​Vía mesolímbica (cerebro): anatomía y funciones

Una de las principales vías dopaminérgicas hacia el cerebro. Explicamos cómo funciona.

El sistema nervioso humano está compuesto por millones de neuronas, que se conectan entre ellas formando complejas redes neuronales.

Las diferentes redes suelen encargarse de transmitir distintas informaciones, permitiendo el funcionamiento de diversos sistemas con funciones distintivas. Una de las vías más importantes para nuestra supervivencia es la vía mesolímbica, que pasamos a analizar a lo largo de este artículo.

La vía mesolímbica: una de las principales vías dopaminérgicas

Se entiende por vía mesolímbica a uno de los principales circuitos dopaminérgicos cerebrales, el cual conecta el mesencéfalo con el sistema límbico yendo desde al área tegmental ventral hasta el núcleo accumbens, conectándose con otras estructuras como la amígdala e incluso la corteza prefrontal.

La vía mesolímbica ha sido identificada con el mecanismo de recompensa cerebral, incluyendo la mayor parte de estructuras que forman parte de éste. Así pues, se trata de un circuito de gran importancia para el desarrollo y el funcionamiento del ser humano, siendo fundamental en la captación y experimentación de sensaciones de placer y gratificación.

Ello permite que nos acerquemos a la estimulación, permitiendo por ejemplo que queramos comer o mantener relaciones debido a la experiencia de satisfacción. Del mismo modo. su correcto funcionamiento de esta vía nos permite aprender al reforzar nuestra conducta, buscando repetir las mismas acciones en aquellas situaciones estimulares semejantes a las que provocaron su activación de las sensaciones de gratificación. Con ello, nos permite en gran medida el aprendizaje y el condicionamiento de la conducta. Asimismo tiene una importante participación en aspectos como la gestión de las emociones y las reacciones fisiológicas que de ellas se derivan, el control conductual, la impulsividad y la motivación.

Principales estructuras implicadas

La vía mesolímbica no es una estructura en sí, sino un conjunto de ellas que trabajan de manera conjunta formando una red a través de la cual circula la información.

Son numerosas las estructuras corticales y subcorticales que forman parte de esta vía, resultando las siguientes algunas de las más destacables.

1. Área tegmental ventral

Esta región cerebral es el punto de partida de la vía mesolímbica, situada en el tronco del encéfalo. Se trata de una de las áreas que mayor cantidad de receptores de dopamina posee, participando tanto en la vía mesolímbica como en la mesocortical. El área tegmental ventral tiene una importante participación en el mantenimiento de la motivación, la emoción y la cognición, así como en la experimentación de placer. Las neuronas de este área modulan la liberación de dopamina en otras áreas de la vía mesolímbica.

2. Núcleo accumbens

Parte de los ganglios basales, el núcleo accumbens es una de las estructuras más importantes del circuito de recompensa cerebral y de la vía mesolímbica. Y es que este núcleo controla en gran medida la liberación de dopamina en el cerebro. Es en esta zona en la que actúan la mayoría de las drogas, así como una de las más vinculadas a los procesos de habituación y adquisición de las adicciones. Participa en la integración de la emoción y la motivación para transformarlas en acciones, además de contribuir en la gestión de la agresividad, la memoria y la planificación de la conducta (mediante su conexión con el prefrontal).

3. Amígdala

El complejo amigdalino es parte importante de la vía mesolímbica, vinculando la emoción con las respuestas fisiológicas y conductuales propias de su experimentación. Se trata del principal núcleo que se encarga de la gestión emocional, especialmente en el caso del miedo (cosa que explica en parte las sensaciones de miedo generadas por las alucinaciones de los sujetos con esquizofrenia) y la agresividad. También influye en la sexualidad y la sensación de saciación.

4. Hipocampo

El hipocampo es una de las regiones del sistema límbico que más se asocia a la memoria y al aprendizaje, permitiendo la formación y recuperación de recuerdos y asociándolos a la valoración emocional que se realice de la experiencia.

5. Núcleo de la estría terminal

Parte del sistema límbico, este núcleo agrupa el conjunto de fibras que conectan tálamo y amígdala. Se vincula a la gestión del estrés y a la sexualidad (existiendo diferencias entre sexos e identidades sexuales en este área).

6. Corteza prefrontal

La corteza prefrontal es una de las áreas que rigen los aspectos cognitivos de la conducta, permitiendo el uso de habilidades como la planificación y la inhibición de los impulsos. La vía mesolímbica también se conecta con esta parte de la corteza cerebral.

Papel en diferentes trastornos

Un mal funcionamiento de la vía mesolímbica, sea debido al hiperfuncionamiento o al hipofuncionamiento de ésta, se ha vinculado frecuentemente a la experimentación de diferentes trastornos mentales y a alteraciones conductuales. En concreto algunos de los trastornos a los que más se ha vinculado esta vía son los siguientes.

1. Esquizofrenia y otros trastornos psicóticos

El principal trastorno con el que se asocia, en la esquizofrenia se ha observado que la presencia de una hiperactivación de la vía mesolímbica debido a un exceso de dopamina se vincula a la aparición de alucinaciones y otros síntomas positivos, tales como inquietud, impulsividad y comportamiento caótico y desorganizado.

Pero no solo en la esquizofrenia, sino que también se ha hallado vinculación de esta vía con los síntomas de otros trastornos psicóticos tales como el trastorno delirante crónico, el trastorno esquizofreniforme o el trastorno psicótico agudo, entre otros. La vía mesolímbica es de hecho el principal objetivo al que apuntan la mayoría de los neurolépticos, siendo imprescindible trabajar con ella de cara a solucionar problemas de índole psicótico.

2. Adicciones a sustancias y abstinencia

Como hemos indicado anteriormente, la vía mesolímbica forma también parte del circuito de recompensa cerebral, con lo que se asocia con la experimentación de sensaciones de placer. En este sentido destaca su importancia a la hora de explicar el proceso adictivo de los toxicómanos, la cual es debido a la facilitación y al agonismo de la dopamina que tienden a generar un gran número de sustancias.

En la abstinencia el nivel de dopamina producida por el cerebro naturalmente, al contrario que ocurre en la esquizofrenia, resulta insuficiente para mantener un funcionamiento normativo, con lo que aparecen síntomas como el malestar y se genera el craving o deseo de consumo.

3. Trastornos de la alimentación

Como parte fundamental del circuito de recompensa cerebral, la vía mesolímbica también participa en el proceso de alimentarse y está vinculada a las sensaciones de placer que sentimos cuando comemos. La activación de esta vía se encuentra muy vinculada a la presencia de trastornos de la alimentación que suponen una pérdida de control de los impulsos, como ocurre con los atracones en los casos de bulimia y trastorno por atracón.

Aunque la obesidad no es en sí mismo un trastorno mental, la ingesta desmesurada de comida a pesar de haberse saciado o como respuesta a la percepción de ansiedad y estrés también se debe en gran parte al placer obtenido gracias a la activación de esta vía.

4. Otros trastornos

La disfunción de la vía mesolímbica también se ha vinculado a la presencia de problemas relacionados con la agresividad y el control de los impulsos. En general se vincula también a la conducta compulsiva, pudiéndose ver afectada esta vía por otros trastornos como el TOC o las parafilias.

  • Adams R, Victor M, Ropper A. (1999). Principios de Neurología Sexta Edici6n. México D.F.: Mac Graw-Hill Interamericana.
  • Haaga J, Lanzieri C, Sartoris D, Zerhouni E. (1996). Tomografía Computarizada y Resonancia Magnética-Diagnóstico por imagen Corporal Total. Tercera Edición. Barcelona: Mosby/Doyma Libros.

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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