Todos tenemos en mente las excavaciones arqueológicas, pues son la base del argumento de numerosas novelas, películas e incluso cómics. Los objetos hallados en estas excavaciones han excitado, desde siempre, la imaginación popular. Desde momias en Egipto hasta códices medievales; todo es susceptible de originar una maravillosa historia de terror o de ciencia-ficción.
Pero, dejando la fantasía a un lado, ¿sabemos qué es la arqueología exactamente, y en qué consiste? ¿Cuándo se originó? ¿En qué basa sus estudios? En este artículo repasamos brevemente qué es y cuáles son las características de esta disciplina.
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¿Qué es la arqueología?
La arqueología es la ciencia que estudia las sociedades pasadas a través de los restos que se han conservado de ellas. Estos restos pueden ser ruinas arquitectónicas, pinturas, elementos religiosos y otros objetos, como también restos humanos. La nomenclatura de esta ciencia está formada por las palabras griegas “archaios” (antiguo, viejo) y “logos” (conocimiento). En una palabra; la arqueología trata de recuperar a las sociedades del pasado con el fin de comprender mejor tanto estas comunidades antiguas como nuestro propio presente.
Para este fin, la arqueología toma prestadas técnicas y procedimientos de otras ciencias, tales como la historia, la geografía o la biología. Es importante conocer la evolución histórica de un lugar para contextualizar un hallazgo, pero también pueden ser relevantes los conocimientos en materia de genética o traumatología; por ejemplo, para determinar si los restos humanos hallados son de hombre o mujer deberemos realizar un análisis del ADN extraído, y si queremos saber la causa de la muerte, tendremos que estar atentos a cualquier fractura ósea que pueda indicar un accidente o un asesinato.
Es importante señalar que, para que un yacimiento sea considerado arqueológico, debe contener restos humanos, tanto biológicos como de los productor creados por esa sociedad. Un yacimiento que contenga solo huesos de animales, por ejemplo, no será considerado arqueológico, y dependerá de otras disciplinas, como la paleontología.
Orígenes de la arqueología
La fiebre por descubrir el pasado se incrementó de forma exponencial durante el siglo XIX. Nacieron así las excavaciones que pretendían sacar a la luz los restos de las civilizaciones antiguas, no siempre mediante los métodos más ortodoxos. En medio de la fiebre por el coleccionismo de antigüedades, proliferaron el tráfico de bienes patrimoniales y el expolio arqueológico.
Por ejemplo, Heinrich Schliemann, considerado por algunos como uno de los primeros arqueólogos modernos, destruyó durante sus excavaciones muchos estratos arqueológicos, desastre que supuso la pérdida irremediable de una valiosa información histórica. El propio Schliemann sacó ilegalmente del territorio del entonces Imperio Otomano varias piezas que había encontrado, expolio que le valió una amonestación y el pago de una multa.
Desgraciadamente, el siglo XIX está repleto de personajes que, como él, se dedicaron a extraer bienes de forma ilegal. Egipto en particular fue víctima de una auténtica “masacre arqueológica”. El famoso caso del busto de la reina Nefertiti, sacado del país por su descubridor, Ludwig Borchardt, ha hecho correr ríos de tinta. Parece ser que Borchardt no inventarió correctamente el busto de la reina, quizá para hacer creer a las autoridades egipcias que no era tan valioso. El caso es que el busto salió de Egipto más o menos a escondidas, y actualmente es objeto de reclamación insistente por parte del gobierno egipcio.
Afortunadamente, hoy en día el panorama es muy distinto. La disciplina arqueológica goza actualmente de un protocolo en el proceso de excavación, extracción, inventariado e investigación, y los bienes patrimoniales están sujetos a leyes de protección por parte de los diferentes estados y la comunidad internacional.
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La labor del arqueólogo
Cuando pensamos en la arqueología, nos viene a la mente una excavación repleta de trabajadores y científicos, que extraen objetos y los inventarían constantemente. Sin embargo, esa es solo una parte del trabajo, el denominado “trabajo de campo”. Existen otras áreas a las que el arqueólogo se puede dedicar, ente las que se encuentran la docencia y la investigación. Si nos centramos en el trabajo de campo, encontramos tres etapas principales:
- La primera, la exploración de los territorios susceptibles de cobijar restos arqueológicos. En este punto, es necesario delimitar el terreno sobre el que se trabajará.
- La segunda, el proceso de excavación y extracción de los elementos del yacimiento.
- La tercera parte se lleva a cabo en el laboratorio, donde se lavan, se analizan las piezas extraídas y se catalogan minuciosamente, con el fin de poseer un registro completo del yacimiento.
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Especializaciones de la arqueología
La arqueología como disciplina se ha ido subdividiendo en los últimos decenios. Como resultado, tenemos varias ramas que penden de esta ciencia principal y que, por supuesto, comparten métodos y herramientas de estudio. Veamos las más importantes.
1. Etnoarqueología
Se encarga de estudiar los restos materiales de culturas pre-industriales todavía existentes, por ejemplo, una tribu del África actual, para tratar de comprender mejor las sociedades del pasado. Al mismo tiempo, las técnicas arqueológicas usadas por la etnoarqueología permiten también entender a estas sociedades actuales.
2. Arqueología cognitiva
Se especializa en el estudio del pensamiento de nuestros antepasados a través de sus restos materiales; es decir, cómo se ha desarrollado la conducta en el género Homo. Fue Colin Renfrew quien, en la Universidad de Cambridge, anunció el nacimiento de esta disciplina arqueológica, que focalizaba su estudio en el “por qué” más que en el “qué”. En otras palabras, qué había llevado a nuestros ancestros a producir unos objetos y no otros.
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3. Arqueología contextual
Esta tipología pone especial énfasis en el contexto y usa métodos contextuales de análisis. Parte de la idea de que las comunidades del pasado se relacionaban desde varias perspectivas: social, económica y espacialmente. La arqueología contextual tiene muy presente, pues, que cada resto encontrado es una manifestación de un contexto concreto y único.
4. Arqueología experimental
Intenta descifrar, por ejemplo, cómo se construyó un monumento o cuál era el funcionamiento exacto de una herramienta encontrada. Para ello, la arqueología experimental reconstruye artificialmente la situación y analiza los resultados obtenidos. Uno de los mejores ejemplos es el experimento que se está realizando en Overton Down, en Inglaterra, donde se ha construido una colina, imitando la que mantenía oculto el poblado de Çatal Huyuk, en Turquía. En esta colina artificial se enterraron objetos de diferentes materiales, con el fin de observar su conservación a lo largo de los años.
5. Arqueología de la arquitectura
También conocida como “arqueología arquitectónica” o “mural”, es la especialización que se encarga del estudio de los materiales arquitectónicos. El término fue acuñado en 1990 por el arqueólogo Tiziano Mannoni (1928-2010). A través de los restos constructivos, se pretende conocer la sociedad que los ha producido; para ello, se utilizan herramientas como el método estratigráfico, que se encarga de analizar los diferentes estratos del yacimiento arqueológico.
Mediante esta disciplina, se conocen las reformas que han sufrido los diversos edificios y en qué época fueron modificados.
6. Arqueología pública
Se trata de la más reciente de las disciplinas derivadas de la arqueología, puesto que actualmente sigue en proceso de definición. La arqueología pública es, básicamente, la relación que se establece entre la sociedad y la arqueología. El término fue usado por primera vez por Charles McGimsey en 1972, en su libro Public Archeology, y se centraba en la interacción de las comunidades indígenas con la sociedad. Sin embargo, el campo de estudio de la arqueología pública es mucho más amplio, pues también se centra en el comercio ilegal de bienes patrimoniales, la memoria histórica y su influencia en la política, la imagen que la sociedad tiene de la arqueología, la participación directa del público en las excavaciones, etc.
Algunos descubrimientos arqueológicos que han pasado a la historia
Son muchos los hallazgos que han conseguido un lugar de honor en la historia de la arqueología. Veamos algunos de ellos.
1. Las ruinas de Pompeya y Herculano
Fueron descubiertas en 1738, lo que convierte a este yacimiento en uno de los primeros hallazgos de la arqueología. De hecho, se descubrió cuando esta disciplina todavía no estaba ni siquiera concebida, por lo que las excavaciones se realizaron casi a ciegas y sin ningún método científico establecido. Su fama dio la vuelta al mundo, y provocó una auténtica fiebre por lo clásico.
2. La Piedra de Rosetta y el inicio de la egiptología
Descubierta durante las campañas napoleónicas en Egipto, es gracias a esta estela que podemos comprender la lengua hablada por los antiguos habitantes del Nilo. Jean-François Champollion, un joven historiador de 32 años, consiguió descifrar, tras un arduo trabajo, los caracteres egipcios que figuraban en la piedra. Corría el año 1822 y el descubrimiento establecía los cimientos de la egiptología.
3. Heinrich Schliemann y la mítica Troya
Todavía hoy existen dudas de si los estratos de la ciudad descubierta en Turquía por el prusiano Heinrich Schliemann corresponden a la Ilión cantada por Homero. Su descubridor estaba convencido de ello, aunque pudo influir en su convencimiento la pasión casi obsesiva que sentía por la Grecia antigua. En todo caso, el método usado por Schliemann fue poco ortodoxo; durante el proceso de excavación, que dicen que incluyó dinamita, se perdieron importantes estratos arqueológicos de forma irreversible.
4. Howard Carter y la tumba de Tutankamón
En noviembre de 1922 este arqueólogo británico descubría la tumba KV62 en el Valle de los Reyes, Egipto, y la identificaba con la sepultura perdida de Tutankamón. El hallazgo era excepcional, pues se trataba de la única tumba egipcia que no había sido asaltada y todavía conservaba todo su magnífico ajuar funerario, que incluía la famosa máscara del rey-niño. El descubrimiento se hizo todavía más famoso al correr el rumor de una supuesta maldición, basada en el hecho de que muchos de los participantes del hallazgo murieron en un periodo corto de tiempo. Curiosamente, Howard Carter tardó varias décadas en morir.
5. Las cuevas de Lascaux
En la década de 1940 se descubrieron unas bellísimas muestras de arte rupestre en unas cuevas de la Dordoña francesa. El hallazgo marcó un hito en la investigación de la cultura de las comunidades paleolíticas europeas y la comprensión de sus manifestaciones artísticas.