Son muchas las ideas que se han propuesto para la gestión organizacional, pero la clásica es una de las más importantes y extendidas.
A continuación recopilaremos los datos más importantes para poder tener una comprensión global de todo lo referente a estos estudios, conocer el por qué de su origen y cuáles son los principios fundamentales sobre los que se sustenta la teoría clásica de la administración.
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¿Qué es la Teoría Clásica de la Administración?
La teoría clásica de la administración es una tesis propuesta por el ingeniero de minas francés, Henri Fayol, como método de gestión de organizaciones. Dicha teoría se propuso en el año 1900. El objetivo de Fayol era conseguir una notable mejoría en la eficiencia de los diferentes procesos administrativos implicados en la producción dentro de una compañía.
Una de las claves para lograr este propósito era erradicar o al menos reducir al mínimo posible todos los posibles malentendidos que podrían surgir en cada fase de todos estos procesos y que al final se traducirían en una minimización de la utilización de los recursos, incluyendo por supuesto el tiempo y la mano de obra requerida.
Henri Fayol trató de promover la teoría clásica de la administración intentando transmitir estos conceptos y prácticas directamente a los responsables de las gestiones de diferentes industrias, para que así pudieran implantar dicha metodología en sus correspondientes organizaciones. Gracias a esas ideas, pronto observarían una mejoría en la eficiencia de todo el sistema.
Para entender las claves de la teoría clásica de la administración primero hay que situarse en el momento histórico en que surgió. Se trataba de la Francia de finales del siglo XIX y principios del XX. Se trataba de un país que acababa de pasar por la metamorfosis de la revolución y había cambiado el orden social por completo. La burguesía se había instaurado como clase predominante mientras que la clase obrera era la base de la industria emergente.
Fayol planteaba que la clave para lograr la máxima productividad era controlar adecuadamente la actividad de los trabajadores mediante una gestión impecable. Ahí es donde entra la teoría clásica de la administración, un sistema que es adecuado tanto para las propias organizaciones como para las propias instituciones del Estado e incluso para la gestión de las economías domésticas.
Lo que Henri Fayol apuntaba con este método es que era imprescindible realizar un pronóstico de las situaciones a las que la entidad se iba a enfrentar a lo largo de su actividad y elaborar una planificación en línea con ese escenario, de manera que, llegado el momento, simplemente hubiera que seguir con el plan previsto en lugar de improvisar o tomar malas decisiones y tener que rectificar después.
Gracias a este sencillo pero eficaz planteamiento, la organización estaría preparada para toda una gama de situaciones de antemano y por lo tanto se reduciría la incertidumbre y el malgasto de los recursos de la empresa. Ante un determinado incidente, solo se tendría que revisar el esquema planeado para saber cómo actuar de una manera rápida y eficiente, sin perder tiempo ni más recursos de los imprescindibles.
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Los principios de esta teoría planteada por Henri Fayol
Para desarrollar la teoría clásica de la administración, Henri Fayol estableció catorce puntos que son los que toda organización debía cumplir si quería obtener los beneficios de esta tesis. A continuación veremos cada uno de ellos.
1. División del trabajo
Dentro de una organización existen multitud de tareas a realizar y la mayoría de ellas exigen una especialización. Por lo tanto, será necesario que exista personal adecuado para poder llevar a cabo cada una de las partes del proceso productivo, haciendo que cada miembro de la plantilla sea el especialista en su tarea en concreto.
De esta manera se es mucho más eficiente que si una misma persona ha de encargarse de actividades muy diferentes y que exigen una formación en cada uno de los campos implicados. Sería ineficiente e incluso poco realista pretender que un trabajador fuera experto en todos y cada uno de los procesos realizados en la empresa.
2. Autoridad y responsabilidad
El segundo punto propuesto por la teoría clásica de la administración tiene que ver con la autoridad y la responsabilidad. Fayol afirmaba que era imprescindible la presencia de un líder que se responsabilizara del trabajo de todos sus subordinados y representase una autoridad para ellos.
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3. Disciplina
En línea con el punto anterior, la disciplina sería un elemento fundamental para que los trabajadores asumiesen la autoridad que los jefes representaban para ellos. Igualmente, esta disciplina haría que llevaran a cabo sus tareas de la manera más adecuada para la consecución de los objetivos del propio trabajador, de su equipo y, en última instancia, de toda la organización.
4. Unidad de mando
Para la teoría clásica de la administración también era un requisito indispensable el de la unidad de mando. Fayol consideraba que el poder, en última instancia, tenía que estar representado por una sola persona, pues si había más de una se corría el riesgo de caer en decisiones no unánimes, diferencias de criterios y, en definitiva, una serie de cuestiones que debilitarían la autoridad de la que hablábamos antes y que repercutiría en la eficiencia de la organización.
5. Unidad de dirección
No solo se requiere una unidad de mando, sino también de dirección. Es decir, cada miembro de la compañía tendrá sus propias tareas y responsabilidades, pero todas ellas han de ir, irremediablemente, en la misma línea, en la misma dirección. Si alguna tarea está provocando algún perjuicio a otro departamento, es porque no está bien planteada y por lo tanto está restando eficiencia a los procesos productivos.
6. Subordinación del interés individual al general
Fayol, en su teoría clásica de la administración, planteaba que el interés general es el que debe prevalecer siempre a la hora de tomar decisiones para la compañía, en detrimento del interés individual. En otras palabras, ante una decisión en la que una opción favorece a uno o a unos pocos y otra que favorece a más personas o procesos de la organización, siempre se deberá escoger la segunda alternativa.
7. Remuneración
El séptimo punto del programa de la teoría clásica de la administración habla sobre la remuneración como forma de motivación del empleado. Por ello, dicho salario ha de ser justo y adecuado a la tarea desarrollada por este. Pero además del dinero como tal, se podrán utilizar otros elementos para complementar así la nómina del trabajador y hacer que se sienta valorado y motivado.
8. Jerarquía
Aunque otros puntos anteriores ya anticipan este punto, Fayol quiere dejar claro que la jerarquía es primordial para una buena implantación de la teoría clásica de la administración. Los puestos y responsabilidades han de estar claros desde el principio. Cada empleado debe saber ante quién responde y debe saber que está subordinado a dicha persona, que a su vez lo estará frente a otro, hasta llegar a la unidad de mando.
9. Centralización
Igualmente, esa unidad de mando de la que hablábamos también debe traducirse en una centralización de la autoridad en unas pocas personas, repartidas por los diferentes departamentos de una manera jerárquica. Se observa que todos los puntos de la teoría clásica de la administración guardan una relación entre sí y se necesitan entre ellos para lograr el objetivo final, que es la mejora de la eficiencia.
10. Orden
El orden debe imperar en la distribución de los espacios y las tareas en la organización. Si dos departamentos realizan tareas complementarias e interactúan habitualmente, lo lógico es que se les sitúe lo más cerca posible para que no haya ninguna pérdida de tiempo a la hora de comunicarse entre ellos.
11. Equidad
El trato para todos los componentes de la compañía debe regirse por la equidad, según la teoría clásica de la administración. Esto no quiere decir que todos tengan que recibir la misma remuneración, por ejemplo, ya que no todos llevan a cabo las mismas tareas. Pero entre dos personas que realicen funciones similares, efectivamente, la compensación debe ser la misma, salvo que entren en juego otras variables que determinen lo contrario.
12. Estabilidad
La estructura de la organización ha de ser lo más estable posible. Si hay una gran rotación y nuevas personas deben aprender las formas de proceder constantemente, se estará ralentizando la producción de la compañía, repercutiendo por lo tanto en la eficiencia.
13. Iniciativa
Dentro de la jerarquía y de las normas a cumplir, es bueno que exista una cierta iniciativa a la hora de llevar a cabo las actividades dentro de la organización. Esa proactividad será un buen indicativo del buen hacer de los empleados y deberá valorarse como tal.
14. Espíritu de equipo
El último punto de la teoría clásica de la administración no es otro que el espíritu de equipo. Todos y cada uno de los miembros, cada uno en su puesto, forman parte de un todo, y como tal han de considerarse.
Referencias bibliográficas:
- Breeze, J.D., Frederick C.M. (1980). Henri Fayol: A New Definition of Administration. Academy of Management Proceedings. Academy of Management.
- Fayol, H. (1916). General principles of management. Classics of organization theory. Harcourt Brace Orlando, FL.
- Pearson, N.M. (1945). Fayolism as the necessary complement of Taylorism. The American Political Science Review.