Transhumanismo: ¿en qué consiste este movimiento intelectual?

Un resumen acerca de la corriente de pensamiento conocida como transhumanismo y sus propuestas.

Transhumanismo

¿Cuál es el siguiente paso en la evolución humana? Existe un grupo de personas que lo tiene muy claro, y defienden una corriente conocida como transhumanismo.

En este artículo descubriremos cuáles son los fundamentos de este movimiento, cuáles son las metas de sus defensores y cuáles son los posibles caminos que pueden tomar para lograr sus objetivos y dar el siguiente paso como especie.

¿Qué es el transhumanismo y en qué creencias se basa?

El transhumanismo es una corriente de pensamiento basada en la creencia y el deseo de que la especie humana debe evolucionar, sirviéndose de todos medios tecnológicos posibles, tanto los que están hoy en día a nuestro alcance como otros por desarrollar.

El objetivo sería potenciar y mejorar todas las capacidades que tiene un humano, ya sea en cuestión de inteligencia y otras habilidades cognitivas como en la potencia y la resistencia física, llegando a prolongar la vida indefinidamente, incluso burlando a la muerte.

El concepto de transhumanismo no es algo nuevo, pues la búsqueda de la vida eterna es algo casi inherente al ser humano, y esto queda patente en infinidad de obras literarias, algunas tan antiguas como el Poema de Gilgamesh, un escrito sumerio que data del año 2500 a.C., aproximadamente. Desde entonces y hasta hoy se han sucedido infinidad de obras en las que se habla de la inmortalidad y de maneras de encontrar la juventud eterna.

Pero es en el siglo XX cuando toda esta corriente toma una forma más definida y surge el transhumanismo como un movimiento compartido. Se podría considerar a John B.S. Haldane como el padre de estas ideas, gracias a un ensayo llamado Dédalo e Ícaro: La ciencia y el Futuro. En este vanguardista escrito, el genetista Haldane plantea conceptos clave para el desarrollo del transhumanismo, como son la eugenesia, la ectogénesis, y el uso de la tecnología como medio para potenciar las capacidades humanas.

Historia del transhumanismo

El mérito de acuñar el término de transhumanismo recae sobre Julian Huxley, biólogo y firme defensor de la eugenesia. En el año 57 publica un artículo en el que explica el cambio de paradigma propuesto entre una vida miserable, dolorosa y corta, como dice que ha sido hasta ahora la que ha experimentado el hombre, y un medio de que la humanidad trascienda como especie, que es lo que propone Huxley, pasando a un nuevo estadio evolutivo del ser humano.

A partir de la década de los 80 del siglo XX se establecieron los primeros encuentros entre intelectuales transhumanistas, con el objetivo de compartir sus ideas y buscar medios para lograr alcanzar sus objetivos en un futuro. En 1998 se funda la Asociación Transhumanista Mundial, o Humanity Plus (puesto que es habitual utilizar la fórmula H+ o h+ para referirse al transhumanismo de una manera abreviada). Son David Pearce y Nick Bostrom, dos filósofos europeos, los encargados de levantar esta fundación.

Solo un año después ya se lanza la Declaración Transhumanista, el manifiesto que recopila los ideales del transhumanismo, establece la definición del concepto y sienta las bases sobre la actitud que debemos tomar hacia las nuevas tecnologías para conseguir la mejora humana que busca este movimiento evitando todos los posibles riesgos asociados que esta metodología puede suponer. En este sentido, defienden que la tecnología debe mejorar la vida del conjunto de las personas de la sociedad, no solo de unos pocos.

Tecnología

El transhumanismo busca lograr sus fines a través de los avances técnicos en diferentes áreas. De entre todas las tecnologías que hay en desarrollo hoy en día, los transhumanistas prestan especial atención a las siguientes.

1. Nanotecnología

La nanotecnología es una de los desarrollos técnicos en los que más empeño se está poniendo en las últimas décadas. Su fundamento es la manipulación de la materia a escalas microscópicas, del orden de nanómetros.

Enfocado al transhumanismo, sería una medio para lograr mejoras médicas gracias a la invención de máquinas moleculares o nanomáquinas, que se desplazarían por el organismo para reparar tejidos, atacar a determinados patógenos, destruir células tumorales, etc.

Aunque la técnica está en sus fases más tempranas, los investigadores son muy ambiciosos con las posibilidades futuras de la nanotecnología, por lo que conviene estar pendientes de los próximos avances, pues pueden marcar un antes y un después en campos como la medicina.

2. Ingeniería genética

Otra de las técnicas que resultan más atractivas para el transhumanismo es la de la ingeniería genética. Se basa en la manipulación del ADN del cigoto, de manera que se logren modificar ciertos genes que impliquen, por ejemplo, algún riesgo de enfermedad congénita, cambiándolos por otros que aumenten las probabilidades de gozar de una buena salud.

Se trata de una ciencia muy controvertida, pues conlleva unas implicaciones éticas muy importantes. ¿Dónde está el límite de lo modificable? ¿Es correcto que unas personas tengan acceso a estas mejoras y otras no, en función de su capacidad económica? ¿Se estaría favoreciendo de esta manera una nueva estratificación social, creando nuevas clases bajas y altas, según si has nacido libre de genes “defectuosos” o en cambio tienes un código genético libre de taras?

Ya veíamos anteriormente que el transhumanismo defiende la aplicación de las mejoras a través de la tecnología para toda la población, no solo para aquellos individuos que se lo puedan permitir económicamente, por lo que la cuestión del uso de la ingeniería genética genera mucho debate al respecto. Toda esta cuestión se explora en la película Gattaca (1997).

3. Cibernética

Aunque el concepto puro de cibernética se refiere a una rama de estudios matemáticos, se ha popularizado otra definición gracias a diferentes obras de ciencia ficción en las que se refieren a la cibernética como la fusión de lo orgánico y lo sintético, del humano y de la máquina, mediante prótesis, chips conectados al cerebro y otro tipo de dispositivos.

Puede parecer un concepto muy futurista, pero en realidad ya se están dando los primeros pasos en esta disciplina. Existen, por ejemplo, extremidades artificiales para personas que han sufrido una amputación y que permiten una cierta movilidad a través de electrodos conectados al cerebro, e incluso exoesqueletos gracias a los cuales pueden ponerse en pie individuos que sufren de paraplejia.

El futuro hipotético de la cibernética pasa por llegar a crear los ciborg, seres humanos que cuentan con implantes tecnológicos en su organismo, como pueden ser órganos sintéticos u ordenadores que interactúan con su propio cerebro. Obviamente, estos avances tienen mucho de ficción, pero también es cierto que hoy día vivimos rodeados de tecnología que sería impensable hace solo unas décadas, por lo que nunca se sabe a dónde llegaremos en un futuro próximo.

4. Inteligencia artificial

La joya de la corona de los avances tecnológicos es la inteligencia artificial, una máquina con unas capacidades tan avanzadas que sería consciente de sí misma. Existe un encendido debate al respecto y ni siquiera se sabe si es posible llegar a crear semejante artefacto, pero lo que es cierto es que las implicaciones que tendría serían tremendamente importantes a muchos niveles.

Crear una inteligencia artificial que superase en muchos aspectos a las propias capacidades del ser humano sería otra vía para ayudarnos a dar un salto evolutivo y lograr muchos de los objetivos que propone el transhumanismo, por lo que esta es otra de las técnicas sobre la que depositan muchas de sus esperanzas para el futuro.

5. Fusión mente y máquina

Combinando parte de la inteligencia artificial y parte de la cibernética que veíamos antes, una vía que se ha explorado en muchas obras de ficción como medio para trascender a la propia humanidad sería la de lograr una fusión total entre la mente y la máquina, abandonando el soporte orgánico de nuestro cuerpo para utilizar uno mecánico y digital, como sería el de un ordenador.

Tanto la película Trascendence (2014) como el videojuego Soma (2015) se adentran en las implicaciones de este concepto y resultan muy interesantes por todos los planteamientos filosóficos que plantea. Si copiamos la mente de una persona en un ordenador, ¿sigue siendo esa persona? ¿Ambas versiones de la mente lo serían? Si desconectamos el ordenador, ¿estaría muriendo? Si hacemos dos copias, ¿serían personas independientes?

Este es la tecnología más futurista de todas y, por el momento, la más alejada de la realidad, pues no hay nada que nos haga pensar que sería posible llevarla a cabo en un futuro. Además, no hay que olvidar que nosotros, cada individuo, somos un ser humano por nuestro propio organismo. Es decir: cuerpo y mente no se pueden separar. Por lo tanto, la idea de transferir nuestra conciencia a una máquina, separada de todos los componentes orgánicos de nuestro cuerpo es, cuanto menos, improbable, y seguramente imposible.

En resumen, debemos tomar tomar todos estos futuros avances tecnológicos con cautela, sabiendo que muchos de ellos son mera ficción, pero que otros, seguro, llegarán, y nos cambiarán la vida, puede que incluso cumpliendo con algunos de los objetivos del transhumanismo.

Referencias bibliográficas:

  • Bostrom, N. (2011). Una historia del pensamiento transhumanista. Argumentos de razón técnica.
  • Diéguez, A. (2017). Transhumanismo: La búsqueda tecnológica del mejoramiento humano. Barcelona. Herder.
  • Fernández, H.V. (2009). Transhumanismo, libertad e identidad humana. Thémata. Revista de Filosofía.
  • Hottois, G. (2013). Humanismo; Transhumanismo; Posthumanismo. Revista Colombiana de Bioética.

Luis Martínez-Casasola (Madrid, 1988) se licenció en Psicología en la UAM y cuenta con un máster en Psicología Forense por la URJC y el COP de Madrid, así como con una especialización en recursos humanos. Tras varios años de experiencia en la redacción de contenidos web, ahora colabora como divulgador para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

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