En una sociedad con bolsas de paro cada vez más grandes, las certificaciones académicas y el historial curricular pierden importancia a la hora de seleccionar a uno de los candidatos a elegir.
La actitud y los valores de la persona que aspira a ocupar un puesto de trabajo se vuelve un criterio esencial para decantarse por la persona que más encaja en la filosofía de la empresa y que tendrá más facilidades para funcionar bien en la dinámica de trabajo típica de la organización.
7 actitudes positivas (y valoradas) en las entrevistas de trabajo
Aunque las capacidades y aptitudes siguen siendo de vital importancia a la hora de juzgar a los candidatos y seleccionar a aquellos que cumplen los mínimos de formación y experiencia, es en las aptitudes de trabajo donde realmente se encuentra el factor determinante para ganar un puesto en la organización deseada. Personas con un currículo apropiado para el puesto pueden ser mucho menos productivas de lo esperado si su ajuste emocional y su estilo de trabajo no se adaptan al contexto profesional.
Los reclutadores de Recursos Humanos saben esto, y tienden a conceder gran importancia a la actitud que muestran los aspirantes a un puesto. Así, mostrar un repertorio de actitudes impropio de un trabajador de empresa puede significar quedar relegado a un segundo o tercer puesto del podio de mejores candidatos, o incluso puede significar la exclusión del proceso en ausencia de una candidatura mejor.
Además, el personal de Recursos Humanos sabe que elegir a un candidato sólo por sus méritos y luego hacer que interiorice los valores y actitudes necesarios para funcionar bien es un proceso lento, costoso y que no tiene por qué llegar a buen puerto. Por eso, cada vez más consideran que estos elementos actitudinales deben estar presentes desde el primer momento en cada candidato antes de integrarlos en la organización.
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¿Por qué es útil prestar atención a las actitudes más valoradas en una entrevista?
Como es en la entrevista de trabajo presencial el escenario en el que tendremos que hacer visible nuestra faceta más próxima a las actitudes valoradas por los reclutadores, va bien tener claras algunas de ellas y entrenarse mínimamente en su exteriorización.
Evidentemente, si estas actitudes se encuentran muy lejos de nuestro temperamento y personalidad, resulta estéril fingir que forman parte de nosotros. Pero si no es así, merece la pena no dejar que los nervios y el protocolo nos coarten, nos hagan actuar con poca naturalidad y actúen como una barrera en la entrevista de trabajo, alejándonos de nuestro objetivo.
Tener en mente que debemos mostrarnos tal y como somos implica también reconocer cuáles son esas actitudes que nos definen y que son valoradas en una entrevista de trabajo. Esto evitará que pasemos por alto su exteriorización.
¿En qué puestos de trabajo se valora más la actitud?
Por lo general, la importancia de la actitud como variable a tener en cuenta para seleccionar al candidato o candidata ideal crece a medida que el cargo al que se opta es más importante en el organigrama. Así, en una entrevista de trabajo para optar a un puesto en el puesto más bajo de la cadena de mando de dedicará menos tiempo a examinar los aspectos relacionados con la afectividad y las actitudes, mientras que ocurrirá lo contrario cuando se busca a alguien con mucha capacidad de decisión y gente a su cargo.
Cuando se está buscando a un jefe de departamento, por ejemplo, gran parte del tiempo de la entrevista de trabajo puede parecer una charla amigable: es ese el espacio en el que el miembro de selección de personal juzga la adecuación del candidato en cuanto a valores, motivaciones y actitudes.
Actitudes a mostrar en una entrevista de trabajo
A pesar de que parte de las actitudes valoradas dependen del puesto de trabajo, hay algunas que son comunes a todos los casos en los que se opta a tener cierto margen de decisión. Estas siete actitudes son:
1. Asertividad
Se trata de la capacidad para comunicar aspectos importantes, ya sean positivos o negativos, con firmeza pero sin resultar ofensivos. Alguien asertivo nunca se guarda información relevante por miedo a herir a su interlocutor.
Resultar poco asertivo puede tener como consecuencia que se vayan acumulando los problemas sin que los superiores sepan de su existencia, y por lo tanto se menoscaba la productividad. En una entrevista de trabajo, una buena manera de demostrar asertividad es hablar sin ambages acerca de las expectativas profesionales y lo que se espera encontrar en esa organización en cuestión.
2. Curiosidad
La curiosidad se exterioriza en las muestras de interés por la organización a la que se aspira pertenecer. Alguien curioso será capaz de mirar más allá de sus metas profesionales inmediatas y, por lo tanto, tiene más probabilidades de aprender rápidamente cómo se trabaja en la empresa.
Además, detectará antes posibles problemas que han pasado inadvertidos al resto. Sin embargo, conviene no dejar que esta curiosidad se transforme en intromisión en el trabajo de otros.
3. Amabilidad
En el contexto profesional es muy fácil que las distintas responsabilidades y división del trabajo lleven a fallos de comunicación, desgaste profesional o se generen climas de tensión. Un trato amable hacia todas las personas no sólo es valorado por los motivos obvios que van más allá del ámbito profesional, sino que sirve para mantener un clima de organización adecuado en el que el hecho de tener que interactuar con mucha gente no es percibido como una fuente de conflictos.
Además, debe ofrecerse el mismo trato correcto a todos los miembros de la organización, tanto por motivos éticos como para no crear grupos herméticos.
4. Proactividad
Una actitud proactiva puede ser reconocido incluso en personas que hablan un idioma desconocidos para nosotros. Alguien proactivo entiende que la entrevista de trabajo es un espacio de diálogo, y no una conferencia personalizada en la que cada persona emite mensajes de manera unilateral.
Más allá del ámbito comunicativo, la proactividad se plasma en la facilidad para proponer soluciones y aportar cosas que no se esperan de nosotros.
5. Espíritu práctico
Excepto en cargos muy específicos, la mayoría de organizaciones tienden a valorar más el espíritu práctico que la teorización de problemas y soluciones. Eso significa que el aspirante debe demostrar ser una persona realista, con los pies en el suelo, que no se deja distraer constantemente por planteamientos en abstracto.
En la entrevista de trabajo, esto significa que se interesará más por los ámbitos de intervención material de la organización que por su filosofía (ya que esta última puede ser accedida a través de lo primero).
6. Actitud receptiva
Los candidatos deben mostrar actitud proactiva, pero también tienen que saber cuándo escuchar. Esto significa, evidentemente, que no debe interrumpirse a las personas cuando hablan, pero también tiene que quedar patente a la hora de reconocer a las distintas autoridades y reconocerles la autoridad cuando hablan acerca de su ámbito profesional.
7. Orientación hacia los resultados
La persona aspirante debe mostrar interés por saber cuáles son los fines últimos de la organización, y hacer que su actividad quede enfocada hacia estos fines y no hacia otros. En la entrevista de trabajo, esto implica hablar de las experiencias profesionales previas poniendo énfasis en la importancia de las metas determinadas objetivamente, y no en abstracto.