El ser humano anhelando no sufrir nunca ni por nada ha terminado propiciando sufrir más y por más cosas. La incongruencia podemos decir es vivir en un mundo que percibimos como “más placentero, más seguro, menos doloroso” y encontrarnos abrumados por el sufrimiento generado precisamente por ese mundo diseñado para buscar la felicidad. La sociedad moderna ha contrapuesto el concepto de sufrimiento al de bienestar, concibiendo este último como lo normal, lo positivo, lo deseado y por el contrario el sufrimiento se empareja socialmente con pensamientos de impotencia , de incapacidad, como algo anormal, negativo e inapropiado.
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¿Por qué es tan importante ser flexibles psicológicamente?
En consecuencia, esto ha llevado a percibir el sufrir como contrapuesto a estar en disposición de actuar para lo que uno desea, se nos ha vendido la obligación de sentirnos bien y evitar el sufrimiento, desconociendo que este es parte fundamental de la vida y es algo que no podemos evitar, pero si manejar, vivir una vida sin dolor pasa por ser el objetivo prioritario de muchas personas.
Así, si indagáramos por lo que se espera de la vida una parte común de las respuestas muy probable incluya el anhelo de vivir bien y ser feliz evitando cualquier evento o situación que conlleve emociones “negativas” o de incomodidad, más específicamente se busca sentirse querido, tener ideas claras, estar motivado o querer hacer las cosas, pensar en positivo de sí mismo y de la vida, de modo que al surgir el dolor, los malos momentos, las dudas, los pensamientos negativos, la inseguridad en sí mismo, la sensación de no ser querido, de no tener éxito, se sufre y todo eso se convierte en objetivo prioritario de evitación, que según lo que la persona valore y conciba puede a llegar a ser destructivo y a desencadenar una serie de enfermedades físicas y psicológicas al resistirnos al cambio.
Conviene subrayar que una de las herramientas para conseguir una vida plena con la que cuentan los seres humanos es la Flexibilidad Psicológica, que podríamos definir como la habilidad de estar en contacto con los eventos privados que surgen sin necesidad de evitarlos ni escapar de ellos. Esto implica vivir en el presente abierto a las experiencias y moviéndonos en la dirección de las cosas que son importantes para nosotros. En otras palabras, es estar abierto a otro tipo de experiencias, sensaciones, emociones, pensamientos, recuerdos e imágenes y tener la capacidad de tomar decisiones basadas en las cosas que realmente nos importa y valoramos.
Lo que conseguimos con la flexibilidad psicológica es vivir nuestra vida no en función de intentar eliminar o evitar sensaciones o eventos desagradables, sino tener la capacidad de aceptar que van a surgir en nuestra cotidianidad cosas que nos parecen negativas e incomodas pero que forman parte de la vida y lo importante es verdaderamente movernos en la dirección que queremos movernos. Cuando somos flexibles psicológicamente no juzgamos si los pensamientos son verdaderos o no, los analizamos en función de si nos ayudan o no a alcanzar los objetivos, si nos ayudan a no a vivir una vida plena y satisfactoria, es decir si nos ayudan o no a dirigirnos en la dirección que queremos movernos, cuando no nos ayudan lo que debemos hacer es no fusionarnos con los pensamientos, es decir tomar una cierta perspectiva y distancia para cambiar la relación con estos pensamientos, aceptando su existencia como algo inevitable para el cambio.
En sí, podemos decir que la flexibilidad psicológica nos ayuda a tener una mejor lectura y adherencia de las situaciones que diariamente vivimos posibilitando el avance personal, se trata de una importante habilidad que ayuda al cambio y beneficia el bienestar emocional, en la medida que busca ayudar a la persona a gestionar sus eventos internos para dirigir su acción hacia lo que considera valioso, es decir sincronizar su sentir, su pensar y su actuar.
Estrategias para el moldeamiento de la flexibilidad psicológica
Estas son las principales formas de fomentar esta capacidad:
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Ayudar al cliente a contactar con las consecuencias a largo plazo de comportarse de manera inflexible: es decir vivir perdido en los pensamientos, enredado en su mente y desconectado el presente, evitando determinadas experiencias, sensaciones, emociones y pensamientos que nos resultan desagradables convirtiendo la vida en un huir de experiencias desagradables, lo que conlleva a no tener la energía para movernos en la dirección que queremos movernos, sino que simplemente vamos reaccionando, evitando experiencias de sufrimiento y manteniéndonos inmóviles ante el cambio.
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Desarrollar la habilidad de enmarcar los eventos privados en jerarquía con el YO, para que la persona pueda dar un paso atrás ante aquellos eventos que no van encaminados con sus valores y/ u objetivos.
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Ayudar al cliente a que derive como puede comportarse para avanzar en sus valores, identificando las experiencias y sucesos placenteros o displacenteros que surgen a lo largo de la vida y que se requiere reconocerlos y vivirlos como garantes del cambio.
