Los neurotransmisores son un conjunto de sustancias químicas que las neuronas de nuestro cerebro y del resto de nuestro sistema nervioso utilizan para comunicarse entre sí.
Sin embargo, no todos los neurotransmisores tienen el mismo efecto sobre nuestro organismo ni sobre las células y órganos que lo componen. Por ejemplo, el neurotransmisor conocido como glicina tiene efectos específicos sobre unos receptores específicos, mientras que otras sustancias, como la dopamina o la serotonina, afectan a otras regiones y producen otras repercusiones psicofisiológicas.
En este artículo en concreto veremos qué es la glicina y cuáles son sus particularidades de este neurotransmisor y aminoácido.
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¿Qué es la glicina?
Por mucho que el cerebro humano sea el conjunto de órganos del que surge la capacidad para pensar racionalmente, lo cierto es que su funcionamiento no es nada racional. Por ejemplo, las neuronas, que son quizás el tipo de células más importantes de esta parte del cuerpo, funcionan gracias a los neurotransmisores, partículas químicas que suelen circular por todo el organismo de manera bastante descontrolada.
En todo este caos de neurotransmisores, nuestro organismo es capaz de minimizar los efectos de la imprevisibilidad y aprovechar la existencia de células que reaccionan cuando les llega cierta cantidad de un tipo de neurotransmisor, independientemente de si este ha sido generado cerca o lejos o de si siempre ha circulado por el sistema nervioso o ha estado fuera de él.
La glicina, por ejemplo, es un neurotransmisor gracias al cual las neuronas pueden comunicarse entre sí, pero es también un aminoácido a partir del cual se crean proteínas. Sin cambiar de forma y de propiedades, este elemento puede ser utilizado tanto para ayudar a crear y regenerar tejidos o componentes de células como para actuar de puente de comunicación química entre células nerviosas.
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Como aminoácido
En su faceta como aminoácido, la glicina es el aminoácido más pequeño de los que se pueden encontrar en todo el cuerpo humano.
Su estructura es muy simple, y de hecho puede ser sintetizada por el propio organismo, algo que no ocurre con los aminoácidos esenciales. No es necesario ingerir dosis de glicina incorporando a nuestra dieta alimentos que las contengan.
Como neurotransmisor
La glicina es liberada al torrente sanguíneo y empieza a circular a través de este medio hasta que atraviesa la barrera hematoencefálica y accede al interior del sistema nervioso central. Es en este espacio en el que se desempeña su labor como neurotransmisor.
Una vez dentro del contexto del sistema nervioso, la glicina va circulando hasta quedar insertada en ciertos receptores. Esta combinación hace que la glicina actúe como una "llave" que desencadena ciertos procesos biológicos. Pero... ¿cuál es exactamente el mecanismo de acción de esta sustancia?
El mecanismo de acción
La glicina tiene una clase específica de receptor que solo responde ante la presencia de esta sustancia. Se trata del receptor de tipo GLyR. Una vez que se ha producido este encaje, varias válvulas de la neurona en la que se encuentra el receptor empiezan a trabajar de modo que entran iones de cloruro al interior de esta célula nerviosa.
Esto genera una respuesta en cadena que, dependiendo de las circunstancias en las que se encuentre la neurona, hace que se produzca o no una etapa de despolarización, la cual hace que un impulso eléctrico recorra toda la célula hasta que sus efectos llegan a otras hendiduras sinápticas (los espacios en los que las neuronas se comunican entre ellas).
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Las funciones de la glicina
En lo que respecta a los diferentes procesos que realiza la glicina sobre las neuronas, las principales son las siguientes.
1. Regulación de la conducta motora
La glicina, junto a otros neurotransmisores, interviene en la regulación de los movimientos haciendo que el tono muscular se mantenga y que los grupos de músculos puedan ser coordinados para realizar acciones coherentes.
2. Regenera tejidos
La glicina está por prácticamente todo el organismo contribuyendo al desarrollo y regeneración de tejidos celulares gracias a su acción como aminoácido.
3. Tiene efectos inhibidores en el cerebro
Al igual que otros neurotransmisores como el GABA, la glicina actúa en ciertas zonas del cerebro contribuyendo a que entremos en un estado de relativa calma, es decir, ausencia de estrés. Gracias a este efecto, la glicina hace que sea relativamente difícil entrar en un estado de hiperactivación nerviosa.
Sin embargo, esto no significa que la glicina nos adormezca.
4. Contribuye a la fluidez de la cognición
Se cree que la secreción de glicina ayuda a que las funciones cognitivas se desarrollen de un modo más eficaz. Por ejemplo, recordar o tomar decisiones se vuelven actos más espontáneos y fáciles de realizar, quizás en parte porque la ausencia de un excesivo estrés hace que la planificación a la hora de guiar estas funciones sea más sencilla.
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