Vivir con una autoestima que nos funcione es uno de las necesidades más básicas de los seres humanos. Gracias a la autoestima podemos vivir con bienestar y construir relaciones positivas. A la vez, el ser humano es diverso y muchas personas tienden a la introversión. ¿Cómo se relaciona la autoestima con la introversión?
Es común que las personas piensen que las personas introvertidas tienen dificultades con la autoestima o que incluso tener problemas de autoestima nos lleva a la introversión o al aislamiento. De hecho, existe una famosa "rueda de emociones" en internet donde se relaciona la introversión con emociones desagradables (ya te adelanto que esta rueda no tiene ningún sentido ni está basada en evidencia alguna). Estas ideas son mitos y afectan a las personas de forma muy habitual.
Muchas personas acuden a consulta buscando vencer ciertos miedos e inseguridades enfocados en sus relaciones. Se sienten incómodas en grupos amplios o les cuesta tomar la palabra en reuniones. También es frecuente que las personas nuevas les generen cierta incomodidad. ¿Es esto realmente un problema de autoestima? ¿Qué es lo que necesitamos resolver?
Si sientes que te ocurre esto, en este artículo vamos a resolver todas estas dudas. En esos procesos las personas descubren que su problema no era la introversión, sino su forma de aceptarse y adaptarse a sus propias necesidades. Porque ni la autoestima ni la introversión son lo que creemos que es.
Lo que voy a contarte está basado en mi experiencia directa en consulta. Puedes ver mi trabajo en Empoderamiento Humano.
Autoestima: ¿qué es realmente?
Autoestima es una de las palabras que más mencionamos y que más nos importan. Sin embargo, cometemos un error muy habitual a la hora de entender qué es realmente autoestima.
Solemos pensar que la autoestima es alta, baja, que la podemos ganar o perder. Inluso, se suele decir que nos la pueden "quitar". Esto equivale a ver tu autoestima como un objeto frágil que se puede perder.
La autoestima no es un objeto, sino una forma de comportarte. Es una relación afectiva contigo a través de la cual fluye una relación con el mundo y los demás.
Por lo tanto, la autoestima no puede ser alta o baja (suelo decir que este es un error que hemos cometido los psicólogos al hablar de ella) sino que te funciona o no en relación a cuál es el origen de tu bienestar: si de ti (de tus acciones, tu rutina, tus decisiones) o de factores externos que no puedes controlar (compararte, exigir, esperar que te valoren, etc.).
Voy a dejarte un vídeo donde te cuento de forma más íntima cuál es la relación entre la autoestima y la introversión. Más abajo continúa el artículo.
La introversión: una forma de ser y sentir el mundo
Por otro lado, la introversión no es timidez ni falta de socialización. El ser humano es un ser social y construir vínculos es una necesidad común. La introversión en realidad es una forma de procesar la información. Mientras que las personas extravertidas procesan muchos estímulos a la vez pero de forma más superficial (motivo por el cual disfrutan de estar en lugares estimulantes o de estar en grupo), las personas introvertidas procesan menos estímulos pero de forma más profunda y analítica.
¿A qué nos lleva esto? A necesitar más tiempo de soledad, disfrutar más de espacios menos estimulantes y ser más precisos con nuestras decisiones a la hora de socializar. Una persona extravertida es más dinámica, mientras que una persona introvertida tiende más a la profundidad y al detalle (en el vídeo te explico los motivos de esta diferencia en los seres humanos con más datos).
Relación de la autoestima con la introversión
¿Cómo se relaciona entonces la autoestima con la introversión?
Debido a la falta de autoconocimiento y sobre todo por la presión social, muchas personas introvertidas sienten la necesidad de forzarse a socializar más o a intervenir más en público, confundiendo su introversion con miedo e inseguridad.
Además de forzarse a simular ser personas más extravertidas, se trata de enmascarar la personalidad propia y no establecen límites por miedo a la respuesta de los otros.
Finalmente, consideran que "no tienen" autoestima por sentirse más agotados en ambientes más estimulantes. ¿A qué nos lleva esto? A un sistema de comparacion que causa malestar y con el tiempo desánimo.
El problema es en realidad de aceptación personal.
Claves para construir una autoestima funcional
Construir una autoestima funcional y que sea estable en el tiempo en este caso requiere de tres claves y aprendizajes que la persona afronta para conseguir el cambio que necesita.
Autoconocimiento: para generar aceptación
Conocernos nos ayuda a descubrir qué es lo que realmente necesitamos (más allá de lo que creemos necesitar). Aceptar nuestra forma de ser y sentir el mundo te lleva a tomar decisiones que vayan a favor de tu bienestar, establecer los límites que necesitas y buscar los contextos que más te ayuden a sentirte bien.
Comunicación asertiva para poner límites claros
Comunicarte de forma asertiva te ayuda no solo a poner límites claros, sino a conocerte y a construir relaciones más honestas. Esta es en realidad la comunicación esencial del ser humano. Cuando las personas que tienen esta dificultad viven su proceso, terminan por aceptar su introversión, adaptarse a ella y saber exactamente qué necesitan, el grado de socialización que les hace felices, etc.
Gestión emocional
Detrás de estas dificultades sí existen miedo e inseguridad, pero está relacionada con la falta de aceptación. Es en realidad un miedo a no encajar. Aprendiendo a gestionar estas emociones (siempre con acciones concretas que te lleven a cambiar lo que te ocurre) podemos hacer que no sean tan intensas, frecuentes y duraderas, y con el tiempo se genera más aceptación y confianza.
Un cambio y aprendizaje personal
Realizar estos aprendizajes es imprescindible para construir una autoestima que te funcione. Para conseguirlo se necesita constancia pero sobre todo compañía, para poder profundizar en tu caso y conocerte más. Cuando se vive un proceso o terapia solo con sesiones eventuales se corre el riesgo de perder el enfoque y sentir más soledad. Por este motivo mi forma de acompañar es más constante y sin límite de consulta o tiempo, además de sesiones y otras herramientas.
De esta forma, puedes profundizar en lo que te ocurre con un proceso más estructurado y resolverlo mediante tu propio cambio y aprendizaje personal. Si es lo que quieres, no dudes en escribirme a través de mi página.
¡Feliz año y muchos ánimos! Rubén Camacho Psicólogo y coach.