Uno de los temas de mayor demanda en la consulta es la fidelidad en la pareja, y la falta de esta.
Muchas personas consideran a la persona infiel como alguien que traiciona, que está con otra persona, que genera otra relación de pareja (paralela “oficial”), lo cual desencadena en tristeza, malestar, incomodidad, sufrimiento y en muchos casos en la ruptura de la pareja, y en otros, en mantener la relación a pesar del desconsuelo y la desconfianza, ya que pueden tener la sensación de “no poder estar sin esa pareja”.
Fidelidad afectiva y fidelidad sexual
Para continuar, creo que es importante que aclaremos el término fidelidad. Este hace referencia a que una persona es lógica, honesta y sobre todo horizontal y constante con lo que profesa, sean estos afectos, ideas, responsabilidades y demás.
Por lo tanto, bajo esta línea, se podría decir que la infidelidad es la ruptura de eso que profesa, ya que la persona, no puede permanecer o sostener lo que dijo que realizaría, lo cual genera dolor, pérdida de esperanza, desconsuelo en la otra persona y la gran pregunta de ambos ¿por qué lo hice?
En este artículo me referiré específicamente a la fidelidad sexual, ya que es la que tiene mayor posibilidad de prevención, puesto que la fidelidad afectiva, una vez rota, las posibilidades de reconstruirla son menores (dado que ya no es solo proximidad, coitalidad, deseo, o el erotismo, sino que se van vinculando los afectos, sentimientos, haciendo que la química de la persona, desee estar más tiempo con esa persona, y no como la infidelidad sexual, en la que una vez realizado el acto sexual, cada quién vuelve a su cotidianidad sin “aparentemente” afectar su relación de pareja “estable” “formal”).
Para muchas mujeres, comprender que una gran cantidad de hombres pueden tener relaciones sexuales sin que se dé el afecto se les hace difícil de entender, pues piensan y sienten que tener relaciones sexuales coitales con otra persona debe implicar afecto; pero en la mayoría de los casos, para los hombres, la infidelidad sexual es cuestión de oportunidad, pues muchas veces la relación es una vez o dos y luego desaparece, no genera un vínculo o afecto con esta persona.
La oportunidad de una relación sexual en los hombres puede tener mucha relación con la testosterona, que genera la motivación a la misma; pero esto no hace que este deseo sea desenfrenado, pues el lóbulo prefrontal ayuda a controlar, manejar y gestionarlo, por lo que no se convierte en algo genético o determinista: “es la testosterona lo que me lleva a la infidelidad” o “es que soy hombre, tengo necesidades”. Los hombres son capaces de controlar y manejar este deseo sexual a menos que existan otras alteraciones en el cerebro.
La masturbación y su rol en la fidelidad sexual
Muchos hombres, a pesar de tener la respuesta en las manos para evitar de toda infidelidad sexual, por temas de género, de la construcción de esa masculinidad, sienten que la masturbación es algo que no se debe practicar, porque en “determinada edad”, ya no es algo bueno, “ya no se la debe hacer”, porque sería un símbolo, o una muestra, de la poca capacidad que tiene el hombre de conquistar y seducir, sumado a que se lo construye a que “no es lo mismo” masturbarse que tener relaciones sexuales coitales.
La masturbación como experiencia puede tener efecto satisfactorio en la persona, ya que le puede permitir un desarrollo pleno en la adquisición y comprensión de su esquema corporal, en particular de partes no habitualmente utilizadas en su cotidianidad. También puede ayudar a evitar la infidelidad sexual, pues el autoerotismo, el seguir explorando su cuerpo, sin culpa, sin miedo, sin prejuicio, le permitirá seguir aprendiendo a disfrutar y al momento de estar con su pareja, poder practicarlo y lograr mayor placer y satisfacción sexual.
El seguir satanizando la masturbación hace que los hombres construyan prejuicios sobre esta y terminen buscando a cualquier precio, y sin medir las consecuencias, una relación coital con una mujer, pues tendrá en su cabeza, la justificación de que “soy hombre” “necesito una mujer” y claro en algunos casos otros hombres, porque no es el afecto, el cariño lo que le une a la otra persona, sino quizás solo sea el deseo de penetrar y sentir que aún puede tener erecciones y eyacular. Entonces ya incluso no importa con quién o cómo (sea por conquista, por pago, por violación, sea mujer u hombre) “se debe tener una relación sexual coital”.
La masturbación es una relación íntima y amorosa con uno mismo donde interviene el tacto, olores, sonidos, etc., la fantasía juega un papel muy importante, por lo que practicarla no deben conllevar a ideas que la conviertan en una práctica nociva, o que se está haciendo algo malo y perverso. Todas esas ideas son parte de la represión social que existe sobre esta práctica, pues incluso se llega a plantear que una persona que se masturba ya no deseará tener relaciones sexuales coitales con otras personas, o se puede hacer “un enfermo sexual” que solo quiera hacer eso. Lo cierto es que el autoerotismo ayuda a conocerse más como persona sexual y experimentar fantasías sin dañar a otra persona o a sí mismo y sobre todo, sin poner en riesgo la relación de pareja que se tiene.
Guery Zabala Gumucio
Guery Zabala Gumucio
Lic. en Psicología
Masturbarse puede aliviar el estrés, la tensión sexual, funcionar como una forma de relaciones seguras o relaciones sin penetración para reducir el riesgo de contagio de infecciones de transmisión sexual o embarazos no deseados, proporcionar placer sexual a las personas que no tienen pareja, incluyendo las personas mayores, permitir mayores niveles de satisfacción conyugal y sexual y proporcionar tratamiento para la disfunción sexual, y sobre todo proteger una relación de pareja en la que por x o z factor no puede tener relaciones sexuales por un determinado tiempo. Cuidar tu relación de pareja siempre está al alcance de tus manos. Todo depende de cuán fiel, responsable y comprometido estás con tu relación.
Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad