Hay algo que no se ve en los informes ni en las métricas, pero que se nota en el ambiente de una empresa: si las personas están conectadas con lo que hacen o no.
Eso que llamamos “salud espiritual” en el trabajo tiene que ver con cómo nos sentimos respecto al propósito, al sentido de lo que hacemos cada día.
Empieza hoy tu viaje de bienestar
Accede a una amplia red de psicólogos calificados. Empatía y experiencia a tu servicio.


Y, sí, puede parecer un concepto extraño al principio, pero tiene mucho más que ver contigo que con cosas abstractas. Entonces, ¿qué es la salud espiritual en la empresa? Este es el tema que abordaremos hoy.
Salud espiritual en la empresa: ¿en qué consiste?
A simple vista, puede parecer que esto no tiene nada que ver con una oficina o una empresa, pero, en realidad, sí. La espiritualidad, entendida como esa parte interna que busca sentido, está presente en todo lo que hacemos. No se queda en casa mientras trabajamos.
Y, no, la espiritualidad no es un añadido, sino, como ha explicado el economista español Antonio Agardoña, es algo que forma parte de nosotros, incluso cuando hacemos tareas simples o repetitivas. No se refiere a rezar o meditar en la oficina, sino a esa conexión que sentimos con lo que hacemos, a si tiene o no propósito para nosotros.
Hay autores que definen lo espiritual como esa fuerza que nos impulsa, algo íntimo, que no necesita estar ligado a una religión. Puede tener que ver con creer en algo más grande, con servir a los demás, con dar lo mejor de uno o con estar presente en lo que se hace.
Esa conexión interna es súper importante, porque impacta directamente en cómo trabajamos, cómo nos relacionamos con otras personas y cómo vivimos lo que pasa en nuestro día a día.
Desde la consultora McKinsey, también lo vienen investigando. Para ellos, la salud espiritual se trata de tener un sentido claro, actuar con intención y sentirte conectado con algo más allá de ti. Y aunque no se hable tanto de esto como de salud física o mental, lo cierto es que muchas personas lo viven como una necesidad real.
- Artículo relacionado: "Los 6 pilares de los Recursos Humanos"
Por qué importa que una empresa cuide su salud espiritual
Piénsalo así: cuando hay coherencia entre lo que una persona cree, lo que hace y lo que vive en su lugar de trabajo, todo fluye mejor. El ambiente es más sano, hay más apertura, más ganas de colaborar. En cambio, cuando hay desconexión, se nota. Falta motivación, se acumula tensión, el clima se enfría.
Entonces, ¿cómo saber si una empresa tiene buena salud espiritual? No hay un termómetro para eso, pero hay pistas. Por ejemplo, si las personas pueden hablar con libertad de lo que las inspira o de lo que les hace ruido, si hay espacio para cuestionar el porqué de las cosas, si las decisiones se toman también con base en valores, y si se nota que a las personas sí les importa cómo se hacen las cosas, no solo el resultado final.
Y, ojo, esto no es solo una cuestión de bienestar. Según investigaciones realizadas por McKinsey, las personas que perciben un propósito en su trabajo tienden a experimentar una mayor estabilidad, satisfacción y compromiso.
En el caso de la Generación Z, muchos expresan que no encuentran propósito en lo que hacen, y eso afecta no solo su salud espiritual, sino también la física y mental. Por esta razón, si una organización ignora esta parte, es como si tratara de avanzar con una rueda floja: puede que funcione por un tiempo, pero no va a ir muy lejos.
Cómo trabajar en construir una buena salud espiritual en la empresa
Esto no va de poner frases motivadoras en las paredes, sino de generar un entorno donde cada persona pueda conectar con lo que hace, sentirse parte y actuar desde lo que le importa. Te contamos algunas formas concretas de hacerlo:
1. Conversar sobre el propósito, no solo sobre tareas
Hablar del porqué detrás de lo que se hace ayuda a que no se vuelva todo automático. No hace falta hacer grandes discursos; a veces, una simple pregunta en una reunión puede abrir la conversación. “¿Qué sentido tiene esto para nosotros?” puede parecer obvia, pero rara vez se plantea.
2. Escuchar con atención real
Muchas veces se escucha para responder, no para entender. Crear espacios donde las personas puedan expresarse sin miedo al juicio hace una diferencia enorme. No es solo para cuando hay conflictos; también sirve para compartir ideas, dudas o simplemente lo que se está sintiendo.
3. Fortalecer las relaciones humanas
Una buena salud espiritual también se cultiva en la forma en que las personas se relacionan. Si el ambiente es respetuoso, si se reconoce lo que cada quien aporta y se evita competir por todo, es mucho más fácil conectar con lo que se hace.
4. Tomarse en serio la ética, no como adorno
No hay espiritualidad sana si se dejan de lado los valores. Por ejemplo, cuando una empresa actúa con coherencia y justicia, eso se percibe, y es ahí cuando las personas se sienten más tranquilas, porque saben que están participando en algo que vale la pena.
- Quizás te interese: "¿Cómo potenciar el Bienestar Laboral?"
5. Hacer espacio para pausar y pensar
No todo tiene que estar lleno de actividad. A veces, permitir momentos de pausa, sin presión ni ruido, ayuda a que cada persona se reconecte. No es productividad lo que falta, es claridad. Y la claridad muchas veces aparece cuando hay espacio para respirar.

Tomas Santa Cecilia
Tomas Santa Cecilia
Psicologo Consultor: Master en Psicología Cognitivo Conductual
No hace falta cambiar toda la cultura de una empresa de un día para otro, pero sí conviene empezar a hablar de esto con naturalidad. Porque, al final, el trabajo ocupa buena parte de nuestras vidas. Y tiene sentido preguntarnos si ese tiempo también puede ayudarnos a crecer, a conectar, a vivir con más intención. No es una idea rara, es algo muy humano.