En los últimos años, en nuestra sociedad ha aumentado la preocupación por la salud mental y su cuidado. En este contexto, los antidepresivos y su uso han ganado relevancia considerable. En España, la venta de antidepresivos aumentó en un 10% en 2021, dispensándose casi 51 millones de recetas de estos psicofármacos.
Estos medicamentos se recetan por un psiquiatra para aliviar síntomas de la depresión, trastornos de ansiedad y trastorno afectivo estacional, entre otros. Fueron desarrollados en la década de 1950, pero, tal y como apuntan los datos, han pasado a formar parte de nuestro día a día. Muchas personas pueden llegar a querer consumir antidepresivos sin tener una receta o un diagnóstico, dada su normalización social para el cuidado de nuestra salud mental.
A lo largo de este artículo vamos a responder a la pregunta sobre los efectos del consumo de antidepresivos sin tener depresión. Para empezar, es importante dejar claro que la automedicación puede ser peligrosa y no es aconsejable bajo ningún concepto. Si te estás planteando la necesidad de consumir antidepresivos, deberías consultar con un/a doctor/a. En este artículo comentaremos los efectos peligrosos del consumo de antidepresivos sin un diagnóstico que lo aconseje.
¿Qué son los antidepresivos?
Antes de adentrarnos en los efectos de los antidepresivos y en los motivos por los que no se aconseja su uso sin supervisión médica, es importante conocer qué son los antidepresivos y sus efectos en nuestro organismo.
Los antidepresivos son un tipo de psicofármacos diseñados específicamente para el tratamiento de la depresión y otros trastornos del estado de ánimo. Existen distintos tipos de antidepresivos, pero todos tienen el mismo objetivo: conseguir y mantener el equilibrio químico cerebral mediante la regulación de los neurotransmisores.
Los neurotransmisores son sustancias químicas que tienen la capacidad de transmitir señales entre nuestras neuronas y células nerviosas. La depresión genera un desequilibrio en los niveles de neurotransmisores como la serotonina, la norepinefrina y la dopamina. Los antidepresivos ayudan a la segregación de estos neurotransmisores y a facilitar la comunicación entre las células nerviosas, teniendo un impacto directo en nuestro estado de ánimo.
Entre los distintos tipos de antidepresivos se encuentran los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN) y los antidepresivos tricíclicos. Cada uno tiene un funcionamiento distinto para tener efectos concretos en neurotransmisores específicos. La elección de un antidepresivo más adecuado para cada paciente se basa en una evaluación individualizada y en las características específicas de cada paciente.
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Uso de antidepresivos para la depresión
Como hemos comentado, los antidepresivos son amplia y comúnmente utilizados para el tratamiento de la depresión, un trastorno cuyo efecto principal se centra en el bienestar emocional de las personas que lo padecen. Estos medicamentos pueden tener un papel crucial para aliviar los síntomas depresivos y mejorar el funcionamiento psicológico y social de los pacientes.
Cuando los síntomas de depresión son persistentes y tienen un efecto significativo en la vida diaria de las personas afectadas, los profesionales de la salud pueden considerar el uso de antidepresivos para el plan de tratamiento, que normalmente se aconseja que vaya acompañado de psicoterapia. Estos medicamentos son prescritos tras evaluaciones de los síntomas y la consideración del historial médicos y los factores individuales de cada paciente.
Por ello, la atención médica a lo largo del tratamiento mediante antidepresivos es importante. Los profesionales de la salud evalúan la respuesta a este, ajustando las dosis según lo necesario y monitoreando los efectos secundarios que se puedan experimentar.
Normalmente, los efectos de los antidepresivos pueden ser significativos para la recuperación de una depresión. Muchos pacientes experimentan una mejora en los síntomas depresivos, una mayor estabilidad emocional y mejor capacidad para el funcionamiento en la vida diaria. Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que los antidepresivos no son una solución mágica y que cada caso individual es diferente por lo que no todas las personas tienen las mismas reacciones al tratamiento.
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Los efectos de tomar antidepresivos sin tener depresión
Una vez expuestos los efectos de los antidepresivos en nuestro organismo, es el momento de contestar a la pregunta principal; ¿qué pasa si tomamos antidepresivos sin tener depresión? ¿Es seguro hacerlo?
Como hemos dicho, los antidepresivos fueron diseñados específicamente para el tratamiento de la depresión, otros trastornos del estado de ánimo y sus síntomas asociados. Estos medicamentos no deben tomarse sin una supervisión o indicación médica. Tomar antidepresivos sin tener un diagnóstico de depresión puede tener consecuencias negativas para la salud y no tiene un respaldo científico ni es aconsejable para la salud.
Una de las principales preocupaciones radica en los posibles efectos secundarios de los antidepresivos y su agravación en caso de no tener unos síntomas reales sobre los que su uso tenga un efecto adecuado. Estos efectos son variables según el tipo de antidepresivo y cada persona, pero incluyen náuseas, somnolencia, insomnio, disminución de la libido, agitación, cambios de peso y problemas intestinales, entre otros. Además, algunas personas pueden tener un empeoramiento del estado de ánimo.
Además de los efectos secundarios, es importante tener en cuenta que los antidepresivos no están destinados a mejorar el estado de ánimo o bienestar emocional de las personas que no padecen una depresión diagnosticada. Estos funcionan mediante la interacción con los neurotransmisores específicos involucrados en la depresión, por lo que su efectividad en otros contextos es nula o nociva. Si te sientes triste y quieres mejorar tu estado de ánimo, tomar antidepresivos sin una justificación médica adecuada puede no darte los resultados deseados y además, puede poner en riesgo tu salud física y psicológica.
Es crucial dejar claro que cada persona es única y tiene respuestas diferentes al consumo de antidepresivos. Lo que funciona para personas con depresión no funcionará necesariamente en alguien sin esta condición. La toma de antidepresivos debe ser individualizada y basada en una evaluación y supervisión médica constante. Si estás experimentando dificultades emocionales o síntomas depresivos, es fundamental buscar ayuda profesional.
Un profesional de la salud evaluará adecuadamente tu situación concreta y te ayudará a encontrar un diagnóstico y tratamiento que se ajusten a tu caso. La medicación no siempre es necesaria, y aunque se nos presente como un “camino fácil”, puede ir asociada a muchas complicaciones si su uso no se estructura de una forma segura.
¿Qué alternativas hay?
Si estás pasando por momentos complicados en cuanto a tu bienestar emocional, hay otras alternativas al uso de antidepresivos para enfocar tu emocionalidad; sobre todo si no tienes un diagnóstico de depresión. Aquí te dejamos diferentes alternativas a la farmacología para mejorar tu estado de ánimo y bienestar emocional si no tienes depresión y estás pensando en utilizar psicofármacos para cambiar tus emociones.
1. Terapia psicológica
Acudir a terapia psicológica cuando estás pasando una mala época en cuanto a tus emociones puede ser una solución muy efectiva. Hay muchos enfoques terapéuticos diferentes, aunque el que más respaldo y evidencia científica ha recibido es el cognitivo-conductual. Esta terapia se enfoca en la identificación y modificación de patrones de pensamiento negativos asociados a emociones o comportamientos que pueden ser desadaptativos y contribuir a tu malestar emocional. Su objetivo es ayudarte a desarrollar habilidades para enfrentarte a desafíos emocionales y promover cambios positivos en tu vida y en tu día a día.
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2. Ejercicio físico regular
La actividad física ha demostrado ser efectiva para conseguir una mejora del estado de ánimo, además de para reducir los síntomas de la ansiedad y la depresión. Además, hacer deporte hace que nuestro organismo libere endorfinas; unos neurotransmisores que contribuyen a nuestra sensación de bienestar y a aliviar el estrés. Puede ser muy difícil mantener rutinas de ejercicio físico con el ritmo frenético que puede tener nuestra vida centrada en nuestras obligaciones, pero es muy positivo intentar al menos 30 minutos de actividad física diaria, como caminar, correr o nadar.
3. Manejo del estrés
Existen técnicas para manejar el estrés diario que pueden funcionar y mejorar tu estado de ánimo. Algunas de ellas son la meditación, el uso de respiraciones profundas, la práctica de actividades relajante o el establecimiento de límites saludables en tu vida diaria y en tus relaciones sociales. Es muy importante encontrar maneras de reducir nuestras fuentes de estrés y fomentar el autocuidado en nuestras rutinas diarias.
4. Apoyo social
El contacto y conexión con otras personas se ha demostrado como fundamental para el bienestar emocional. No tengas miedo ni vergüenza de buscar apoyo social a través de tus amigos/as, familiares o actividades sociales que sean positivas para ti. Compartir tus experiencias y emociones con personas de confianza puede darte una perspectiva diferente y un apoyo emocional muy valioso.
No te automediques
En conclusión, con este artículo queremos transmitir la importancia de evitar la automedicación. Esta puede acarrear muchos efectos secundarios o problemas de salud que no solucionarán tus problemas emocionales, y, además, te generarán otros problemas relacionados con la forma en la que tu cuerpo reaccione a los medicamentos.
Es importante generar otras maneras de mejorar nuestro estado de ánimo que no estén centradas en el uso de psicofármacos, para evitar poner nuestra salud en riesgo y generar estructuras cognitivas, emocionales y sociales que tengan una estabilidad temporal en su capacidad para mejorar nuestro estado de ánimo. Si verdaderamente sientes la necesidad de tomar antidepresivos o piensas que puede estar pasando por una depresión, lo más importante es que acudas al médico para comenzar un tratamiento adecuado para ti.
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