En 1908, una expedición dirigida por los arqueólogos Josef Szombathy, Hugo Obermaier y Josef Bayer estaba excavando en Willendorf, en la baja Austria, muy cerca del Danubio. Uno de los trabajadores, J. Veran, realizó un hallazgo singular: una estatuilla muy pequeña, de unos 11 cm de largo y 5 de ancho, que representaba a una mujer con prominentes atributos femeninos. Se la bautizó como Venus de Willendorf, y se dató su ejecución hacia el 30.000 a.C.
¿Cuál era el significado de esta estatuilla? ¿Qué uso había tenido durante el Paleolítico? ¿Era verdad, como supusieron los primeros científicos, que representaba el ideal de belleza femenino de la época? ¿O quizá era una representación de la Diosa Madre?
En este artículo intentaremos desentrañar los misterios de la Venus de Willendorf que, como veréis, no son pocos.
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Características de la Venus de Willendorf
A pesar de que el descubrimiento era verdaderamente sensacional, la de Willendorf no era la primera Venus paleolítica que se encontraba en Europa. En 1893, el equipo del arqueólogo Édouard Piette halló en Brassempouy, Francia, una interesante cabeza de mujer tallada en marfil de mamut y de dimensiones diminutas (3,65 x 2,2 cm).
A pesar de su pequeñez, la figurilla presentaba una delicadeza exquisita: las facciones estaban claramente talladas (menos la boca, que era inexistente) y mostraba un elaborado peinado, cuya solución mediante cuadrículas hizo pensar a muchos especialistas que se trataba de una capucha.
La de Willendorf, a pesar de ser bautizada también como Venus, posee unas características muy diferentes. Para empezar, no tiene rostro: solo presenta una especie de gorro (o lo que también podría ser un peinado, a base de trenzas enroscadas) que le cubre casi toda la cabeza. Además, mientras que la Venus de Brassempouy carece de cuerpo, la de Willendorf muestra unas formas voluminosas, con los atributos femeninos (vulva, pechos, caderas) abultados.
Los primeros científicos que estudiaron estas Venus (y las otras muchas que fueron apareciendo a lo largo de la geografía europea, y que correspondían más o menos al mismo periodo) pensaron que las estatuillas podrían estar plasmando lo que en el Paleolítico Superior era el ideal de belleza femenino. Es por ello por lo que denominaron a todas las figurillas “Venus”, en alusión a la diosa de la belleza. Sin embargo, a lo largo del siglo XX esta teoría se ha ido desmontando en favor de otras que los especialistas han considerado más plausibles. Vamos a ver de cuáles se trata.
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La Gran Diosa primigenia
La anatomía que muestran estas Venus (en su mayoría, con los genitales y las mamas muy abultados) ha sugerido la posibilidad de que se tratara de amuletos que aseguraban la fertilidad y la abundancia. De hecho, el reducido tamaño de las estatuillas evidencia su carácter “movible”; sin duda estaban hechas para poder ser trasladadas fácilmente de un lugar a otro.
Recordemos que las poblaciones europeas del Paleolítico Superior (esto es, un periodo que abarca desde el 40.000 hasta el 10.000 a.C.) eran nómadas. El hecho de que la mayoría de las Venus (y la de Willendorf no es una excepción) carezcan de pies refuerza esta teoría, ya que no tienen un soporte sobre el que sostenerse. ¿Se llevaban entonces colgadas al cuello?
Por otro lado, la enorme presencia de figurillas femeninas (se han encontrado más de un centenar) podría demostrar la situación privilegiada que ostentarían las mujeres en estos grupos de cazadores-recolectores. Siguiendo esta teoría, sería bastante probable que la mujer estuviera investida de un carácter casi sagrado, al ser la depositaria del milagro de la vida.
Esto enlazaría, por supuesto, con la teoría de la Gran Diosa, que sostiene que, mucho antes de la llegada de los pueblos indoeuropeos y su religión, existía en Europa una corriente de adoración a una Diosa Madre, a un tiempo dadora y negadora de vida, responsable del nacimiento y la muerte. Entonces, las famosas Venus no serían otra cosa que representaciones de esta Gran Diosa primigenia.
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Amuletos contra la muerte
Sin embargo, últimamente han aparecido nuevas teorías que son igualmente interesantes y dignas de tener en cuenta. Es el caso del estudio Upper Paleolithic Figurines Showing Women with Obesity may Represent Survival Symbols of Climatic Change, de la Universidad de Colorado, donde los autores proponen que, en realidad, el sobrepeso de las Venus sería, en realidad, una protección contra la hambruna y la muerte.
La teoría tiene sentido si tomamos en consideración el periodo en el que se tallaron las figurillas, que coincide con la última Gran Glaciación. Los investigadores se dieron cuenta de que el volumen corporal de las Venus prehistóricas crecía a medida que se encontraban más cerca de los glaciares o más cercanas en el tiempo a las grandes glaciaciones. Todo ello les llevó a pensar que, ante el miedo de morir de hambre, el ser humano paleolítico empezó a valorar los cuerpos bien nutridos como garantía de supervivencia del grupo.
Y es que no es cierto que todas las Venus encontradas presenten un gran volumen anatómico. Según Henri Delporte, la tipología de Venus cambiaría según la región en que estas se encontraran, lo que parece encajar más o menos con la teoría de la Universidad de Colorado. Así, por ejemplo, mientras que la Venus de Willendorf presenta unos pechos y unas caderas abultados, tenemos otros ejemplos como las Venus de Mal’ta, en Rusia, que no presentan rasgos de exageración anatómica.
¿Una cultura común?
A pesar de las diferencias antes descritas, sí es cierto que todas las Venus europeas del periodo muestran unas características parecidas: son representaciones de mujeres estereotipadas y tienen un tamaño muy reducido (ninguna sobrepasa los 25 cm). Así, se puede afirmar que existía un intercambio fluido entre los grupos humanos establecidos en Europa durante el Paleolítico.
De hecho, un reciente estudio de un equipo interdisciplinar, formado por expertos de la Universidad de Viena y el Museo de Historia Natural de la misma ciudad, ha demostrado que el material con el que está hecho la Venus de Willendorf no se encuentra en ningún lugar cercano a donde fue hallada.
La estatuilla fue tallada en roca oolita, un material muy poroso que facilita el modelaje, y policromada después con ocre rojo. Sin embargo, la región más cercana donde se hallan yacimientos de este tipo se encuentra en el norte de Italia y, en menor medida, en Ucrania, lo que demuestra que los hombres y mujeres del Paleolítico se movían constantemente.
Si la cultura de las Venus se dio en toda Europa, desde el Pirineo francés hasta Siberia, resulta muy curioso el siguiente dato: no existe constancia de ninguna Venus en la Península Ibérica, lo que no hace sino aumentar los interrogantes sobre la historia y el significado de estas representaciones prehistóricas.
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