Las 8 mejores películas de Charles Chaplin

Te traemos algunos de los mejores títulos del creador de Charlot.

Las mejores películas de Charles Chaplin
Fotograma de "The Gold Rush"

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Qué duda cabe que Charles Chaplin (1889-1977) es una de las personalidades más notables que ha dado el mundo cinematográfico y artístico en general. Nacido y criado en los bajos fondos londinenses, los azares de la vida (y su talento natural) lo llevaron hasta la cima hollywoodiense, donde se consagró con el personaje de Charlot, el vagabundo.

Consagrado por la crítica como un auténtico genio que sabía aunar de forma magistral comedia y drama, Chaplin ha dejado para la posteridad largometrajes inolvidables que bien merece la pena recordar. Hoy te traemos algunos de los mejores títulos de Charles Chaplin, el creador del personaje de Charlot, el vagabundo.

Las 8 mejores películas de Charles Chaplin

Charles Spencer Chaplin nació en los suburbios de Londres el 16 de abril de 1889. Su madre, que era alcohólica y sufría de desequilibrios mentales, fue internada varias veces en un sanatorio. El joven Chaplin pronto saboreó las amarguras de la pobreza; para sacar adelante a la familia, se subió a los escenarios cuando solo era un niño.

Su enorme capacidad de hacer reír a la gente le valió pronto cierta fama y simpatía. Lo que no sabía aquel muchacho de vodevil era que, pocos años después, sería uno de los mejores y más conocidos actores del recién nacido Hollywood; un monstruo del cine que dejaría para la posteridad títulos memorables como Tiempos modernos, El gran dictador o Candilejas.

1. El chico (The kid), 1921

Chaplin había ya cosechado gran éxito con los cortometrajes protagonizados por Charlot, su inolvidable vagabundo. El nombre real del personaje es, simplemente, The tramp, pero en España y varios países hispanos triunfó la denominación francesa del personaje.

Uno de los primeros largometrajes protagonizados por Charlot, que cosechó un enorme éxito, fue The kid, inspirado en las miserias que Chaplin experimentó cuando era pequeño. El argumento gira alrededor de una joven madre que abandona a su hijo en un coche para que alguien se haga cargo de él. Los delincuentes que lo encuentran lo dejan tirado en la calle, pero el simpático vagabundo se hace cargo de él y lo cría hasta que el niño cumple los seis años. La película tiene varias escenas memorables, como los trucos que utilizan ambos para robar o el tierno instante en que Charlot se las ingenia para dar de comer al bebé.

Como es habitual en el cine de Chaplin, en El chico hay una mezcla de risa y llanto que sacude al espectador y lo lleva a conectar tanto con la madre arrepentida como con el niño abandonado y, sobre todo, con el pobre miserable que lo acoge en su pobreza.

2. Una mujer de París (A Woman of Paris), 1923

Este largometraje es la primera incursión de Chaplin en el cine como director sin que su rostro aparezca en ninguno de los fotogramas de la cinta. Asimismo, se trata de un drama absoluto, sin ningún ápice del humor al que el cineasta nos tiene acostumbrados. Puede que, precisamente por ello, la película fuera un fracaso, a pesar de ser francamente notable.

Edna Purviance (1895-1958), amiga de Chaplin y protagonista de muchos de sus films, interpreta a una joven francesa de provincias que huye a París al creer que su enamorado la ha abandonado. Cuando llega a la gran ciudad, debe dedicarse a la prostitución de lujo para salir adelante.

Finalmente, logra hacerse un puesto entre las chicas de compañía de la época; amante de un gran señor, vive en un lujoso apartamento parisino con todos sus caprichos materiales cumplidos. Pero... ¿y el amor? Todo se complica cuando su antiguo prometido llega a París, y ambos vuelven a encontrarse...

3. La quimera del oro (The Gold Rush), 1925

Dicen que La quimera del oro, estrenada en 1925, era la película preferida de Charles Chaplin y el film por el que quería ser recordado. En verdad, constituye una inspiradisima obra donde tienen cabida el humor y el llanto, y donde todo se sucede de una forma equilibrada y sutil, casi orgánica.

En esta ocasión, el vagabundo de Chaplin es un buscador de oro que acude a las llanuras nevadas de Alaska para probar fortuna, espoleado por la quimera del oro del título. La cinta contiene escenas que han pasado a ser auténticos iconos del séptimo arte, como el momento en que un hambriento Charlot, atrapado en el refugio a causa de una feroz ventisca, se dispone a comerse su zapato, como si del más exquisito manjar se tratara.

A pesar de sus infortunios, habituales por otro lado en la vida del vagabundo, el film tiene en esta ocasión un final feliz, quizá por primera vez en la historia del personaje. Un final feliz que (casi) se repetirá más tarde en la no menos genial Tiempos Modernos, de la que hablaremos más adelante.

4. Luces de ciudad (City Lights), 1930

El cine mudo (y el cine de Chaplin en particular) es capaz de presentar historias que rozan lo folletinesco como auténticos monumentos poéticos, llenos de una extraña belleza. Es el caso de Luces de ciudad, la película que Charles Chaplin estaba preparando cuando irrumpió con fuerza El cantor de jazz (1929) y, con él, el cine sonoro.

Lo más plausible parecía rehacer todo lo hecho hasta entonces y plantear Luces de ciudad como una película sonora, pero Chaplin se resistió. Y menos mal que lo hizo. Porque la historia de la florista ciega de la que se enamora perdidamente el vagabundo no hubiera resultado igual de haber sido hablada, puesto que la mayor fuerza del film radica en los gestos, las miradas, la luz y la fotografía.

A Charles Chaplin le costó encontrar a una actriz adecuada que interpretara a la joven violetera. Primero pensó en Georgia Hale (1905-1985), que había sido la protagonista de La quimera del oro; pero, aunque Georgia estaba espléndida en su papel de jovencita alocada, no encajaba con la idea que Chaplin tenía de la florista ciega. Finalmente, se decantó por Virginia Cherrill (1908-1996), una actriz novata (y por cierto, primera esposa de Cary Grant) que realizó un trabajo exquisito y supo captar a la perfección la inocencia y frescura de la muchacha.

5. Tiempos modernos (Modern Times), 1935

Parecía un suicidio que Chaplin se atreviera a seguir apostando por el cine mudo cuando ya todas las películas se rodaban con voz. Sin embargo, así fue. Y, contra todo pronóstico, Tiempos modernos fue un éxito.

La película es muy crítica con las penalidades de los obreros, especialmente tras el famoso crack del 29, que dejó a muchas familias en la pobreza extrema. La escena inicial, que compara en un fundido de cámara a los obreros que entran a la fábrica con un rebaño de ovejas, es bastante explícita en este sentido. Por ello, entre otras cosas, Chaplin fue acusado de ser simpatizante del comunismo durante la ‘caza de brujas’ del senador McCarthy.

La historia, triste y divertida a un tiempo, gira alrededor del mítico personaje del vagabundo, que va de trabajo en trabajo sin encontrar la estabilidad en su existencia. En su periplo es acompañado por una joven huérfana de la que se hace cargo y con la que sueña obtener un futuro mejor. La escena final posee una belleza difícil de describir, y está cargada de una esperanza tan singular como estremecedora.

6. El gran dictador (The Great Dictator), 1940

Para muchos, es la obra cumbre del cine de Charles Chaplin. Fue muy osada para su época, puesto que el cineasta la produjo en plena guerra mundial (y se trataba de una crítica feroz al nazismo y a los totalitarismos en general). Además, era su primera producción (esta vez sí) sonora, lo que no dejaba de conllevar cierta inquietud: ¿aceptaría el público ver a Charlot hablando? Sí, lo aceptó, y, además, la cinta fue todo un éxito. Chaplin supo aprovechar el parecido de su vagabundo con Adolf Hitler (ambos llevan un bigote parecido) para idear una comedia de confusiones que, sin embargo, va mucho más allá.

Porque El gran dictador es una crítica durísima al totalitarismo, enmascarada de hilarante comedia. El discurso final, pronunciado por el pobre vagabundo ante una multitud de gente expectante, es una auténtica oda a la hermandad universal y una de las principales causas por las que el film fuera prohibido en muchos países (entre ellos, España). Chaplin en estado puro.

7. Monsieur Verdoux (1947)

La película no fue del gusto del público, entre otras cosas, porque, a pesar de aparecer en el film (a diferencia de Una mujer de París), Charles Chaplin interpreta a un personaje oscuro, muy alejado del Charlot al que todos estaban acostumbrados.

Y es que Monsieur Verdoux es una comedia (muy) negra cuyo argumento gira alrededor de un hombre maduro, bígamo y asesino de mujeres, para cuya creación el cineasta se inspiró en Henri Désiré Landru (1869-1922), un feminicida francés. La trama, ya de por sí lúgubre, unido a que Chaplin acababa de salir de varios escándalos bastante sonados, hizo fracasar al film que, no obstante, tuvo bastante aceptación en Europa.

8. Candilejas (Limelight), 1952

A pesar de no ser la última película de Chaplin, sí que representa su canto de cisne y su testamento cinematográfico. Es una de las pocas producciones del cineasta en que no aparece el vagabundo; en su lugar, Chaplin interpreta a Calvero, un cómico de vodevil que gozó de un gran éxito en su juventud pero que ahora se encuentra en pleno declive. Ni siquiera los esfuerzos de la joven Thereza, una bailarina a la que Calvero salva de un intento de suicidio, consiguen levantar la carrera del cómico.

Candilejas es una hermosa y profunda reflexión sobre el paso de la vida y lo efímero del éxito. Su impecable guión está situado en Londres durante la Primera Guerra Mundial, un guiño melancólico de Chaplin a su ciudad natal, a la que no había vuelto desde su primera juventud.

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  • Chaplin, C. (1964), My Autobiography, Simon & Schuster
  • Chaplin, C; Hayes, K. J. (2005), Charlie Chaplin: Interviews. Jackson, University Press of Mississippi.

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Sonia Ruz Comas. (2025, julio 15). Las 8 mejores películas de Charles Chaplin. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/cultura/mejores-peliculas-charles-chaplin

Periodista

Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya y estudiante de especialización en Cultura e Historia Medieval. Autora de numerosos relatos cortos, artículos sobre historia y arte y de una novela histórica.

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