Federico García Lorca fue un reconocido poeta, prosista y dramaturgo de origen español cuyas obras fueron de gran influencia para la literatura del siglo XX, ganando así un puesto en la famosa ‘Generación del 27’.
Sus poemas tenían la particularidad de encantar a todo aquel que los leyese, debido a la pasión de sus letras. Lamentablemente, fue asesinado poco antes de desarrollarse la guerra civil española.
En las siguientes líneas encontrarás una recopilación de los mejores poemas de Federico García Lorca como muestra de su lírica.
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Los poemas de Federico García Lorca más memorables
Como homenaje a su legado, hemos traído en este artículo una recopilación con los mejores poemas de Federico García Lorca, comentados brevemente.
1. El poeta habla por teléfono con el amor
Tu voz regó la duna de mi pecho
en la dulce cabina de madera.
Por el sur de mis pies fue primavera
y al norte de mi frente flor de helecho.
Pino de luz por el espacio estrecho
cantó sin alborada y sementera
y mi llanto prendió por vez primera
coronas de esperanza por el techo.
Dulce y lejana voz por mí vertida.
Dulce y lejana voz por mí gustada.
Lejana y dulce voz amortecida*.
Lejana como oscura corza herida.
Dulce como un sollozo en la nevada.
¡Lejana y dulce en tuétano metida!
Poderosos versos que hablan sobre el encanto desbordado que una persona puede sentir por alguien a quien ama. Incluso cuando ese amor no es por completo color de rosa y existen cosas que puede lastimar.
2. Malagueña
(Poema de cante jondo)
La muerte
entra y sale
de la taberna.
Pasan los caballos negros
y gente siniestra
por los hondos caminos
de la guitarra.
Y hay un olor a sal
y a sangre de hembra,
en los nardos febriles
de la marina.
Y la muerte
entra y sale
y sale y entra
la muerte
de la taberna.
Un poema que nos recuerda cómo la muerte acecha en cada esquina, porque es una parte esencial de la vida que no podemos desestimar, aunque nos duela perder a alguien o nos dé miedo pensar en nuestra muerte.
3. Canción del jinete
Córdoba.
Lejana y sola.
Jaca negra, luna grande
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.
Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.
¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!
Córdoba.
Lejana y sola.
Palabras dedicadas a Córdoba. La tierra más amada por el poeta, a la cual tristemente no pudo regresar. Por lo que podemos ver su lamento al no volver a ver sus paisajes.
4. Llagas de amor
Esta luz, este fuego que devora.
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.
Este llanto de sangre que decora
lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.
Son guirnalda de amor, cama de herido,
donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.
Y aunque busco la cumbre de prudencia
me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia.
Ese amor inexplicable, que nos hace sentir miles de cosas, maravillosas y espantosas a la vez. Que nos hace querer darlo todo y al mismo tiempo nos frena por temor a salir lastimados.
5. La aurora
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencias sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidos de un naufragio de sangre.
En este poema podemos ver cómo García Lorca describe su percepción de la llamada ‘Gran manzana’ cuando decidió ir a visitarla. Un escenario en donde los edificios y el asfalto son los protagonistas.
6. Madrigal
Yo te miré a los ojos
cuando era niño y bueno.
Tus manos me rozaron
Y me diste un beso.
(Los relojes llevan la misma cadencia,
Y las noches tienen las mismas estrellas.)
Y se abrió mi corazón
Como una flor bajo el cielo,
Los pétalos de lujuria
Y los estambres de sueño.
(Los relojes llevan la misma cadencia,
Y las noches tienen las mismas estrellas.)
En mi cuarto sollozaba
Como el príncipe del cuento
Por Estrellita de oro
Que se fue de los torneos.
(Los relojes llevan la misma cadencia,
Y las noches tienen las mismas estrellas.)
Yo me alejé de tu lado
Queriéndote sin saberlo.
No sé cómo son tus ojos,
Tus manos ni tus cabellos.
Sólo me queda en la frente
La mariposa del beso.
(Los relojes llevan la misma cadencia, Y las noches tienen las mismas estrellas.)
Un poema que nos relata la pasión y la aflicción que nos deja el primer amor. Ese amor que sentimos tan plenamente dentro de nosotros, que pensamos que será eterno, sin darnos cuenta que es una fase de nuestra juventud.
7. Caracola
Me han traído una caracola.
Dentro le canta un mar de mapa. *Mi corazón * se llena de agua con pececillos de sombra y plata.
Me han traído una caracola.
Un corto poema infantil con el cual podemos invitar a los niños a participar en el mundo de la poesía y la literatura.
8. Es verdad
¡Ay, qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
Por tu amor me duele el aire,
el corazón
y el sombrero.
¿Quién me compraría a mí
este cintillo que tengo
y esta tristeza de hilo
blanco, para hacer pañuelos?
¡Ay, qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
Un amor que solo trae dolor para la persona que ama. Lamentablemente este es un escenario más común de lo que se piensa. En especial cuando el amor no es correspondido.
9. Café cantante
Lámparas de cristal
y espejos verdes.
Sobre el tablado oscuro,
la Parrala sostiene
una conversación
con la muerte.
La llama,
no viene,
y la vuelve a llamar.
Las gentes
aspiran los sollozos.
Y en los espejos verdes,
largas colas de seda
se mueven.
Una reflexión sobre aquellas personas que tienen un deseo enorme porque la muerte llegue a reclamarlos. Llegando incluso al punto en que la desesperación se hace presente cuando la vida se extiende.
10. Vals en las ramas
Cayó una hoja
y dos
y tres.
Por la luna nadaba un pez.
El agua duerme una hora
y el mar blanco duerme cien.
La dama
estaba muerta en la rama.
La monja
cantaba dentro de la toronja.
La niña
iba por el pino a la piña.
Y el pino
buscaba la plumilla del trino.
Pero el ruiseñor
lloraba sus heridas alrededor.
Y yo también
porque cayó una hoja
y dos
y tres.
Y una cabeza de cristal
y un violín de papel.
Y la nieve podría con el mundo,
si la nieve durmiera un mes.
y las ramas luchaban con el mundo,
una a una,
dos a dos
y tres a tres.
¡Oh duro marfil de carnes invisibles!
¡Oh golfo sin hormigas del amanecer!
Con muuu de las ramas,
con el ay de las damas
con el croo de las ranas
y el gloo amarillo de la miel.
Llegará un torso de sombra
coronado de laurel.
Será el cielo para el viento
duro como una pared
y las ramas desgajadas
se irán bailando con él.
Una a una
alrededor de la luna,
dos a dos
alrededor del sol,
y tres a tres
para que los marfiles se duerman bien.
Una metáfora sobre cómo los pájaros viven sus vidas en los árboles y al mismo tiempo estos son partícipes de diversas anécdotas buenas y malas de las personas.
11. Largo espectro
Largo espectro de plata conmovida
el viento de la noche suspirando,
abrió con mano gris mi vieja herida
y se alejó: yo estaba deseando.
Llaga de amor que me dará la vida
perpetua sangre y pura luz brotando.
Grieta en que Filomela enmudecida
tendrá bosque, dolor y nido blando.
¡Ay qué dulce rumor en mi cabeza!
Me tenderé junto a la flor sencilla
donde flota sin alma tu belleza.
Y el agua errante se pondrá amarilla,
mientras corre mi sangre en la maleza
mojada y olorosa de la orilla.
Hay que recordar que un espectro no es necesariamente la presencia de una persona que se extraña con toda el alma, sino que pueden ser momentos de felicidad que ya no volverán y cuyo recuerdo pesa.
12. Soneto de la dulce queja
No me dejes perder la maravilla
de tus ojos de estatua, ni el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.
Tengo miedo de ser en esta orilla
tronco sin ramas, y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla
para el gusano de mi sufrimiento.
Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.
Ese deseo de poder recordar y volver a vivir las experiencias que nos hacen sentir plenos y felices. Pero sobre todo, las ganas de tener con nosotros en todo el momento a esa persona que nos hace sentir especiales.
13. El pecho del poeta
Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.
Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.
Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.
Pero sigue durmiendo, vida mía.
¡Oye mi sangre rota en los violines!
¡Mira que nos acechan todavía!
Ninguna persona puede saber en realidad la magnitud de nuestros sentimientos hacia esta. Pues cada quien tiene una manera de expresar lo que lleva por dentro.
14. Baile
La Carmen está bailando
por las calles de Sevilla.
Tiene blancos los cabellos
y brillantes las pupilas.
¡Niñas,
corred las cortinas!
En su cabeza se enrosca
una serpiente amarilla,
y va soñando en el baile
con galanes de otros días.
¡Niñas,
corred las cortinas!
Las calles están desiertas
y en los fondos se adivinan,
corazones andaluces
buscando viejas espinas.
¡Niñas,
corred las cortinas!
Un corto pero poderoso poema que nos relata el estado emocional de una persona que tiene algún tipo de problema mental. Donde es la imaginación de sus días felices lo que permanece, aunque sus acciones sean las de una persona inestable.
15. Alma Ausente
No te conoce el toro ni la higuera,
ni caballos ni hormigas de tu casa.
No te conoce el niño ni la tarde
porque te has muerto para siempre.
No te conoce el lomo de la piedra,
ni el raso negro donde te destrozas.
No te conoce tu recuerdo mudo
porque te has muerto para siempre.
El otoño vendrá con caracolas,
uva de niebla y monjes agrupados,
pero nadie querrá mirar tus ojos
porque te has muerto para siempre.
Porque te has muerto para siempre,
como todos los muertos de la Tierra,
como todos los muertos que se olvidan
en un montón de perros apagados.
No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.
Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.
La madurez insigne de tu conocimiento.
Tu apetencia de muerte y el gusto de tu boca.
La tristeza que tuvo tu valiente alegría.
Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,
un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
y recuerdo una brisa triste por los olivos.
Una referencia a aquellas personas que están "muertas en vida", que se dejan llevar por promesas vacías o se dejan llevar por la ambición y terminan convirtiéndose en cascarones de lo que solían ser.
16. Poema de la soleá
Vestidas con mantos negros
piensa que el mundo es chiquito
y el corazón es inmenso.
Vestida con mantos negros.
Piensa que el suspiro tierno
y el grito, desaparecen
en la corriente del viento.
Vestida con mantos negros.
Se dejó el balcón abierto
y el alba por el balcón
desembocó todo el cielo.
¡Ay yayayayay,
que vestida con mantos negros!
Esa sensación ahogante que nos deja la soledad cuando hemos perdido a alguien o algo importante en nuestras vidas y sentimos que ya no hay nada que merezca la pena por lo cuál seguir adelante. Viviendo un luto perpetuo.
17. El poeta pide a su amor que le escriba
Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.
El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.
Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.
Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.
Un llamado desesperado porque la persona amada corresponda ese amor que lo está quemando por dentro. Esto nos ayuda a reflexionar sobre las altas expectativas que podemos tener hacia una persona que no nos puede dar lo que queremos.
18. El lagarto está llorando
El lagarto está llorando La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito de plomo, ay, su anillito plomado!
Un cielo grande y sin gente monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo, lleva un chaleco de raso.
¡Miradlos qué viejos son! ¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay cómo lloran y lloran, ¡ay!, ¡ay!, cómo están llorando.
Otro divertido poema infantil, que habla sobre el amor entre dos personas y cómo pueden sufrir ambos por las situaciones que los rodean. Recordando así, que las parejas deben estar juntas en las buenas y en las malas.
19. La casada infiel
Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua me sonaba en el oído, como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas los árboles han crecido, y un horizonte de perros ladra muy lejos del río.
Pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos, bajo su mata de pelo hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.
Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.
Una interesante historia que nos habla sobre lo que sucede cuando estamos en una relación con alguien casado, pero desconociendo su estado civil. La desesperación y la confusión por seguir adelante o terminarlo todo.
20. Agua, ¿dónde vas?
Agua, ¿dónde vas?
Riyendo voy por el río
a las orillas del mar.
Mar, ¿adónde vas?
Río arriba voy buscando
fuente donde descansar.
Chopo, y tú ¿qué harás?
No quiero decirte nada.
Yo..., ¡temblar!
¿Qué deseo, qué no deseo,
por el río y por la mar?
(Cuatro pájaros sin rumbo
en el alto chopo están.)
Un poema un poco confuso debido a su forma de expresión. Pero el cual nos hace pensar sobre las decisiones que tomamos en la vida y las consecuencias que pueden generar. Lo que nos lleva a estar paralizados entre seguir o detenernos.
21. Si mis manos pudieran deshojar
Yo pronuncio tu nombre
en las noches oscuras,
cuando vienen los astros
a beber en la luna
y duermen los ramajes
de las frondas ocultas.
Y yo me siento hueco
de pasión y de música.
Loco reloj que canta
muertas horas antiguas.
Yo pronuncio tu nombre,
en esta noche oscura,
y tu nombre me suena
más lejano que nunca.
Más lejano que todas las estrellas
y más doliente que la mansa lluvia.
¿Te querré como entonces alguna vez?
¿Qué culpa tiene mi corazón?
Si la niebla se esfuma,
¿Qué otra pasión me espera?
¿Será tranquila y pura?
¡¡Si mis dedos pudieran
deshojar a la luna!!
Este poema nos deja ver con claridad ese sentimiento de pérdida y anhelo que se funden en uno solo cuando extrañamos a una persona que hemos amado y ya no está. Donde comenzamos a cuestionarnos el pasado y visualizar un futuro poco prometedor en el amor.
22. Balada de un día de Julio
Esquilones de plata
Llevan los bueyes.
-¿Dónde vas, niña mía,
De sol y nieve?
-Voy a las margaritas
Del prado verde.
-El prado está muy lejos
Y miedo tiene.
-Al airón y a la sombra
Mi amor no teme.
-Teme al sol, niña mía,
De sol y nieve.
-Se fue de mis cabellos
Ya para siempre.
-Quién eres, blanca niña.
¿De dónde vienes?
-Vengo de los amores
Y de las fuentes.
Esquilones de plata Llevan los bueyes.
-¿Qué llevas en la boca
Que se te enciende?
-La estrella de mi amante
Que vive y muere.
-¿Qué llevas en el pecho
Tan fino y leve?
-La espada de mi amante
Que vive y muere.
-¿Qué llevas en los ojos,
Negro y solemne?
-Mi pensamiento triste
Que siempre hiere.
-¿Por qué llevas un manto
Negro de muerte?
-¡Ay, yo soy la viudita
Triste y sin bienes!
Del conde del Laurel
De los Laureles.
-¿A quién buscas aquí Si a nadie quieres?
-Busco el cuerpo del conde De los Laureles.
-¿Tú buscas el amor, Viudita aleve? Tú buscas un amor Que ojalá encuentres.
-Estrellitas del cielo Son mis quereres, ¿Dónde hallaré a mi amante Que vive y muere?
-Está muerto en el agua, Niña de nieve, Cubierto de nostalgias Y de claveles.
-¡Ay! caballero errante De los cipreses, Una noche de luna Mi alma te ofrece.
-Ah Isis soñadora. Niña sin mieles La que en bocas de niños Su cuento vierte. Mi corazón te ofrezco, Corazón tenue, Herido por los ojos De las mujeres.
-Caballero galante, Con Dios te quedes.
-Voy a buscar al conde De los Laureles...
-Adiós mi doncellita, Rosa durmiente, Tú vas para el amor Y yo a la muerte.
Esquilones de plata Llevan los bueyes.
-Mi corazón desangra Como una fuente.
Un poema que nos recuerda mucho a esos amores de veranos, intensos y apasionados pero inquietantemente cortos, que aunque ya no vuelvan siempre quedan en nuestro corazón como una marca imborrable que siempre se extraña.
23. Canción primaveral
I
Salen los niños alegres
De la escuela,
Poniendo en el aire tibio
Del abril, canciones tiernas.
¡Que alegría tiene el hondo
Silencio de la calleja!
Un silencio hecho pedazos
por risas de plata nueva.
II
Voy camino de la tarde
Entre flores de la huerta,
Dejando sobre el camino
El agua de mi tristeza.
En el monte solitario
Un cementerio de aldea
Parece un campo sembrado
Con granos de calaveras.
Y han florecido cipreses
Como gigantes cabezas
Que con órbitas vacías
Y verdosas cabelleras
Pensativos y dolientes
El horizonte contemplan.
¡Abril divino, que vienes
Cargado de sol y esencias
Llena con nidos de oro
Las floridas calaveras!
Palabras que expresan esa añoranza que nos ofrece la primavera, donde las flores crecen de nuevo, más hermosas y más fuertes. Pero también podemos ver cómo florecen las personas en su nuevo camino.
24. Soneto de la guirnalda de rosas
¡Esa guirnalda! ¡pronto! ¡que me muero!
¡Teje deprisa! ¡canta! ¡gime! ¡canta!
que la sombra me enturbia la garganta
y otra vez viene y mil la luz de enero.
Entre lo que me quieres y te quiero,
aire de estrellas y temblor de planta,
espesura de anémonas levanta
con oscuro gemir un año entero.
Goza el fresco paisaje de mi herida,
quiebra juncos y arroyos delicados.
Bebe en muslo de miel sangre vertida.
Pero ¡pronto! Que unidos, enlazados,
boca rota de amor y alma mordida,
el tiempo nos encuentre destrozados.
Estos versos nos hablan sobre la pérdida. Bien sea sobre la muerte que está próxima o sobre perder a una persona que está a punto de irse de nuestro lado. Entonces solo queda una sola oportunidad de ser felices.
25. Canción de cuna para Rosalía Castro, muerta.
¡Levántate, niña amiga,
que ya cantan los gallos del día!
¡Levántate, mi amada,
porque el viento muge, como una vaca!
Los arados van y vienen
desde Santiago a Belén.
Desde Belén a Santiago
un ángel vienen en un barco.
Un barco de plata fina
que traía dolor de Galicia.
Galicia tumbada y queda
transida de tristes hierbas.
Hierbas que cubren tu lecho
con la negra fuente de tus cabellos.
Cabellos que van al mar
donde las nubes tiñen sus nítidas palmas.
¡Levántate, niña amiga,
que ya cantan los gallos del día!
¡Levántate, mi amada,
porque el viento muge, como una vaca!
Un soneto que muestra el dolor de perder a una persona especial. Por lo que estas palabras son una hermosa forma de recordar la memoria de la vida de esa persona y su influencia en nuestra propia vida.
26. Canción de cuna
Ya te vemos dormida.
Tu barca es de madera por la orilla.
Blanca princesa de nunca.
¡Duerme por la noche oscura!
Cuerpo y tierra de nieve.
Duerme por el alba, ¡duerme!
Ya te alejas dormida.
¡Tu barca es bruma, sueño, por la orilla!
La noche donde duermen todas las cosas y se ocultan las tragedias que las personas quieren ocultar en el día. Recordándonos ese efecto de misterio que trae la noche.
27. Canción tonta
Mamá.
Yo quiero ser de plata.
Hijo,
tendrás mucho frío.
Mamá, yo quiero ser de agua.
Hijo,
tendrás mucho frío.
Mamá.
Bórdame en tu almohada.
¡Eso sí!
¡Ahora mismo!
Este poema infantil puede servir como moraleja para los niños que quieren cosas que no necesitan o quieren apresurar su tiempo para crecer.
28. Los reyes de la baraja
Si tu madre quiere un rey,
la baraja tiene cuatro:
rey de oros, rey de copas,
rey de espadas, rey de bastos.
Corre que te pillo,
corre que te agarro,
mira que te lleno
la cara de barro.
Del olivo
me retiro,
del esparto
yo me aparto,
del sarmiento
me arrepiento
de haberte querido tanto.
Otro de los poemas infantiles más conocidos de García Lorca, con la cual los niños pueden comenzar a analizar las estructuras correspondientes a los poemas.
29. Alba
Mi corazón oprimido
siente junto a la alborada
el dolor de sus amores
y el sueño de las distancias.
La luz de la aurora lleva
semillero de nostalgias
y la tristeza sin ojos
de la médula del alma.
La gran tumba de la noche
su negro velo levanta
para ocultar con el día
la inmensa cumbre estrellada.
¡Qué haré yo sobre estos campos
cogiendo nidos y ramas,
rodeado de la aurora
y llena de noche el alma!
¡Qué haré si tienes tus ojos
muertos a las luces claras
y no ha de sentir mi carne
el calor de tus miradas!
¿Por qué te perdí por siempre
en aquella tarde clara?
Hoy mi pecho está reseco
como una estrella apagada.
Un momento de reflexión o cuestionamiento acerca de las razones por la cual ese amor nunca pudo florecer de la manera esperada. ¿Quién tendrá la culpa del rompimiento?
30. La sombra de mi alma
He llegado a la línea donde cesa la nostalgia,
y la gota de llanto se transforma
alabastro de espíritu.
¡La sombra de mi alma!
El copo del dolor se acaba,
pero queda la razón y la sustancia
de mi viejo mediodía de labios,
de mi viejo mediodía de miradas.
Un turbio laberinto
de estrellas ahumadas
enreda mi ilusión casi marchita.
¡La sombra de mi alma!
Y una alucinación me ordeña las miradas
veo la palabra amor desmoronada.
¡Ruiseñor mío!¡Ruiseñor!
¿Aún cantas?
Ese momento en que nos damos cuenta de cómo hemos vivido nuestra vida hasta ahora. Las oportunidades perdidas, los malos actos y las esperanzas que aún quedan por tener un mejor futuro.
31. Balada interior
El corazón,
Que tenía en la escuela
Donde estuvo pintada
La cartilla primera,
¿Está en ti,
Noche negra?
(Frío, frío,
Como el agua
Del río.)
El primer beso
Que supo a beso y fue
Para mis labios niños
Como la lluvia fresca,
¿Está en ti,
Noche negra?
(Frío, frío
Como el agua
Del río.)
Mi primer verso.
La niña de las trenzas
Que miraba de frente
¿Está en ti,
Noche negra?
(Frío, frío,
Como el agua
Del río,)
Pero mi corazón
Roído de culebras,
El que estuvo colgado
Del árbol de la ciencia,
¿Está en ti,
Noche negra?
(Caliente, caliente,
Como el agua
De la fuente.)
Mi amor errante,
Castillo sin firmeza,
De sombras enmohecidas,
¿Está en ti,
Noche negra?
(Caliente, caliente,
Como el agua
De la fuente.)
¡Oh, gran dolor!
Admites en tu cueva
Nada más que la sombra.
¿Es cierto,
Noche negra?
(Caliente, caliente,
Como el agua
De la fuente.)
¡Oh, corazón perdido!
¡Réquiem aeternam!
Experiencias amorosas que no volverána suceder, pero que dejaron una huella imborrable en el desarrollo de la juventud y de la idea del amor.
32. El silencio
Oye, hijo mío, el silencio.
Es un silencio ondulado,
un silencio,
donde resbalan valles y ecos
y que inclina las frentes
hacia el suelo.
El silencio puede tener dos lados, uno lleno de paz y tranquilidad que nos llevan a la reflexión y un lado ensordecedor donde nos sentimos ahogados, como si estuviéramos vacíos.
33. Gacela del amor imprevisto
Nadie comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre.
Nadie sabía que martirizabas
un colibrí de amor entre los dientes.
Mil caballitos persas se dormían
en la plaza con luna de tu frente,
mientras que yo enlazaba cuatro noches
tu cintura, enemiga de la nieve.
Entre yeso y jazmines, tu mirada
era un pálido ramo de simientes.
Yo busqué, para darte, por mi pecho
las letras de marfil que dicen siempre.
Siempre, siempre: jardín de mi agonía,
tu cuerpo fugitivo para siempre,
la sangre de tus venas en mi boca,
tu boca ya sin luz para mi muerte.
Una de las representaciones de lo que hoy se conoce como ‘amores tóxicos’, donde una persona te promete amor eterno, cuando lo que en realidad hace es aprovecharse de tu bondad para alimentar su ego.
34. Llagas de amor
Esta luz, este fuego que devora.
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.
Este llanto de sangre que decora
lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.
Son guirnalda de amor, cama de herido,
donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.
Y aunque busco la cumbre de prudencia
me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia.
Versos que evocan el desgarro de un corazón que ama a una persona que está lejos de tí. El amor en la distancia es sin duda, el más difícil de todos, porque no tienes una certeza de lo que en realidad sucede.
35. Las seis cuerdas
La guitarra,
hace llorar a los sueños.
El sollozo de las almas
perdidas,
se escapa por su boca
redonda.
Y como la tarántula
teje una gran estrella
para cazar suspiros,
que flotan en su negro
aljibe de madera.
Una oda al poder de las guitarras, Las cuales producen melodías capaces de tocar miles de almas, sin importar cuál sea el sentimiento que prospera en la persona.
¿Cuál es tu poema favorito de Federico García Lorca? Un artista que supo colocar una pasión profunda y palpable en cada una de sus letras.