El autismo es un trastorno altamente conocido en la actualidad, conociendo a grandes rasgos la mayoría de la población algunas de sus principales características. Lo mismo ocurre con el síndrome de Asperger. Ambos trastornos forman parte a día de hoy del denominado trastorno del espectro del autismo o TEA, habiéndose integrado en un único trastorno en el DSM 5 debido a la presencia de una sintomatología muy semejante.
Sin embargo, si esto no se había producido hasta ahora es debido a que aunque semejantes e íntimamente relacionados, existen elementos que los distinguen. Es sobre dichas características de las que vamos a hablar en este artículo: las principales diferencias entre el síndrome de Asperger y el Autismo.
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Conceptualizando autismo
El autismo es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por la presencia de alteraciones sociales, de lenguaje y del comportamiento. Se trata de un problema que suele detectarse en etapas muy tempranas del desarrollo, pudiendo verse por lo general antes de los tres años de edad algunos de los principales síntomas.
En este sentido, destaca la presencia de déficits comunicativos como la ausencia o dificultad a la hora de emplear o entender el lenguaje no verbal, dificultades para relacionarse o incluso en algunos casos aparente falta de interés por ello. Les cuesta entender que los demás tienen una mente independiente de la suya, y en ocasiones pueden tener actitudes instrumentales. Suelen rechazar el contacto físico (si bien en algunos casos sí aceptan o buscan el de personas significativas). A menudo dan la impresión de estar encerrados en su interior, con conductas poco exploratorias con el entorno.
Es frecuente que se de junto a cierto grado de discapacidad intelectual, así como un retraso en la adquisición y desarrollo del lenguaje (pudiendo en algunos casos no adquirirlo por completo). Tienen gran dificultad con el uso social y pragmático del lenguaje, y en algunos casos pueden incluso llegar al mutismo total, o a la emisión de pocos sonidos.
A nivel conductual destaca la presencia de intereses y actividades repetitivas y rutinarias, con las que suelen tener gran fijación. Suelen ser rígidos, costándoles adaptarse a las novedades y precisando de rutinas para sentirse seguros. Por último, pueden tener hipo o hipersensibilidad a la estimulación (frecuentemente ante ruidos y luces) y es habitual que presenten movimientos estereotipados que les sirven como autoestimulación.
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El síndrome de Asperger
En lo que respecta al síndrome de Asperger, es también un trastorno del neurodesarrollo, pero suele tardarse mucho más tiempo en observarse, generalmente cuando empieza a aumentar el nivel de exigencia social y a establecerse vínculos más estrechos. Comparte con el autismo la existencia de dificultades interpersonales y comunicativas, así como la existencia de intereses restringidos y patrones comportamiento repetitivos (requiriendo también de rutinas y presentando dificultades para acostumbrarse a cambios).
En el lenguaje también poseen dificultades, aunque no existe un retraso y el problema se limita al uso pragmático de éste y a la comprensión de lenguaje figurado. Suelen ser muy literales. Les cuesta captar información referente a las emociones ajenas, y es frecuente que también les sea difícil expresar las propias, tanto a nivel de lenguaje verbal como no verbal. En su mayoría tienen una capacidad cognitiva normativa y por lo general no padecen discapacidad intelectual.
Pese a ello suele existir un cierto retraso motor. El comportamiento típico es por lo general adaptativo y suelen tener curiosidad e interés por el entorno exterior.
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Principales diferencias
Vistas las descripciones genéricas de ambos trastornos, podemos observar que aunque comparten gran cantidad de características, presentan rasgos que han provocado que hasta hace pocos años se consideraran trastornos distintos. Las principales diferencias son las siguientes.
1. Capacidad intelectual
Una de las diferencias quizás más remarcables entre Asperger y autismo lo encontramos en la tendencia a tener determinados niveles de capacidad intelectual. Mientras que en asperger se suele encontrar una capacidad intelectual en la media poblacional, el autismo suele cursar con algún grado de discapacidad intelectual (si bien en algunos casos tienen una capacidad cognitiva situada en la media poblacional).
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2. Comportamiento adaptativo y autonomía
Aunque existen elementos que suponen dificultades para ambos, por norma general el asperger suele poder actuar autónomamente sin grandes problemas (más allá de posibles problemas sociales). En el caso del autismo típico, estas dificultades son mucho mayores y quienes lo padecen pueden precisar de un apoyo continuado
3. Diferencias en el lenguaje
A pesar de que en ambos casos se manifiesta algún tipo de dificultad en el lenguaje, existen grandes diferencias en lo que respecta a esta capacidad.
En el caso del síndrome de Asperger, quien lo padece tiende a presentar problemas con el lenguaje figurado, el uso pragmático de éste o la comprensión de aspectos vinculados a las emociones (tanto a nivel oral como gestual). Sin embargo por lo general suelen tener un vocabulario rico y un habla adecuada a su nivel madurativo, incluso en ocasiones excesivamente culta, y suelen poder expresarse correctamente.
La persona con autismo, sin embargo, suele presentar un lenguaje retrasado con respecto a su nivel madurativo, teniendo severas dificultades en la expresión de sus pensamientos.
4. Contacto con los demás
Tanto sujetos con autismo como sujetos con asperger se caracterizan por tener dificultades sociales. Sin embargo, en el caso del Asperger estos suelen tener interés en establecer vinculaciones sociales, mientras que los sujetos con autismo tienden a buscar más el aislamiento y a evitar más el contacto.
5. Movimientos
Otro aspecto que suele diferenciar a ambos trastornos es la presencia de alteraciones en el movimiento. En el autismo por ejemplo es habitual que se presenten movimientos estereotipados, cosa que no se da en el asperger. Sin embargo, en este último caso suele haber cierto retraso en el desarrollo motor, que no se suele describir en el autismo típico.
6. Intereses
Aunque en ambos casos se dan intereses restringidos y repetitivos, incluso obsesivos, en el autismo suelen basarse en un estímulo concreto mientras que en el asperger suelen ser temas más amplios o elaborados.
7. Edad de detección y diagnóstico
Si bien este aspecto puede no parecer ser propio del trastorno, sí permite dar una idea de que la sintomatología resulta más o menos marcada y evidente en uno u otro caso.
El autismo típico o autismo tipo Kanner se diagnostica generalmente antes del tercer año de vida del sujeto mientras que el síndrome de Asperger suele diagnosticarse mucho más tarde, normalmente alrededor de los siete años o incluso ya en la adolescencia.
Referencias bibliográficas:
- American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta edición. DSM-V. Masson, Barcelona.
- American Psychiatric Association (2002). DSM-IV-TR. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Edición española. Barcelona: Masson. (Original en inglés de 2000).
- Ladrón, A. (2012). Psicología clínica infantil. Manual CEDE de Preparación PIR, 03. CEDE: Madrid.