, quien predijo cómo las nuevas tecnologías podrían acabar controlando la opinión pública. En sus obras plasmó su particular visión del futuro, siendo autor de libros como *El centinela * (1951), libro que inspiró la filmación de 2001: Una odisea en el espacio (1968) de Stanley Kubrick, y Cita con Rama (1972).

Las leyes de Clarke

Son tres las leyes que Clarke postuló, haciendo una especie de predicción de cómo se daría el avance tecnológico en la humanidad. Estas leyes, que si bien pudieran parecernos algo bastante obvio en el mundo en el que vivimos, con todo tipo de tecnología que va avanzando y actualizándose de forma vertiginosa, era algo que las personas comunes eran incapaces de concebir durante la primera mitad del siglo XX. Pero Clarke no era una persona común.

1. Primera ley de Clarke

A lo largo de sus obras formuló sus tres leyes, las cuales se volvieron famosas con el paso del tiempo. La primera ley hizo su debut en el ensayo Hazards of Prophecy: The Failure of Imagination (1962). Esta ley dice:

"Cuando un científico, ya anciano y famoso, afirma que algo es posible, probablemente esté en lo correcto. Pero, cuando dice que es imposible, lo más probable es que se equivoque".

En la actualidad, muchos científicos, como el caso de Michio Kaku o el ya fallecido Stephen Hawking, coinciden con esta ley. Se cree que la mayor parte de las invenciones de la ciencia ficción son posibles y, algún día, se harán realidad.

Lo paradójico de esto es que, además de coincidir con esta ley, Stephen Hawking fue un ejemplo de cuando un científico muy famoso erra al presuponer que no se logrará un avance científico concreto. Hace unos años, en 2013, se descubrió el bosón de Higgs, una partícula que Hawking defendió que no se llegaría a encontrar, y que si se lograra, ésta partícula llegaría a tener un poder destructivo inimaginable.

Han pasado casi siete años y, hasta el momento, tal partícula no se ha mostrado como una arma de destrucción masiva ni tampoco han ocurrido incidentes preocupantes.

2. Segunda ley de Clarke

La segunda ley de Clarke apareció en una edición revisada de su libro Profiles of the future (1973). Esta ley es un poco más dinámica que la anterior, la cual postula:

"La única manera de encontrar los límites de lo posible es yendo más allá de esos mismos límites, y adentrarse en lo que creemos imposible".

Más que una ley, este postulado es una invitación a que la investigación no pare, a que la ciencia continúe tratando de describir de la mejor manera la realidad y modificarla de acuerdo a los intereses generales.

Son muchas cosas que hasta hacía relativamente poco parecieran imposibles, como volar en avión, mantener una videollamada estando separados por medio planeta de distancia o el tratamiento para el cáncer.

3. Tercera ley de Clarke

Pero la más conocida de las leyes de Clarke es su tercera y última ley, formulada bastante más tarde que las dos anteriores. Con una sorprendente seguridad para ser una persona de su época, Clarke afirmó:

"Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia".

Al decir esto, Clarke debía tener en mente que cualquier civilización, fuera esta la humana del futuro o una de origen extraterrestre. Estas civilizaciones podrían haber dispuesto de suficiente tiempo como para haber desarrollado tecnología que, incluso para nosotros en la década en la que vivimos, nos parecería algo propio de un libro de J. K. Rowling.

También, si nos vemos a nosotros mismos, podemos entender que, si consiguiéramos viajar al pasado y enseñar a las personas de la Edad Media nuestros dispositivos electrónicos, seguramente pensaran que son brujería, por mucha explicación científica que les diéramos. Incluso cuando se inventó la televisión, no hace más de 80 años, hubo quien estaba convencido de que dentro de ese aparato se encontraban personas diminutas, que no podía ser arte de electricidad y una pantalla con luces.

Una vez postulada su tercera ley, Clarke dejó de decir de nuevas con respecto a esta cuestión. El científico era modesto, y consideraba que si tres eran las leyes suficientes para Isaac Newton, también serían tres las suficientes para él.

Referencias bibliográficas:

  • Clarke, A. C.; (1989). Cita con Rama. Barcelona: Ultramar Editores. ISBN 978-84-7386-190-8.
  • Clarke, A. C. (1951) The Exploration of Space. New York: Harper & Brothers
  • Clarke, A. C. (1962) Profiles of the Future: An Inquiry into the Limits of the Possible (1962) New York: Harper & Row
  • McAleer, N. (1992). Arthur C. Clarke: The Authorized Biography. Chicago: Contemporary Books. p. 100. ISBN 0-8092-3720-2.
  • Clarke, Arthur C. (1984). "The Sentinel". Heavy Metal. Vol. 7 no. 10. p. 57.
  • Tuck, Donald H. (1974). The Encyclopedia of Science Fiction and Fantasy. Chicago: Advent. p. 101. ISBN 0-911682-20-1.

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