Entrevista a Rafa Guerrero: "Las pantallas no causan TDAH, pero sí dificultan la concentración"

El psicólogo Rafa Guerrero resuelve mitos y verdades sobre sus efectos.

Entrevista Rafa Guerrero

Rafa Guerrero es psicólogo, doctor en educación y un referente dentro y fuera de las redes sociales en temas de apego, TDAH, trauma y gestión emocional. Muchos padres agradecen sus mensajes directos y sin filtros. El también director de Darwin Psicólogos y autor de varios libros charla con Psicología y Mente sobre cómo la crianza influye en la vida adulta: en las relaciones, en la autoestima y hasta en las adicciones.

Charlando con Rafa Guerrero

Guerrero también repasa algunas claves del cerebro infantil y nos da algunos consejos para educar hijos emocionalmente sanos en un mundo hiperconectado.

¿Cómo es el cerebro de un bebé y cómo podemos acompañarlo en su desarrollo emocional?

El cerebro de un neonato es caótico y carece de un "director de orquesta" que regule sus funciones. Como adultos, nuestra labor es acompañar su desarrollo a través de estrategias conductuales y emocionales que le proporcionen seguridad y estabilidad.

Si estas necesidades no son satisfechas en la infancia, el bebé internaliza un mensaje inconsciente: "No soy atendido por mis padres". Aunque no lo recuerde de manera explícita, esta falta de atención y amor deja una huella profunda.

¿De qué tipo?

Puede desarrollar heridas emocionales que afectarán su pensamiento, conducta y relaciones interpersonales. Es más probable que establezca vínculos poco saludables y que en la adultez tenga mayor riesgo de caer en adicciones u otras formas de sufrimiento emocional.

Ahora se habla mucho del apego seguro. ¿Qué es y cómo fomentarlo?

Se habla mucho, pero no siempre de manera precisa, ya que lejos de lo que dice la cultura popular, apego no es sinónimo de dependencia. El apego es el vínculo emocional que se establece entre el bebé y su figura de referencia, normalmente la madre.

Un apego seguro se desarrolla cuando el niño recibe una crianza en la que sus necesidades emocionales y físicas son atendidas de manera consistente. Es decir, cuando siente que puede acudir a sus referentes para recibir consuelo y seguridad.

¿Influye el tipo de apego que tuvimos con nuestros padres en la infancia en nuestra vida adulta? ¿Cómo?

Influye, aunque no es determinante. Nuestra relación con nuestros padres moldea nuestra manera de vincularnos con los demás, nuestra autoestima y nuestra capacidad de gestionar las emociones.

Un niño que crece con un adulto de referencia que no le valida, que le enseña que no se puede llorar, que no le legitima por lo que siente, por quién es o por lo que hace, tendrá una autoestima baja y dificultades para conectar con los demás. Es una persona que va a sufrir.

¿Qué puede pasar?

Cuando no podemos aprender a gestionar nuestras emociones desde la infancia, podemos caer en buscar sustitutivos en la adolescencia y la adultez por falta de seguridad: relaciones tóxicas, adicción a las drogas o a las redes sociales…

Esa necesidad de validación a través del me gusta, del reconocimiento externo se convierte en un sustituto de la atención y el amor que no recibimos de nuestros padres. La regulación emocional es una necesidad vital.

¿Hay distintos tipos de apego? Y ¿cómo se manifiestan en la vida adulta?

Está el apego inseguro evitativo. Se da en personas cuyos padres no dieron importancia a las emociones o la vulnerabilidad. Las personas que padecen este tipo de apego tienden a evitar la conexión emocional, les cuesta expresar sus sentimientos y pueden parecer autosuficientes, pero en el fondo tienen dificultades para confiar en los demás.

También existe el apego inseguro ansioso: estas personas han crecido con una sensación de inconsistencia en la respuesta de sus padres, lo que genera en la adultez una gran necesidad de validación externa, miedo al abandono y dependencia emocional.

También hay lo que llamamos el apego desorganizado, que se caracteriza por una crianza caótica. En la adultez, estas personas pueden desarrollar dificultades severas en sus relaciones, baja autoestima e incluso trastornos psicológicos.

¿A mejor educación emocional, mejor rendimiento académico?

Sí, cuando un niño tiene una buena educación emocional, es capaz de manejar la frustración, concentrarse mejor, resolver problemas de manera efectiva y relacionarse de forma sana con su entorno. Todo esto influye positivamente en su desempeño escolar y, más adelante, en su vida adulta.

¿Entonces la pregunta és: como podemos ayudar a nuestros hijos a ser inteligentes emocionalmente?

Lo primero y más importante es ser un modelo. Si quiero que mi hijo sea empático, debo ser un ejemplo y demostrar empatía en mi día a día. También es fundamental permitir y validar todas sus emociones. Ayudarle a identificar lo que siente y recordar que es natural sentir vergüenza, miedo o tristeza.

También debemos ponernos en su lugar, hablar sobre lo que siente, enseñarle a ubicar las emociones en su cuerpo y ofrecerle estrategias de regulación emocional. Además, es clave recordar que todas las emociones necesitan ser reguladas, incluso las positivas.

Una alegría desbordada puede convertirse en euforia descontrolada, y una curiosidad sin límites puede llevar a situaciones de riesgo. No se trata de evitar las emociones, sino de aprender a gestionarlas.

¿Qué estrategias recomienda para gestionar las rabietas en niños pequeños de manera respetuosa y efectiva?

Las rabietas no son fáciles de manejar, pero es fundamental comprender que detrás de cada comportamiento hay una emoción y una necesidad. En lugar de reaccionar impulsivamente, debemos preguntarnos: ¿Cuál es la raíz de esta rabieta? ¿Qué está necesitando el niño? ¿Se siente visto? ¿Necesita más tiempo con sus padres?

Y en esos momentos de crisis, lo más importante es mantener la calma y darle tiempo. Esperar y estar cerca, respetando su espacio, pero mostrándole que estamos disponibles cuando lo necesite.

Y al terminar la rabieta, en lugar de interrogarle sobre lo que pasó es más útil contarle lo que ha ocurrido: "Entiendo que te has sentido frustrado porque querías ese juguete y no lo hemos comprado". Y si son rabietas constantes y difíciles de manejar, buscar orientación de un profesional.

¿Qué señales tempranas nos pueden indicar la presencia de TDAH en niños?

No se debería diagnosticar hasta los 6 o 7 años. Pero los síntomas más comunes són dificultades para concentrarse, la autorregulación la hiperactividad y también los conflictos ya que són niños muy castigados en esta sociedad, centrada en el rendimiento escolar.

El TDAH no tiene cura, pero podemos suavizar sus síntomas?

A veces cometemos el error de decir frases como:“Cuando te dé la gana, sacas el cuaderno.”, “Cuando te dé la gana, te sientas” o “Eres un despistado.” Este enfoque es erróneo porque el problema no es de voluntad.

Los niños con TDAH no eligen distraerse o moverse constantemente, su cerebro simplemente funciona de manera diferente. No debemos condicionar los planes familiares a su comportamiento, ni castigarlos por algo que no pueden controlar.

Se trata de moldear la conducta con estrategias adecuadas, ofreciéndoles un entorno que les ayude a gestionar sus dificultades sin sentirse constantemente juzgados.

¿Es verdad que las pantallas pueden generar TDAH?

No, bajo ningún concepto. El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo con una fuerte carga genética. Sin embargo, el uso excesivo de pantallas puede generar dificultades en la concentración y aumentar la frustración, pero esto no significa que cause TDAH.

Los expertos nos recomendáis que de 0 a 3 los niños no deberían conocer las pantallas y hasta los 6 controlar mucho su uso. ¿Es possible la teoría del cero pantallas en la sociedad actual?

Siempre he recomendado que hasta los 6 años se intente evitar el uso de pantallas. ¿Es posible? Difícil, diría yo. Cuando hablo de cero pantallas, me refiero a que su uso esté muy controlado en la rutina diaria.

Esto no significa que un niño no pueda ver una película ocasionalmente o un pequeño video o foto en el móvil de sus padres. Pero el problema surge cuando el tiempo de pantalla reemplaza lo realmente esencial: la presencia y conexión con mamá y papá.

¿Cómo describiría el impacto emocional de la pandemia en niños y adolescentes?

En líneas generales, la pandemia y el confinamiento han tenido una gran repercusión a nivel social y psicológico en niños y adolescentes. Los efectos han sido diversos: emocionales, en el juego y en el reconocimiento de emociones a causa del uso prolongado de mascarillas. Además, la falta de contacto social y la reducción del juego libre limitaron su aprendizaje relacional y emocional.

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Natalia Pérez. (2025, marzo 24). Entrevista a Rafa Guerrero: "Las pantallas no causan TDAH, pero sí dificultan la concentración". Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/entrevistas/entrevista-rafa-guerrero-pantallas-no-causan-tdah-pero-dificultan-concentracion

Periodista

Natalia Pérez es licenciada en comunicación audiovisual, tiene un máster en periodismo y una extensa formación en documental social. A lo largo de sus 20 años de experiencia profesional se ha especializado en la búsqueda de contenidos diferenciales de actualidad política y social y ha trabajado en la producción de artículos para prensa y televisión con un amplio currículo en cuestiones centradas en la salud mental y la psicología.

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