El alcoholismo representa una de las mayores problemáticas de salud a las que se enfrenta nuestra sociedad. Esto se debe, en gran medida, a la aceptación y normalización que se ha producido a nivel cultural del consumo del mismo. La ingesta de alcohol se ha validado socialmente y, de este modo, se ha hecho presente en el día a día de las personas.
Con el tiempo, se han desarrollado diferentes intervenciones para la recuperación del alcoholismo. En este artículo nos centraremos en explicar el gran papel que juega, o puede llegar a jugar, la familia en este proceso del tratamiento del alcoholismo. Abordaremos también las posibles dificultades que pueden encontrarse y, por último, mencionaremos algunas estrategias que permitan mejorar dicha implicación.
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Características del alcoholismo
El alcoholismo se considera en la actualidad una enfermedad que también se conoce como "trastorno por consumo de alcohol". Dicha patología se recoge dentro de los principales manuales diagnósticos de salud mental. Este enfoque supuso un gran cambio. Es crucial que el entorno comprenda que se trata de una enfermedad.
Es necesario que el diagnóstico se lleve a cabo por profesionales de la salud especializados. Sin embargo, es importante tener presentes las características principales para poder pedir ayuda en cuanto se detecten las señales de alarma. Algunas de ellas son las siguientes:
- Necesidad de consumir alcohol (craving).
- Tolerancia a la sustancia (cada vez necesita más cantidad para obtener el mismo efecto).
- Intentos frustrados «moderar» la ingesta o dejarla por completo.
- Aparición del síndrome de abstinencia si no hay consumo.
- Priorizar la ingesta a pesar de las consecuencias que conlleva.
- Incumplimiento de las responsabilidades a causa del consumo.
- Reducción de las actividades placenteras y/o deterioro de los vínculos relacionales.
La importancia de la implicación familiar en el tratamiento del alcoholismo
El alcoholismo es una enfermedad no afecta únicamente a la persona que la padece, sino que también afecta a las personas que la rodean. Cada vez son más los estudios y la evidencia que avala el importante papel que desempeña la familia en la recuperación. Sin embargo, es importante comprender que hay muchos estilos de familia y no todas las dinámicas son beneficiosas o adaptativas.
Así pues, debemos tener claro que estos beneficios solo se darán cuando el sistema familiar supone un espacio seguro para la persona enferma en el que puede expresar libremente cómo se siente. Además, es necesario que la familia esté realmente comprometida con el proceso.
Tal y como mencionamos anteriormente, es necesario llevar a cabo un proceso de psicoeducación sobre el alcoholismo para que puedan acompañar de forma óptima a su ser querido. El trastorno por consumo de alcohol se trata de una enfermedad, no de una falta de voluntad o autocontrol.
Además, es crucial que la familia comprenda cuáles pueden ser los desencadenantes o disparadores de las recaídas para ayudar a prevenirlas. En esta línea, una mayor comprensión sobre las causas de la enfermedad pueden contribuir a un mejor acompañamiento emocional.
Para la persona que está en tratamiento es crucial sentir que su entorno le apoya durante el proceso. Para ello, es esencial que puedan establecerse conversaciones honestas y libres de juicio en todo momento. Sentirse en un espacio seguro donde el afecto y la paciencia están presentes es básico para mantenerse motivado en los momentos duros del proceso.
Son muchos los programas de intervención que en la actualidad incluyen la terapia familiar. Se considera un aspecto realmente positivo puesto que la persona se siente menos sola, más comprendida y acompañada mientras que la familia comprende mejor la enfermedad y su papel en ella. Se trabajan aspectos como la resolución de conflictos, la comunicación y la prevención de recaídas.
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Posibles desafíos en el proceso y la implicación familiar
Cada familia es única y las adversidades que pueden darse en relación al proceso pueden variar considerablemente de unas a otras. Sin embargo, con frecuencia encontramos que uno de los principales desafíos es el hecho de que la familia puede estar negando el problema y eso retrasa, dificulta o impide el tratamiento.
Por otro lado, podemos encontrar que algunas familias tengan dinámicas disfuncionales que las lleven a no involucrarse en el proceso o, incluso, entorpecerlo. Además, en aquellas en las que sí se reconoce el problema y se implican en el proceso, puede llegar a darse una sensación de sobrecarga o saturación con la enfermedad, sus consecuencias y el tratamiento.
Fromm Centro De Desintoxicación Y Tratamiento De Adicciones
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Estrategias para mejorar la implicación familiar
Uno de los principales aspectos a tener en cuenta si queremos mejorar la implicación familiar en el tratamiento del alcoholismo es el fortalecimiento del vínculo entre la persona enferma y la familia. La terapia familiar es una herramienta poderosa en este sentido puesto que permite crear el ambiente basado en la comunicación, el respeto y libre de juicio que tan necesario es.
Además, existen cada vez más recursos que han sido diseñados específicamente para acompañar a familiares de personas diagnosticadas con trastorno por consumo de alcohol. En estos grupos se pueden compartir experiencias, aprender sobre el manejo de determinadas circunstancias e incorporar múltiples recursos que pueden ser realmente útiles en el proceso tanto para la familia como para la persona enferma.