Siendo la pareja la base de la familia y la familia la base de la sociedad, debemos preguntarnos: ¿por qué la humanidad está viviendo una de las peores crisis en cuanto a valores humanos?
Nuestra sociedad actual está enferma debido a que, entre otras cosas, no hemos querido respetar las bases psicobiológicas desde donde se estructura la personalidad del ser humano.
Ir por encima de estos principios psicobiológicos, que han sido ampliamente explicados en base a los descubrimientos de Verny y Kelly en 1981, donde “quedó establecido firmemente que los padres ejercen una influencia abrumadora sobre las características físicas y mentales de los hijos durante su desarrollo”, habría que replantearse: ¿qué es lo que está pasando en las parejas?
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Las implicaciones psicológicas de la familia disfuncional
Analicemos esta gran paradoja. Si la pareja es el eje desde donde se estructura la familia, significa que una pareja bien cimentada será el artífice de una familia estable y feliz, como consecuencia del compromiso adquirido implícitamente por ambos; compromiso que es inherente a las células como seres vivos que somos y a la psiquis humana, por su capacidad de imitar comportamientos. Por lo tanto, sigue siendo de trascendental importancia el ejemplo que los padres les transmitirán a los hijos, ya que es desde allí donde obtendrán gran parte de lo que necesita para formarse como un buen ser humano.
Ambientes donde el amor, el respeto, la honestidad, la generosidad, la responsabilidad, el sentido común y la buena comunicación, entre otros, serán los valores que articularán no sólo la estabilidad de la pareja, sino también la felicidad de todos sus miembros. Es así como, si sociedades sanas provienen de familias sanas y familias sanas de parejas sanas, entonces ¿cuáles son las circunstancias por las que una relación de pareja empieza a deteriorarse y termina destruyendo la vida en pareja y por lo tanto la de la familia?
En esta primera entrega, voy a referir algunos de los causantes de la disfuncionalidad como formas de comportamiento, y que son heredados desde la crianza porque así fueron aprendidos. El gran problema está, en que se continúan repitiendo inconscientemente y siguen causando el mismo daño en las relaciones familiares.
1. No demostrarle afecto, respeto y dedicación
Hágale saber con sus comportamientos que le preocupa su bienestar, que él o ella es importante para usted. Una acción vale más que mil palabras.
2. No compartir los quehaceres de la casa y responsabilidades con los hijos cuando ambos trabajan
Es importante ponerse de acuerdo acerca de qué tareas puede o debe hacer cada uno, de modo que el reparto de responsabilidades sea equitativo.
3. No cumplir con la responsabilidad de suplir las necesidades materiales del hogar
Se deben hacer acuerdos previos dependiendo de los ingresos de cada uno.
4. Conductas compulsivas de extremo orden o desorden
Desarrollar ideas que los lleven a un punto medio que sea satisfactorio para ambos.
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5. No compartir los momentos de recreación o esparcimiento
Vivir en pareja significa que ya no se goza de la misma libertad individualmente, por lo tanto, hay que negociar las salidas con los amigos, de manera que ninguno se sienta excluido. Además, es importante no prohibirle que salga con su grupo de amigos/as en concreto.
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6. No escuchar las necesidades (físicas o emocionales) que reclama la pareja
La forma de comunicar no ayuda, porque por lo general, estas necesidades no se expresan directamente, asumiendo que tu pareja que “supuestamente te conoce bien”, debería saberlo. Hay que recordar que en la cabeza de tu pareja puede haber una idea completamente distinta a la que tú tienes; por lo tanto, hay que aprender a decir las cosas de manera que queden totalmente claras.
7. No expresar correctamente los sentimientos y emociones
Esto se hace utilizando a veces mecanismos como el enojo (explotar con mucha facilidad), la mentira (evadir la situación y generas una bomba de tiempo, porque nada está oculto para siempre), o el orgullo (que impide reconocer los errores y asumir las consecuencias de ellos).
8. No practicar actividades espirituales juntos o por separado
Es importante respetar las creencias de la pareja, no imponer las suyas.
9. No brindar el apoyo cuando quiere estudiar o trabajar
Con mucha frecuencia, gran número de parejas cometen el error de impedirle a la otra persona su desarrollo, frustrándole el plan de futuro. Estas situaciones son muy comunes especialmente en culturas machistas como la nuestra.
10. No respetar los espacios del otro a través de un continuo control de lo que hace
Esto propicia situaciones muy frustrantes para el que lo está viviendo y por lo general desencadena situaciones de maltrato.
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11. No participar de las reuniones de la familia política
Esta conducta egoísta le hace mucho daño a la pareja, quien por no terminar discutiendo sobre un tema lo calla, generando frustración, enojo y resentimiento.
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12. No manejar eficientemente el dinero
La irresponsabilidad es uno de los peores hábitos que no solo destruyen la relación, sino también la economía de la familia. Vicios como el juego, las drogas o alcohol y gastar el dinero compulsivamente son los principales.