​Histamina: funciones y trastornos asociados

Una sustancia muy utilizada tanto por el sistema inmune como por el cerebro y el tubo digestivo.

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La histamina es uno de los elementos más importantes del mundo de la medicina, y su uso es común a la hora de tratar problemas de salud, sobre todo reacciones alérgicas.

A lo largo de este artículo veremos qué son exactamente las histaminas, y sus efectos en el cuerpo humano.

¿Qué es la histamina?

La histamina es una molécula que actúa en nuestro cuerpo tanto como hormona como neurotransmisor, para regular diferentes funciones biológicas.

Está presente en cantidades significativas tanto en plantas como en animales, y es usada por las células como mensajera. Además, tiene un papel muy importante tanto en las alergias como en los casos de intolerancia alimenticia y en los procesos del sistema inmune en general. Veamos cuáles son sus secretos y características más importantes.

Historia del descubrimiento de esta amina imidazólica

La histamina fue descubierta por primera vez en 1907 por Windaus y Vogt, en un experimento donde la sintetizaron a partir del ácido imidazol propiónico, aunque desconocia que existia de forma natural hasta 1910, cuando la vieron que el hongo cornezuelo del centeno la fabricaba.

A partir de ello empezaron a estudiar sus efectos biológicos. Pero no fue hasta 1927 cuando al fin se descubrió que la histamina se encuentra en los animales y en el cuerpo humano. Esto ocurrió cuando los fisiólogos Best, Dale, Dudley y Thorpe consiguieron aislar la molécula de un hígado y un pulmón frescos. Y es aquí cuando recibió su nombre, ya que se trata de una amina que se encuentra de forma significativa en tejidos (histo).

Síntesis de la histamina

La histamina es una B-amino-etil-imidazol, una molécula que se fabrica a partir del aminoácido esencial histidina, es decir, este aminoácido no se puede generar en el cuerpo humano y se debe obtener mediante la alimentación. La reacción utilizada para su síntesis es una descarboxilación, que es catalizada por la enzima L-histidina descarboxilasa.

Las principales células que llevan a cabo la fabricación de histamina son los mastocitos y basófilos, dos componentes del sistema inmune que la almacenan en su interior dentro de gránulos, junto con otras substancias. Pero no son las únicas que la sintetizan, también lo hacen las células enterocromafines tanto de la región del píloro, y las neuronas de la zona del hipotálamo.

Mecanismo de acción

La histamina es un mensajero que actúa tanto como hormona como neurotransmisor, dependiendo de en qué tejido es liberada. Como tal, las funciones que activa serán llevadas a cabo también gracias a la acción de los receptores de histamina. De estos últimos existen hasta cuatro tipos distintos, aunque puede que existan más.

1. Receptor H1

Este tipo de receptor se encuentra repartido por todo el cuerpo. Se localiza en el músculo liso de los bronquios y del intestino, donde la recepción de histamina provoca una broncoconstricción y un aumento de los movimientos intestinales, respectivamente. También aumenta la producción de mucus por parte de los bronquios.

Otra localización de este receptor se encuentra en las células que forman los vasos sanguíneos, donde origina una vasodilatación y un aumento de la permeabilidad. Los leucocitos (es decir, las células del sistema inmune) también presentan receptores H1 en su superficie, que sirven para dirigirse a la zona donde ha sido liberada la histamina.

En el Sistema Nervioso Central (SNC), la histamina también es captada en diferentes zonas por el H1, y esto estimula la liberación de otros neurotransmisores y actúa en diferentes procesos, como por ejemplo en la regulación del sueño.

2. Receptor H2

Este tipo de receptor de histamina se localiza en un grupo de células específicas del tracto digestivo, concretamente las células parietales del estómago. Su función principal es la producción y secreción del ácido gástrico (HCl). La recepción de la hormona estimula la liberación del ácido para la digestión.

También se localiza en células del sistema inmune, como por ejemplo en los linfocitos, favoreciendo su respuesta y proliferación; o en los propios mastocitos y basófilos, estimulando la liberación de más substancias.

3. Receptor H3

Este es un receptor con efectos negativos, es decir, inhibe procesos al recibir la histamina. En el SNC, disminuye la liberación de distintos neurotransmisores, como acetilcolina, la serotonina o la propia histamina. En el estómago inhibe la liberación de ácido gástrico, y en el pulmón previene la broncoconstricción. Así pues, tal y como ocurre con muchos otros elementos propios del organismo de su mismo tipo, no cumple una función fija, sino que tiene varias y estas dependen en buena parte de su ubicación y del contexto en el que trabaja.

4. Receptor H4

Es el último receptor de la histamina descubierto, y todavía no se conoce qué procesos activa. Hay indicios de que presumiblemente actúa en el reclutamiento de células de la sangre, ya que se encuentra en el bazo y el timo. Otra hipótesis es que participa en las alergias y en el asmas, ya que se localiza en la membrana de eosinofilos y neutrofilos, células del sistema inmune, así como en el bronquio, de manera que está expuesto a muchas partículas que llegan desde fuera y pueden generar una reacción en cadena en el cuerpo.

Funciones principales de la histamina

Entre sus funciones de actuación encontramos que es esencial para favorecer la respuesta del sistema inmune y que trabaja a nivel del sistema digestivo regulando la secreciones gástricas y la motilidad del intestino. También actúa en el sistema nervioso central regulando el ritmo biológico del sueño, entre otras muchas más tareas en las que participa como mediadora.

A pesar de ello, la histamina es bien conocida por otro motivo menos saludable, ya que es la principal implicada en las reacciones alérgicas. Estas son reacciones que aparecen ante la invasión del propio organismo por parte de ciertas partículas ajenas a este, y se puede nacer con esta característica o puede llegar a ser desarrollada en algún momento concreto de la vida, a partir del cual es poco frecuente que desaparezca. Gran parte de la población occidental sufre de alergias, y uno de sus principales tratamientos es medicarse con antihistamínicos.

Ahora entraremos en más detalles acerca de algunas de estas funciones.

1. Respuesta inflamatoria

Una de las principales funciones conocidas de la histamina ocurre a nivel del sistema inmune con la generación de la inflamación, una acción defensiva que ayuda a aislar el problema y luchar contra él. Para poder iniciarla, los mastocitos y basófilos, que almacenan histamina en su interior, necesitan reconocer un anticuerpo, concretamente la Inmunoglobulina E (IgE). Los anticuerpos son moléculas producidas por otras células del sistema inmune (Linfocitos B), y son capaces de unirse a elementos desconocidos por el cuerpo, los llamados antígenos.

Cuando un mastocito o basófilo encuentra una IgE unida a un antígeno, inicia una respuesta frente a este, liberando sus contenidos, estando entre estos la histamina. La amina actúa sobre los vasos sanguíneos cercanos, aumentando el volumen de sangre por vasodilatación y permitiendo la salida de líquido a la zona detectada. Además, actúa como quimiotaxis sobre las demás leucocitos, es decir, los atrae hacia el lugar. Todo esto se traduce en una inflamación, con su rubor, calor, edema y picor, que no son más que una consecuencia indeseada fruto de un proceso necesario para mantener un buen estado de salud, o al menos intentarlo.

2. Regulación del sueño

Las neuronas histaminérgicas, es decir, que liberan histamina, se localizan en el hipotálamo posterior y núcleo tuberomamilar. De estas zonas, se prolongan hacia la corteza prefrontal del cerebro.

Como neurotransmisor, la histamina prolonga el estado de vigilia y reduce el sueño, es decir, que actúa de forma opuesta a la melatonina. Está demostrado que cuando se está despierto, estas neuronas se activan rápidamente. En momento de relajación o cansancio trabajan en menor medida y se encuentran desactivadas durante el sueño.

Para estimular la vigilia, la histamina hace uso de receptores H1, mientras para inhibirla lo hace mediante receptores H3. Así, fármacos agonistas del H1 y antagonistas del H3 son un buen medio para tratar el insomnio. Y a la inversa, los antagonistas del H1 y agonistas del H3 pueden ser usados para tratar la hipersomnia. Es por esto que los antihistamínicos, que son antagonistas de los receptores H1, tienen efectos de somnolencia.

3. Respuesta sexual

Se ha visto que durante el orgasmo hay una liberación de histamina en los mastocitos situado en la zona genital. Algunas disfunciones sexuales se asocian a la falta de esta liberación, como la ausencia de orgasmo en la relación. Por ende, el exceso de histamina puede provocar eyaculación precoz.

Lo cierto es que el receptor que se usa para llevar a cabo esta función actualmente se desconoce y es motivo de estudio; probablemente se trata de uno nuevo y del cual se tendrá que ir sabiendo más a medida que avancen las investigaciones en esta línea.

Trastornos importantes

La histamina es un mensajero que es usado para activar muchas tareas, pero también se encuentra implicado en anomalías que afectan a nuestra salud.

La alergia y las histaminas

Uno de los principales trastornos y más comúnmente asociados a la liberación de histamina es la hipersensibilización de tipo 1, un fenómeno mejor conocido como alergia.

La alergia es una respuesta exagerada frente un agente extraño, denominado alérgeno, que en una situación normal no debería originar esta reacción. Se dice exagerada, porque se necesita muy poca cantidad para generar la respuesta inflamatoria.

Los síntomas típicos de esta anomalía, como por ejemplo los problemas respiratorios o el descenso de la presión arterial, se deben a los efectos de la histamina sobre los receptores H1. Por ello, los antihistamínicos actúan al nivel de este receptor, no permitiendo la unión de la histamina a ellos.

Intolerancia alimentaria

Otra de las anomalías asociadas a la histamina es la intolerancia alimentaria. En este caso, el problema se da porque el sistema digestivo se ve incapaz de degradar el mensajero que encuentra en los alimentos por la ausencia de la enzima que lleva a cabo esta tarea, la DiAmina Oxidasa (DAO). Esta puede haberse desactivado por una disfunción genética o adquirida, del mismo modo en el que ocurre la intolerancia a los lácteos.

Aquí los síntomas son similares a los de una alergias, y se cree que ocurren por existir un exceso de histamina en el organismo. La única diferencia es que no hay presencia de IgE, ya que no participan los mastocitos ni los basófilos. La intolerancia a la histamina puede darse con más frecuencia si se sufre de enfermedades relacionadas con el sistema digestivo.

Conclusiones

La histamina es una sustancia que tiene efectos mucho más allá de su papel en los procesos inflamatorios ligados a las alergias. Sin embargo, a la práctica, una de sus aplicaciones más interesantes y útiles es su capacidad de atenuar los sucesos de alergias; por ejemplo, una pastilla de histamina de tamaño relativamente pequeño puede hacer que en enrojecimiento de la piel y picor producido por alguna alergia se desvanezca.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que tal y como ocurre con todos los productos de farmacia, conviene no abusar de estas pastillas de histamina, y que en determinados procesos de alergia severos, es necesario recurrir a otro tipo de tratamientos para darles solución, como por ejemplo inyecciones; siempre, eso sí, de la mano de personal sanitario debidamente acreditado para ejercer.

Referencias bibliográficas:

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Miguel Zahonero Bermejo. (2016, diciembre 22). ​Histamina: funciones y trastornos asociados. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/neurociencias/histamina

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