Solo una más: es esta frase que alienta a la persona que padece una adicción a los juegos de azar a hacer una última apuesta antes de retirarse. La ludopatía es una adicción conductual, es decir, una adicción que no involucra la ingesta de drogas ni sustancias para volverse problemática. De acuerdo con investigadores y profesionales especializados en el tema, muchas conductas que en un principio son normales —como participar de juegos de apuestas, ir de compras o matar el tiempo en redes sociales— pueden tornarse patológicas de acuerdo a la frecuencia con la que se llevan a cabo, la intensidad, y el grado de repercusión en las áreas vitales de la persona, como podrían ser el trabajo, los estudios o sus relaciones interpersonales.
Dada la complejidad de este tema no sólo para el adicto, sino también para su familia, en este artículo propondremos 6 consejos para ayudar a un familiar que sufre una adicción a los juegos de azar.
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El rol del acompañante de un familiar con adicción al juego
Uno de los grupos más afectados por las conductas de juego problemático de un ser querido es la familia. Ésta podría verse muy movilizada, ya que la convivencia con la persona adicta complejiza el funcionamiento interno de la familia en un sinfín de situaciones. Por ejemplo, la persona adicta al juego podría irritarse frente a circunstancias en las cuales se le imposibilite acudir al sitio de apuestas —por ejemplo, debido a un averío del coche para dirigirse al casino—, por lo que podría responder de manera agresiva a quienes conviven con él o ella.
Por otra parte, también suele movilizar al grupo familiar en un sentido económico, ya que la adicción a juegos de azar implica la apuesta de cantidades de dinero cada vez mayores para obtener la gratificación deseada. Esto podría repercutir en la administración de los ingresos familiares, pero también en las relaciones sociales con amigos y conocidos, ya que un fenómeno que caracteriza a la ludopatía es el pedido recurrente de dinero a los demás para aliviar situaciones financieras desesperadas, todas provocadas por el juego.
Ocupar el rol de acompañar a una persona que padece un trastorno por juego patológico es difícil, y más aún si se trata de un ser querido. Los familiares no siempre saben cómo deben responder a las consecuencias ante sus comportamientos problemáticos, ni tampoco cómo deben actuar cuando está a punto llevarlas a cabo. Esto último es un fenómeno relativamente reciente, ya que tiempo atrás la adicción a los juegos de azar solía estar relegada a lugares con mesas de juego o máquinas tragaperras, como bares o casinos. No obstante, en los últimos años el problema se ha trasladado a los hogares, al lugar de residencia de la familia, ya que el boom del casino online ha puesto más disponible la posibilidad de apostar montos absurdos de dinero con un par de clics.
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Consejos para ayudar a un ser querido con ludopatía
Teniendo en cuenta la complejidad de este tema, a continuación exponemos algunos consejos para poder afrontar la situación y ayudar a un familiar con adicción a los juegos de azar.
1. Validar su experiencia
El primer punto supone validar la experiencia del adicto. Muchas veces, las personas que sufren las consecuencias de las conductas problemáticas tienen el impulso de hacerle reproches a la persona con adicción. Esto no quiere decir que no tengan derecho a enojarse. En verdad, es lógico, válido y esperable que los familiares sientan enojo, puesto que sus vidas también están siendo afectadas por la adicción del otro. Sin embargo, es importante saber en qué momento es mejor no actuar en función a estados emocionales intensos. En lugar de responder impulsivamente, podría ser útil hacerle saber a ese ser querido que su problema con el juego es válido, porque muy probablemente responde a una forma aprendida de afrontar los problemas de su vida que, no obstante, resulta ser poco eficaz; quizás opera como una vía de escape de sus emociones difíciles. Los familiares pueden indicarle que si bien no es su culpa, sí es su responsabilidad tomar cartas en el asunto, pero que estarán ahí para acompañarle.
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2. Hazle notar los efectos a largo plazo del juego
Aunque participar de apuestas tenaces pueda ser algo sumamente gratificante para este ser querido, una estrategia para ayudarle es hacerle notar los efectos a largo plazo de su juego (si es que está abierto al diálogo). El éxtasis de jugar es efímero. Sin embargo, las consecuencias a largo plazo tienden a ser negativas, y además, a discordar con los valores personales de quien sufre la adicción.
Por ejemplo, si el adicto valora mucho ser un hijo presente, podría poner en riesgo acciones concretas alineadas con ese valor, como estar disponible para acompañar a su padre al médico el lunes por la mañana. Al haber acudido al casino la noche anterior, no podría estar ahí para él. Como familiar, es posible hacer una serie de preguntas para que la persona se de cuenta que ese placer momentáneo no vale la pena si tiene tales efectos a largo plazo.
3. Brindar información al respecto
Si la persona está dispuesta a conversar al respecto y ese diálogo no supone un riesgo para ti, brindar información respecto al juego problemático será de ayuda. Desde la empatía es posible hacerle saber al otro que su malestar es válido, que tiene un nombre y un tratamiento. Muchas personas desconocen acerca de la existencia de tratamientos basados en evidencia científica para el abordaje de este tipo de problemáticas, por lo que es importante transmitir esto también.
4. Sugerir ir a terapia
En línea con el consejo anterior, una vez la persona asuma que tiene un problema y que, no obstante, existe la manera de vivir una vida plena aún habiendo caído en conductas problemáticas de juego, será importante que evalúe el tratamiento. Como familiar es muy difícil ponerse en el lugar de obligar al otro a ir a terapia, y es probable que incluso sea contraproducente. En su lugar, es buena idea propiciar el diálogo, preguntarle si le parece bien iniciar un tratamiento y facilitar esa tarea. Esto podría adquirir formas concretas, como averiguar por internet acerca de centros o consultorios donde profesionales de la salud mental traten estas problemáticas, llamando por teléfono o llevándolo en el coche hasta dicho lugar.
5. Establecer acuerdos
Esto dependerá del contexto familiar, pero en algunos casos puede ser buena idea acordar cambios en la administración de las finanzas, o de los horarios en los que está disponible el automóvil o el acceso a Internet. Estas estrategias apuntan a que sea más difícil para la persona jugar. Sin embargo, es importante que esto esté consensuado y no sea algo a escondidas de la persona que sufre la adicción. La no-disponibilidad de la conducta problemática puede generar altas cuotas de ansiedad o estrés, por lo que el ocultamiento solo empeorará la situación. Por eso, es fundamental el trabajo de un psicoterapeuta o médico psiquiatra que sea capaz de sugerir cambios al interior del funcionamiento familiar, con el objetivo de evitar que la persona recaiga en el juego.
6. Conocer tus propios límites
En última instancia, conocer tus límites como familiar es importante para cuidar de tu propia salud mental. El acompañamiento puede ser frustrante en ocasiones, o puede venir acompañado de emociones difíciles como ira, angustia o tristeza que pueden ser difíciles de procesar. Por tal razón, también es recomendable que acudas con un terapeuta si tienes un familiar que padece una adicción a los juegos de azar.
Fromm Centro De Desintoxicación Y Tratamiento De Adicciones
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Centro terapéutico especializado en adolescentes y familias
Ayudarte a tí mismo/a a afrontar las dificultades que acarrea esta situación es igual de importante que estar disponible para el otro.