​¿Cuanto más inteligentes, menos religiosos?

Varios estudios estadísticos aportan luz a esta controvertida cuestión.

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El constructo de inteligencia es uno de los grandes triunfos de la Psicología científica y, a la vez, un tema que genera grandes debates y controversias. 

Cuando en este tipo de discusiones se incluye la religión, la mezcla resulta explosiva. Especialmente si se parte de un meta-análisis publicado en la revista Personality and Social Psychology Review, cuyas conclusiones apuntan a que la gente más inteligente tiende a ser, también, menos creyente que el resto. Al menos, eso es lo que muestran las estadísticas.

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¿Cómo se realizó el estudio?

Esta investigación es un análisis de multitud de estudios ya hechos sobre inteligencia y creencia en religiones. Es decir, se trata de una especie de resumen en el que se ofrece una conclusión que engloba los resultados de muchas investigaciones que tratan un tema similar.

Concretamente, para obtener los resultados se seleccionaron 63 estudios que abordan desde metodologías algo distintas un tema común: la relación entre el cociente intelectual (o, en algunos casos, el rendimiento en exámenes) y el grado en el que las personas creen en una religión, en varias partes del planeta. Con estos datos, los científicos sintetizaron toda la información obtenida acerca de las diferentes variables y compararon los resultados en una y otra escala.

Los resultados

De los 63 estudios, 33 mostraban una correlación negativa entre inteligencia y religiosidad estadísticamente significativa. Es decir, que en estas investigaciones se había detectado una tendencia generalizada a que las personas más inteligentes fuesen menos religiosas. En otros 10 casos, la correlación era positiva, ya que revelaron una tendencia inversa a la del resto.

¿Por qué ocurre esto?

Los investigadores proponen tres explicaciones, si bien ninguna de ellas ha sido puesta a prueba (ya que no era ese el objetivo del estudio).

La primera explicación remarca el hecho de que las personas más inteligentes son también las más curiosas y más propensas a cuestionarse ciertas reglas y esquemas de pensamiento impuestas desde fuera. En este sentido, es fácil que alguien con un alto nivel de cociente intelectual rechace ciertas ideas provenientes de la tradición religiosa y prefiera "ir por libre" en lo que respecta a las explicaciones acerca de la realidad, especialmente si en la sociedad en la que vive la ortodoxia religiosa es muy fuerte.

La segunda explicación pone en relación una alta inteligencia con la tendencia a pensar de manera lógica y basar sus creencias en comprobaciones empíricas. Es decir, que las personas más inteligentes tenderían a resistirse a ideas que no pueden ser rechazadas o validadas a través de la lógica tradicional y el pensamiento analítico.

La tercera explicación, y quizás la más interesante, nace a partir de la idea de que, si bien la religión ha sido útil para la humanidad a lo largo de grandes etapas de nuestra historia, cada vez hay más personas cuyas capacidades mentales hacen innecesaria la creencia en un más allá. Es decir, que la inteligencia está sustituyendo a la religión en las funciones que antes cumplía esta: aportar una explicación sobre el mundo, dar una visión ordenada y predecible sobre la realidad, e incluso generar bienestar a través de la autoestima y un sentimiento de encaje en la sociedad.

¿Eso significa que si soy creyente soy menos inteligente?

No, en absoluto. Esta investigación no deja de ser un meta-análisis cuyo objetivo es detectar tendencias estadísticas, lo cual significa que sólo se describen patrones que son visibles en una cantidad muy grande de personas.

Además, hay algo que siempre tiene que ser tenido en cuenta: correlación no implica causalidad. Eso significa que las personas menos creyentes pueden ser estadísticamente más listas simplemente porque, por motivos sociales y económicos, tienden a vivir en sociedades más ricas que el resto, lo cual significa que han gozado de una mejor calidad educativa y de sanidad que el resto. La inteligencia, recordemos, no existe aislada del mundo físico, y si no se puede desarrollar bien a causa de un contexto lleno de carencias, eso se reflejará en los tests de cociente intelectual.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que en este meta-estudio se aisló la influencia de tres variables relevantes a la hora de ver la relación entre la religiosidad y la inteligencia. Estas variables fueron el sexo, el nivel de educación y la raza.

Referencias bibliográficas:

  • Zuckerman, M., Silberman, J y Hall, J. A. (2013). The Relation Between Intelligence and Religiosity. A Meta-Analysis and Some Proposed Explanations. Personality and Social Psychology Review, 17(4), pp. 325 - 354.

Psicólogo

Licenciado en Sociología por la Universitat Autónoma de Barcelona. Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona. Posgrado en comunicación política y Máster en Psicología social.

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