¿Cómo es el cerebro de una persona con Anhedonia?

El cerebro es una máquina impresionante, llena de conexiones entre neuronas que hacen posible que sientas emociones, tomes decisiones y disfrutes de la vida. Pero a veces, este sistema no anda al 100%, y una de esas situaciones es cuando aparece la anhedonia.

Puede que nunca hayas escuchado esta palabra, pero describe algo muy concreto: la incapacidad de sentir placer o disfrutar de cosas que antes te encantaban. No es simplemente estar triste o cansado, es algo más profundo que tiene que ver directamente con cómo funciona el cerebro.

Veamos qué pasa en la mente de alguien con anhedonia y por qué, de repente, las cosas que antes hacían feliz, dejan de hacerlo.

¿Qué significa anhedonia?

Antes de meternos en cómo funciona el cerebro, vale la pena entender bien qué es la anhedonia. Imagina tu película favorita, esa canción que te pone de buen humor o esa comida que siempre disfrutas. Ahora imagina que, de un día para otro, esas cosas ya no te provocan nada… Ni alegría, ni emoción, ni siquiera un poco de interés. Es como si el interruptor del “placer” se hubiera apagado de golpe. Eso es la anhedonia.

Quienes la sufren suelen describirla como una desconexión total del mundo o una sensación de vacío. No es que no quieran disfrutar, es que no pueden.

Hay que aclarar que la anhedonia no es una enfermedad en sí, sino un síntoma que puede aparecer junto a otros problemas, como la depresión, el trastorno de estrés postraumático o incluso enfermedades físicas.

Ahora que tenemos claro qué es, veamos qué ocurre en el cerebro cuando el placer desaparece.

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El sistema de recompensas del cerebro

Para entender la anhedonia, primero tenemos que hablar del sistema de recompensas del cerebro. Este sistema es como un circuito interno que nos motiva y nos hace sentir bien cuando hacemos algo que nos gusta.

Por ejemplo, cuando comes tu comida favorita, estás con amigos o logras algo que te costó, el cerebro libera dopamina, un mensajero químico que básicamente le dice a tu cuerpo: “¡Esto se siente súper, hagámoslo de nuevo!”.

Este sistema funciona principalmente en estas partes del cerebro:

• Núcleo accumbens.
• Área tegmental ventral.
• Amígdala.
• Hipocampo.
• Tálamo.
• Corteza prefrontal.

Cuando todo va bien, estas áreas se comunican entre sí para que sientas placer y motivación. Pero en el cerebro de alguien con anhedonia, esta red no está funcionando como debería.

Un estudio de neuroimagen, publicado en el Journal of Affective Disorders, mostró que las personas con síntomas psiquiátricos y una anhedonia más fuerte tienen una mayor conectividad entre el núcleo paraventricular del tálamo y el núcleo accumbens, dos zonas clave del sistema de recompensas.

¿Qué pasa en el cerebro cuando hay anhedonia?

Cuando alguien tiene anhedonia, el sistema de recompensas no responde como debería. ¿Por qué? Los científicos han identificado dos razones principales:

1. Problemas con la dopamina

La dopamina es esencial para sentir placer. En las personas con anhedonia, puede haber fallos en la producción, liberación o recepción de esta sustancia. Es como si el cerebro no recibiera el mensaje de “esto se siente súper”. Aunque algo debería hacerte sentir bien, el cerebro no reacciona.

2. Desconexión entre áreas del cerebro

Algunos estudios han encontrado que, en personas con anhedonia, las conexiones entre el núcleo accumbens y la corteza prefrontal no funcionan correctamente. Esto significa que, aunque algo debería activar el sistema de recompensas, el mensaje no llega bien. Es como si hubiera una carretera rota entre las zonas que procesan el placer.

Además, se ha visto que la anhedonia está relacionada con una menor actividad en la corteza prefrontal, lo que afecta la capacidad de planear y buscar actividades que normalmente serían divertidas.

¿Cómo se siente vivir con anhedonia?

Si nunca lo has vivido, puede ser difícil imaginarlo. Muchas personas describen la anhedonia como vivir en una película en blanco y negro. No es que no quieran disfrutar, es que no pueden.

Esto no solo afecta las actividades, también impacta en las relaciones con las personas cercanas. Quienes sufren de anhedonia pueden sentirse atrapados en un estado de apatía constante, lo que resulta frustrante y agotador.

Además, la anhedonia no solo toca las emociones, sino también la motivación. Al no sentir recompensa o placer, las personas pierden interés en actividades que antes les encantaban, como salir con amigos, hacer ejercicio o incluso trabajar. Y aquí entra un círculo vicioso: como no disfrutan, dejan de hacer cosas, y al no hacerlas, se sienten aún más desconectados.

¿Qué causa la anhedonia?

No hay una única causa para la anhedonia. Puede estar relacionada con diferentes problemas de salud mental y física. Algunas de las más comunes son:

• Depresión: La anhedonia es uno de los síntomas más típicos de la depresión. No todas las personas deprimidas la sufren, pero es bastante común.
• Estrés crónico: El estrés constante puede dañar el sistema de recompensas y hacer que deje de funcionar bien.
• Trastornos de ansiedad: Aunque la ansiedad y la anhedonia no son lo mismo, están conectadas. Por ejemplo, alguien con ansiedad podría dejar de hacer cosas que le gustaban porque le generan preocupación, y eso puede terminar en anhedonia.
• Consumo de sustancias: Algunos medicamentos o drogas pueden alterar el sistema de recompensas.
• Enfermedades neurológicas: Problemas como el Parkinson o la esquizofrenia también pueden estar asociados con la anhedonia.

La profesora Ciara McCabe, experta en Neurociencia, Psicofarmacología y Salud Mental en la Universidad de Reading, afirma que si alguien tiene anhedonia durante más de dos semanas, podría diagnosticarse con depresión, incluso aunque no sienta una gran tristeza, como se podría esperar.

¿Se puede tratar?

Sí, por fortuna (y muchos estudios de por medio) la anhedonia tiene tratamiento. Eso sí, dependerá de la causa que la esté provocando. Algunas opciones son:

• Terapia psicológica: La terapia cognitivo-conductual puede ayudar a identificar pensamientos que alimentan la anhedonia y a redescubrir actividades que antes eran placenteras.
• Medicamentos: En algunos casos, los antidepresivos o medicamentos que aumentan la dopamina (siempre prescritos por el médico, ojo) pueden ser útiles.
• Cambios en el estilo de vida: Hacer ejercicio, dormir bien y practicar técnicas de relajación como la meditación pueden ayudar a reactivar el sistema de recompensas.
• Estimulación cerebral: En casos más graves, técnicas como la estimulación magnética transcraneal han mostrado resultados prometedores.

Lo más importante es buscar ayuda profesional si crees que podrías estar lidiando con anhedonia, pues cada caso es único y requiere un enfoque personalizado.

El cerebro, aunque complejo, también tiene una gran capacidad para adaptarse y sanar. Si tú o alguien que conoces está lidiando con algo similar, recuerda que hay recursos, terapias y profesionales dispuestos a ayudar.