La posibilidad de mejorar nuestras capacidades mentales, desarrollarlas al límite y superar cualquier barrera es algo que siempre ha llamada la atención del ser humano, siendo un tópico frecuente de la ciencia ficción.
Recientemente, un equipo de investigadores han creado un gorro que al parecer contribuye a este fin. Pero... ¿ante qué estamos? ¿Un gorro que nos hace más inteligentes?
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¿Qué es la inteligencia?
Entendemos por inteligencia la facultad o conjunto de facultades que nos permiten comprender, analizar e interactuar con el entorno de forma adaptativa.
Tener una mayor capacidad intelectual supone pues un incremento en la posibilidad de ser más adaptable independientemente de si se entiende como capacidad general o diferentes capacidades específicas, dándose el individuo cuenta con mayor facilidad de las relaciones entre fenómenos y cómo gestionar las situaciones.
Esto no quiere decir que tenga porque hacernos más adaptativos directamente (ello exigiría otras capacidades mentales además de la mera capacidad intelectual), solo que incrementa las posibilidades de ello.
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Modificar la inteligencia con un gorro: ¿es esto posible?
La inteligencia es una cualidad útil, y a mucha gente le gustaría ser capaz de potenciarla. ¿Pero es esto posible?
Si tenemos en cuenta que las capacidades cognitivas están mediadas por el funcionamiento del encéfalo, las sinapsis y conexiones neuronales y la transmisión de la información de las neuronas, podría ser posible estimular y entrenar nuestros recursos cognitivos.
De hecho, existen numerosas maneras de mejorar la eficiencia de nuestra red neuronal, crear nuevas conexiones y fortalecer las ya existentes. Ejemplos de ello son la práctica de ejercicios mentales, el aprendizaje y formación continuada a lo largo del ciclo vital, el Mindfulness y el debido autocuidado físico y mental.
Con respecto a que sea posible que un artefacto pueda provocar dicha potenciación de la inteligencia, podría considerarse posible estimular las áreas cerebrales apropiadas ante determinadas tareas. Y eso es lo que el equipo de investigadores de la Universidad de Vanderbilt parece haber conseguido, a través de un dispositivo en forma de gorro que estimula diferentes regiones y localizaciones.
El dispositivo: cómo funciona
El artefacto en cuestión actúa mediante la aplicación de corrientes eléctricas suaves en determinadas zonas del encéfalo. Dicha estimulación no resulta invasiva ni dañina, siendo semejante a la estimulación magnética transcraneal. Los efectos son temporales.
Concretamente, se coloca una serie de electrodos sobre la parte frontal del cráneo entre los cuales pasa la corriente, provocando la activación del lóbulo frontal (concretamente en su parte medial). Esta zona participa entre otras funciones en el aprendizaje, la atención y las funciones ejecutivas. También participa en la gestión de los errores, produciéndose reacciones cerebrales cada vez que cometemos equivocaciones.
Al emitir corrientes eléctricas en esta zona, se pretende omitir las respuestas negativas y errores, ayudándonos a ser más eficientes.
Resultados obtenidos con su aplicación
Los experimentos reflejados muestran que tras ser estimulados mediante el dispositivo en cuestión, los voluntarios tendían a cometer una menor cantidad de errores. La capacidad de aprendizaje se ve también aparentemente estimulada, tardando menos tiempo en adquirir y consolidar nueva información.
Sin embargo, los efectos de este dispositivo son limitados y temporales. La emisión de pulsos eléctricos hace que algunas zonas del cerebro se activen y que se facilite el aprendizaje en este sentido, pero la actividad cerebral no llega a ser lo suficientemente prolongada como para que se produzca una modificación duradera que se integre en la estructura psíquica del usuario. Además, si se manipulan las reacciones que nos hacen cometer errores estamos a su vez modificando aspectos que contribuyen al aprendizaje, como aprender de los propios fallos.
Los resultados obtenidos por el equipo de investigadores parecen indicar que una estimulación de alrededor de veinte minutos puede producir efectos que se van a ir desvaneciendo alrededor de las cinco siguientes horas.
Este dispositivo puede tener múltiples usos en el tratamiento de diversos trastornos tales como el TDAH o la esquizofrenia, estimulándose por ejemplo los centros neurálgicos que controlan la inhibición de la conducta y/o la atención para ello.
Así pues, este artilugio hecho para mejorar la inteligencia puede tener una gran cantidad de aplicaciones y ser de gran utilidad, siendo un campo de investigación muy interesante de cara al tratamiento de diversos problemas. Y aún así, es necesario un mayor nivel de investigación para poder tener resultados más fiables.
Referencias bibliográficas:
- Reinhart, R.M.G; Woodman, G.F. (2014). Causal Control of Medial-Frontal Cortex Governs Electrophysiological and Behavioral Indices of Performance Monitoring and Learning. Journal of Neuroscience 19, 34 (12) 4214 - 4227.