La adicción es un fenómeno complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo y del que en los últimos años se está teniendo mayor conciencia y conocimiento. A menudo, la adicción es exclusivamente asociada a sustancias como drogas y alcohol, pero algunas personas se preguntan si es posible generar adicción a compuestos generados por nuestro propio cuerpo, como es el caso de neurotransmisores u hormonas.
La adicción se define como una dependencia o compulsión hacia una sustancia, actividad o comportamiento específico que tiene un impacto negativo en la vida de una persona. En el cerebro, las adicciones se relacionan estrechamente con el sistema de recompensa, que está mediado en gran medida por un neurotransmisor: la dopamina. El sistema de recompensa es el que genera la sensación de placer y bienestar que experimentamos al hacer actividades gratificantes.
La dopamina es un neurotransmisor con un papel central en este sistema de recompensa, ya que se libera dopamina al experimentar estas sensaciones gratificantes. Esto refuerza la conexión entre la experiencia y la sensación de recompensa, incentivándonos a repetir este comportamiento y generando así las adicciones en sí mismas.
En este artículo vamos a ahondar en la posibilidad de generar una adicción a la dopamina que generamos al experimentar placer y gratificación, o si, al formar parte la dopamina de los procesos adictivos en sí mismos, resulta inviable ser adicto a ella.
- Artículo relacionado: "Neuropsicología: ¿qué es y cuál es su objeto de estudio?"
¿Cómo funciona la dopamina en las adicciones?
Como hemos comentado, la dopamina es un neurotransmisor con un papel fundamental en el sistema de recompensa que, como todos los neurotransmisores, es una señal química que transmite mensajes entre células nerviosas y facilita la comunicación en diversas regiones y áreas del cerebro.
Al experimentar algo placentero o gratificante, como disfrutar de una comida deliciosa o recibir un cumplido, la dopamina se libera en el cerebro y se activa el sistema de recompensa. El sistema de recompensa es una red de áreas cerebrales interconectadas que, como resultado del aprendizaje al recibir la gratificación de la dopamina, establece aquellas conductas que nos vuelvan a llevar a ese estado, haciendo que se busque su repetición y generando así las conductas adictivas.
La dopamina en estos procesos, además de dar placer y reforzar los comportamientos asociados con la obtención de recompensas, crea una sensación de motivación y refuerzo positivo, que incentiva repetir los comportamientos que nos hacen sentir bien. El sistema de recompensa está diseñado para buscar la supervivencia y el bienestar.
La liberación de dopamina nos motiva a buscar alimentos nutritivos, formar relaciones sociales satisfactorias y lograr metas importantes para nosotros. Sin embargo, cuando este sistema es explotado por sustancias adictivas, como las drogas, se puede provocar una liberación masiva de dopamina, generando una sensación de placer intensa que altere el equilibrio natural del sistema.
- Quizás te interese: "Los 14 tipos de adicciones más importantes"
¿Es posible ser adicto/a a la dopamina?
La pregunta sobre si es posible generar una adicción exclusivamente a la dopamina ha generado debates y controversias en el campo de la neurociencia y la psicología clínica. Algunos argumentan que la dopamina en sí misma puede ser adictiva, ya que es la desencadenante de estas sensaciones placenteras que refuerzan comportamientos asociados con la obtención de recompensas. Sin embargo, otros sostienen que la adicción implica procesos mucho más complejos y generalizados a diferentes aspectos de la vida cotidiana y no se limita exclusivamente a la dopamina.
La adicción suele establecerse y generalizarse cuando, mediante el consumo de sustancias adictivas o búsqueda de comportamientos relacionados con la segregación de dopamina, aumentan nuestros niveles de dopamina y se fortalecen las redes cerebrales del sistema de recompensa.
Por lo tanto, en vista a los avances de la literatura científica y la investigación, aunque todavía es una temática en investigación y es posible que los futuros avances den mayor determinación a la respuesta a esta pregunta, en principio podríamos concluir que no existe la adicción a la dopamina, sino a aquello que produce su segregación. Cuando buscamos la dopamina en conductas saludables como una relación satisfactoria o ver una buena película, su efecto en el sistema de recompensa no es tan grande ni descompensatoria como aquella que causan las sustancias tóxicas o comportamientos adictivos. Cuando se habla de adicción a la dopamina, realmente se está haciendo referencia aquello que la haya causado; no a la dopamina en sí misma.
Mitos y realidades
Es importante desmitificar creencias asociadas a las adicciones y a la acción de la dopamina en nuestro cuerpo. A continuación, vamos a comentar dos mitos asociados a las adicciones y a la segregación de dopamina:
1. Mito: La adicción depende exclusivamente de la dopamina
Realidad: las adicciones no se limitan a un único neurotransmisor. Además de la dopamina, otros neurotransmisores como la serotonina y el glutamato, también están involucrados e influencian a los procesos adictivos. Estos neurotransmisores interactúan de forma compleja y contribuyen a los efectos adictivos de sustancias y comportamientos.
2. Mito: La adicción es solo un desequilibrio químico en el cerebro
Realidad: es importante ser consciente de que las adicciones no son una cuestión exclusivamente neuroquímica. Los factores psicológicos, como la vulnerabilidad emocional, el estrés y los patrones de pensamiento disfuncionales, también desempeñan un papel importante en la adicción. Los factores sociales, como el entorno y las influencias de otras personas, también influyen en el desarrollo y mantenimiento de una adicción.
Tomas Santa Cecilia
Tomas Santa Cecilia
Psicologo Consultor: Master en Psicología Cognitivo Conductual
La adicción es más que el efecto de la dopamina
Como conclusión, recordamos: la dopamina no genera adicción; genera adicción aquello que libera dopamina en cantidades extremas y desequilibra nuestras redes cerebrales en relación al sistema de recompensa. Hablar de adicciones es hablar de algo más complejo y multifactorial, teniendo que tener en consideración muchos factores de la vida, psicología y entorno de una persona.