Adicciones y entorno familiar: entrevista al Dr. Eduardo Ramadas

Entrevistamos al Dr. Eduardo Ramadas da Silva, fundador del centro terapéutico VillaRamadas.

Eduardo Ramadas

Las adicciones son mucho más que una interacción de sustancias químicas en el cerebro. Más allá de la escala molecular, la escala de las interacciones humanas también juega un papel muy importante en la aparición y mantenimiento de los procesos adictivos... y también influyen a la hora de superar estos problemas de salud.

Para hablar sobre este tema entrevistamos a un experto en adicciones, el Dr. Eduardo Ramadas da Silva, quien está al frente del centro terapéutico internacional VillaRamadas.

Entrevista al Dr. Eduardo Ramadas: la relación entre la adicción y el ámbito familiar

Dr. Eduardo Ramadas Da Silva es CEO y fundador del centro de tratamiento de las adicciones VillaRamadas. Es creaor del modelo terapéutico Change & Grow, y lleva más de 20 años ayudando a pacientes que presentan diferentes problemas de la regulación de los impulsos y de las emociones. En esta ocasión nos habla acerca del vínculo entre el contexto familiar y la adicción.

¿Cuáles son las primeras señales que suelen indicar que un familiar está desarrollando una adicción?

La adicción se puede traducir en la atención, tiempo y dedicación que un individuo invierte en una determinada sustancia o actividad de su vida en detrimento de las otras áreas de la misma (contexto familiar, laboral, social). A partir del momento en que una o más áreas de la vida de un individuo se descuidan y, en consecuencia, se ven afectadas de forma negativa, podemos enfrentar las primeras señales de una adicción.

Podemos identificar como signos de una posible adicción determinados comportamientos, signos físicos o cambios en la forma de ser y de estar de un individuo, tales como el cansancio, la fatiga, temblores, sudoración, náuseas, descuido en lo que se refiere al cuidado y hábitos de higiene, cambios en los patrones del sueño y de la alimentación, cambios de humor, ansiedad, irritabilidad, impulsividad, baja tolerancia a la frustación, mentira y omisión para la obtención de la misma, etc.

¿Es frecuente que los familiares de la persona adicta se vean en el problema de que esta no reconoce que tiene un problema?

Sí, ya que el reconocimiento y la consecuente aceptación de la adicción como una enfermedad puede ser un proceso complejo, lento y doloroso que ocurre después de que un individuo pase por determinadas fases, una de las cuales es la negación.

En esta fase del proceso, el individuo niega tener un problema, ya que cree tener el control total de su patrón adictivo, creyendo que se han cumplido todas las condiciones para dejar el consumo cuando lo desea, defendiendo que estos comportamientos se deben únicamente a deseos controlables y no a una necesidad resultante de la repetición obsesiva de los hábitos.

¿Qué pueden hacer estos familiares para favorecer que ese ser querido asuma que hay que actuar cuanto antes? Existe el riesgo que aparezca la confrontación.

La mayoría de las familias no están preparadas ni tienen los conocimientos necesarios para tratar con la adicción. Por ello, el primer paso será buscar informaciones y ayuda específica para cada caso.

Sin embargo, existen maneras en que la familia puede adoptar para aumentar la conciencia del ser querido sobre el problema de la adicción, es decir, a través de la comunicación con él o ella. Es importante ofrecer ayuda e intentar comprender, apoyar y soportar, demostrando al adicto que no está solo y que la familia está dispuesta y comprometida con la búsqueda de soluciones.

Es esencial que la familia acepte la adicción como una enfermedad, mostrar empatía, respeto e interés en ayudar al individuo. Si es posible, la reflexión sobre los pros y contras del comportamiento adictivo puede hacer que el individuo se dé cuenta de ello y lo lleve a cuestionar la necesidad de cambiar el patrón de comportamiento, haciendo que defina objetivos para sí y para su vida futura, es decir, buscar ayuda profesional y especializada.

Sin embargo, es importante que la familia no se vuelva complaciente con el inidividuo y sea capaz de establecer sus límites y ser asertivo con él mismo, sin asumir la responsabilidad total de sí mismo y de su enfermedad y no ceder ante las mentiras y las manipulaciones, responsabilizándolo por sus decisiones y comportamientos.

Y una vez ya se ha conseguido convencer a esa persona de lo que le pasa es una adicción, ¿cómo se pasa de las ideas a los hechos? ¿Es importante guiar al familiar en el proceso de informarse sobre las terapias disponibles, a elegir la clínica a la que acudir y a pedir cita, o es mejor no estar tan encima de él?

Continuando con la pregunta anterior, es importante que la familia promueva una reflexión al individuo sobre las consecuencias de su patrón de comportamiento adictivo y demuestre su disponibilidad, apoyo y compromiso en la búsqueda de ayuda y soluciones.

Es importante que la familia no asuma la responsabilidad total por la búsqueda de ayuda, sino alientar y apoyar al individuo, pudiendo, juntos buscar diferentes posibilidades de apoyo profesional y especializado, teniendo en consideración la voluntad del individuo y la fase de la adicción en que éste se encuentra.

Como he mencionado anteriormente, es imprescindible que el individuo asuma sus reponsabilidades, lo que no impide a la familia ser parte del proceso de búsqueda y exploración de opcines de tratamiento especializado.

Una vez ha empezado la terapia, ¿cómo pueden ayudar los familiares para que el paciente cumpla sus objetivos de mejoría?

Es importante que, siempre que sea posible, la familia acompañe en su proceso y se mantenga informada de su evolución, manteniendo el contacto con el familiar y con el equipo profesional que lo o la acompaña. Así la familia puede aprender sobre las necesidades del individuo y la postura y contribución que puede y debe adoptar con él o ella.

Además, y si es posible, la familia se beneficiará si fuese acompañada por profesionales o si se integra en grupos de apoyo, como por ejemplo reuniones de apoyo a familiares de adictos, en las que podrá compartir dificultades, pedir ayuda y recibir identificaciones y posibles sugerencias.

Con respecto a la relación con el familiar adicto, es importante que la familia adopte una postura de mente abierta y de aceptación, mostrando empatía y voluntad de apoyar y ayudar al adicto, manteniendo una postura asertiva y promoviendo la autonomía del familiar, se trata de compartir pensamientos y sentimientos y pedir ayuda.

Y si en el proceso esa persona se autoengaña con excusas para poder recaer una y otra vez creyendo que lo está haciendo bien, ¿qué se recomienda hacer?

La recaída puede ser parte de un proceso de recuperación, siendo que ésta no implica un retroceso completo del proceso. Tal como fue mencionado anteriormente, no compete a la familia la total responsabilidad por el proceso de recuperación del adicto, así como no se deberá culpar a la familia caso ocurra una recaída.

La familia puede adoptar una postura activa en el proceso de recuperación del adicto, manteniendose alerta a las señales de recaída, tener la mente abiertta para escuchar y estar disponible para ayudar y apoyar al adicto, no asumiendo la responsabilidad por las decisiones y comportamientos del individuo.

Por tanto, la familia puede adoptar una postura de aceptación y de proactividad en la ayuda al individuo, siempre que éste sea capaz de compartir y pedir ayudar. Sin embargo, también compete a la familia no ser complaciente ni dejarse manipular por el individuo, estando atenta a los signos de la posible manipulación.

Es importante que la propia familia establezca sus límites y se imponga en la relación con el individuo, promoviendo una reflexión sobre las consecuencas de la adicción no sólo para el individuo sino para la dinámica familiar.

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