La congruencia, un aspecto esencial en nuestro bienestar

Una reflexión sobre los beneficios psicológicos de la congruencia.

La congruencia, un aspecto esencial en nuestro bienestar

¿Cuántas veces has verbalizado algo que en realidad no pensabas? ¿Cuántas veces has hecho algo por otra persona, que en realidad no sentías?

¿Cuántas veces decimos que sí a alguien, queriendo decir “no”? No debemos satisfacer a los demás a costa de sentirnos mal nosotros; se trata de aprender a decir “no” sin ofender.

La congruencia está relacionada con la transparencia y autenticidad del ser humano, y se define como aquella cualidad de la persona que actúa en base a sus ideas, creencias y valores más sólidos y que las expresa a través de sus palabras y acciones.

¿En qué consiste la congruencia?

Ser congruente comporta ser fiel a uno mismo, de forma verbal y no verbal, así como de hechos, sin recurrir a engaños; es la armonía entre las ideas de la persona y su forma de sentir, expresarse y actuar. Por ejemplo, sería congruente aquel que expresa su amor por los animales y trata bien a sus mascotas.

Ser congruente permite a la persona ganarse la confianza de los demás en base a expresar libremente su sentir, su opinión, su actuación... de una forma que a los demás no les hiera ni les incomode, desde la sinceridad pero con tacto, en el momento y lugar oportunos, lo cual facilitará la escucha y la buena predisposición del interlocutor.

Ser congruente procura bienestar y seguridad a la persona, pero en ocasiones no es fácil y es nuestra fuente principal de conflictos internos porque no nos atrevemos a decir lo que realmente sentimos o a hacer lo que realmente queremos, y ello nos reporta una sensación de malestar en nuestro día a día. Una persona congruente no debería acceder a esos compromisos que no le apetecen o justificarse ni poner excusas, sino decir lo que realmente es. Cuando uno pone una excusa o se justifica, el cuerpo le delata; tal vez desde fuera no se den cuenta, pero tu cuerpo se manifiesta y te recuerda con su malestar que estás siendo incongruente contigo mismo.

Es una situación en la cual una persona transmite el mismo mensaje a través de todos los canales de salida, es decir, que las palabras del mensaje están alineadas con el tono de la voz y los gestos. Todos los canales quedan definidos en el mismo sentido. El reconocido psicólogo norteamericano Paul Ekman explica que, aparte de las expresiones que se manifiestan en una conversación, también existen las microexpresiones, que son reacciones involuntarias e instintivas del rostro que pueden delatar lo que en realidad siente una persona, de aquí la importancia de que las propias emociones estén en consonancia con las palabras y acciones.

Ser congruente está estrechamente vinculado con el autoconocimiento y la inteligencia emocional, con saber escucharnos para saber cuáles son nuestros sentimientos y objetivos, lo cual nos aporta mucha más claridad respecto a lo que deseamos o hacia dónde dirigirnos o con qué comprometernos. Es el resultado de un desarrollo individual y de adquirir una responsabilidad personal. Si sabes quién eres y aquello que quieres, sabrás que estás siendo congruente cuando camines en la dirección que te acerca a tu objetivo.

El estar en equilibrio y congruencia con los propios valores es un aspecto esencial del bienestar, puesto que los valores determinan ampliamente el comportamiento de las personas. Muchas de nuestras elecciones en la vida se ven influenciadas por nuestra jerarquía de valores. Tales valores afectan, por ejemplo, a la elección de los estudios o trabajos, a nuestras relaciones personales, a la elección de pareja, y a todo nuestro estilo de vida en general.

¿Cuándo dejamos de ser congruentes?

En muchas ocasiones somos incongruentes en nuestras vidas, adoptamos hábitos incorrectos cuando queremos defender nuestra salud; pedimos a los hijos que sean educados cuando nosotros no sabemos comunicarnos asertivamente; hacemos cosas que no están en línea con nuestras creencias o nuestros deseos. La incongruencia es la manifestación de mensajes en conflicto sobre diferentes canales; por ejemplo, cuando afirmamos que estamos seguros en un tono de voz titubeante.

A menudo los seres humanos experimentamos sensaciones de falta de motivación para llevar a cabo una tarea, o de nudo en el estómago. Somos capaces de cambiar nuestro discurso en una conversación o dudamos sobre qué decisión tomar. Esto nos procura una sensación interna de dilema o conflicto, puesto que no se produce una congruencia entre ideas, pensamientos, sentimientos y conductas. A eso se le llama disonancia cognitiva, la cual nos hace ser conscientes de la necesidad de resolver el conflicto con el fin de vivir con mayor integridad. Sin embargo, cuando una persona expresa un único mensaje y se mantiene firme con sus ideas, se habla de congruencia porque el mensaje se transmite con convicción y seguridad y ello reporta una conexión con uno mismo.

Dejamos de ser congruentes cuando aparentamos aquello que no es, cuando pretendemos ser quienes no somos. El psicólogo estadounidense Carl Rogers se refería al término incongruencia para hablar de los sentimientos de insatisfacción que se producen cuando uno no vive la vida que realmente desea. La incongruencia tiene que ver con la incomodidad y comporta muchos perjuicios a la persona porque lo que siente y hace no están alineados. La falta de congruencia en nuestra vida genera desconfianza e inseguridad con uno mismo y con los demás. Ser congruente hace la diferencia entre sentirse cómodo o incómodo en la propia piel, pero estamos tan acostumbrados a convivir con la incongruencia que no somos conscientes de hasta qué punto nos afecta.

¿Cómo llegar a ser una persona congruente?

El acto más amoroso hacia nosotros mismos es ser congruentes en nuestra vida. Y para ello hemos de ser honestos. Se requiere mucho trabajo personal a fin de desaprender pensamientos y comportamientos aprendidos, así como para adoptar conscientemente ciertas posturas frente a la vida. Se trataría de elegir pensar y ver el mundo con criterio propio, asumiendo una postura personal frente a los acontecimientos, adquirir una autonomía y libertad para hacernos así con el control de nosotros mismos.

Victoria García Masip

Victoria García Masip

Psicoterapeuta y Coach. Adultos y adolescentes. Terapia familiar y de pareja

Profesional verificado
Tarragona
Terapia online

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