Se dice que los ojos son la ventana del alma, pero, también, permiten conocer la forma en que nos fijamos en los detalles de un cuadro, las partes de nuestro cuerpo que miramos más cuando estamos delante del espejo o lo que nos llama la atención de un anuncio.
El Eye Tracking, o seguimiento ocular, es un proceso en el que se miden los movimiento de los ojos, para así poder determinar hacia dónde, qué y durante cuánto tiempo está mirando una persona.
Los ojos son, quizás, los órganos más importantes a través de los cuales obtenemos información del mundo y, es por esto, que las técnicas de seguimiento ocular han ido adquiriendo mucha importancia en investigación. Veamos más a fondo estas técnicas.
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¿Qué es el Eye Tracking?
El “Eye Tracking”, también conocido como seguimiento ocular, hace referencia al conjunto de técnicas que permiten evaluar hacia dónde está mirando una persona, en qué objeto o detalle en concreto se centra y cuánto tiempo mantiene fija su mirada. Los dispositivos que llevan a cabo esta técnica se llaman “eye trackers”, y se componen de múltiples tipo diferentes de aparatos que permiten fijarse en el ángulo de la mirada o el movimiento del ojo en sí.
Las técnicas de eye tracking se han utilizado en investigación de diferentes campos, como la lingüística cognitiva, la psicología y, también, el márketing y diseño de productos. Son técnicas que permiten conocer el comportamiento visual de una persona, sea esta sujeto, paciente o comprador, y en base a esto establecer conclusiones sobre cuáles son sus intereses, su estado emocional o incluso si tiene algún tipo de patología.
Historia
Aunque hoy en día las técnicas de eye tracking se sirven de modernos dispositivos que permiten registrar el movimiento de los ojos o la dirección de la mirada, lo cierto es que los primeros intentos por saber hacia donde miraban las personas al hacer un determinado tipo de tarea se remontan al siglo XIX. Estos primeros intentos se hicieron mediante observación directa de hacia dónde miraba el sujeto, y qué tipo de información o estímulo llamativo se le había presentado en su campo visual.
Louis Emile Javal, en 1879 se observó que, cuando se leía, el proceso de lectura no implicaba un suave barrido de los ojos a lo largo del texto. Hasta aquel entonces se creía que, al leer, por ejemplo, un libro, se seguía de principio a fin cada línea, sin dar saltos o quedarse “atascado” durante unos segundos en una misma palabra. Javal observó que la lectura era, en realidad, una serie de paradas cortas, de fijaciones y movimientos sacádicos rápidos.
Durante el siglo XX se intentaron resolver varias preguntas en torno a la lectura, tales como cuáles eran las palabras en las que más se detenían, cuanto tiempo se les dedicaba o cómo y por qué se retrocedía y volvía a leer palabras ya leídas. Edmund Huey, con la intención de resolver estas preguntas, diseñó una lente de contacto con un agujero que se colocaba directamente en los ojos del participante. Con estas lentes podía registrar, de forma muy precisa, el movimiento de los ojos cuando se estaba leyendo, y qué estaba mirándose.
Dado que la técnica de Huey era, pese a objetiva y eficaz, bastante molesta e invasiva, otros investigadores inventaron sus propios “eye trackers”, los cuales se limitaban en grabar, de forma precisa, el movimiento ocular sin necesidad de introducir nada en el ojo del participante. Uno de ellos, Guy Thomas Buswell, fue quien ideó el primer dispositivo de eye tracking no invasivo, utilizando haces de luz reflejados en el ojo y que, cuando el globo ocular se movía, el rayo lumínico era desviado, grabándose el proceso en una película.
Durante las décadas de los cincuenta y los sesenta se descubriría que el movimiento ocular, tanto delante de un texto como de una imagen, podía verse condicionado por la tarea que tuviera que realizar el participante, o sus intereses. Fue el caso de las investigaciones de Alfred L. Yarbus, quien llegó a la conclusión de que el movimiento ocular no dependía únicamente de lo que tuviera delante el sujeto, sino que también influía lo que esperaba encontrarse.
En la actualidad, los dispositivos de eye tracking se han mejorado y se han vuelto mucho más preciso y menos invasivos. Se han adaptado no únicamente para conocer el comportamiento visual de las personas ante un cuadro, una página de texto o una cara, conociendo en qué nos fijamos más las personas. Desde la década de los 2000 se han ido fabricando dispositivos de seguimiento ocular para personas con discapacidades motrices, los cuales interpretan los movimientos oculares como órdenes, haciendo que, por ejemplo, la silla de ruedas se mueva o se emita una frase mirando las palabras en una pantalla.
Tipos de eye trackers
Aunque hoy en día la mayoría de los eye trackers no son invasivos y se sirven de la grabación por vídeo, no son los únicos ni tampoco son, estrictamente hablando, los más precisos. A continuación veremos los tres principales tipos de eye tracking.
1. Sensado invasivo
Se utiliza algo que esté adjunto al ojo, como una lente de contacto con un espejo incorporado. Este tipo de eye tracking es bastante invasiva, como bien su nombre indica, dado que implica colocar en el ojo del sujeto algo que se mueva acorde a cómo el globo ocular lo hace.
Como los ojos son órganos delicados y, por regla general, la gente se muestra muy sensible a que se los toquen, no son pocas las veces en las que el participante rechaza que se le coloque un eye tracker de sensado invasivo. Es una técnica bastante molesta.
Pero pese a ser molestos, los eye trackers de este tipo tienen la ventaja de que permiten registrar con bastante precisión el movimiento del ojo, dado que se mueven acorde a cómo éste lo hace. Las grabaciones que se obtienen mediante este sistema son muy detalladas.
2. Sensado no invasivo
Este seguimiento se hace sin necesidad que se tome contacto directo con el ojo. A través de una luz, como la infrarroja, se conoce el movimiento ocular mediante el reflejo del haz lumínico, el cual es captado mediante una cámara de vídeo o un sensor óptico.
Los eye trackers de sensado no invasivo suelen utilizar el reflejo corneal y el centro de la pupila para saber el movimiento del globo ocular. Otros también se sirven del parte frontal de la córnea y la parte posterior de la lente. También los hay que graban el interior del ojo, fijándose en la posición de los vasos sanguíneos de la retina.
En general, los métodos ópticos tienen buena consideración en el campo de la investigación, dado que su coste es bajo y no son invasivos.
Sin embargo, pueden fallar a la hora de registrar el movimiento ocular, dado que a veces no detectan con precisión la pupila, la córnea o cualquier pista ocular que utilicen para hacer el eye tracking. Además, si el sujeto cierra los ojos no se puede registrar su conducta visual.
Algunos dispositivos de realidad virtual, como las gafas FOVE, tienen eye trackers de este tipo, permitiendo conocer hacia qué lugares está mirando la persona una vez inmersa en el entorno virtual.
3. Potenciales eléctricos
Una técnica bastante especial de eye tracking es la que utiliza potenciales eléctricos, medidos con electrodos colocados alrededor de los ojos..
Los ojos son el origen de un campo de potencial eléctrico, el cual puede medirse incluso con los ojos cerrados. Los electrodos se pueden colocar de tal manera que se genere un dipolo, un polo positivo en la córnea y un polo negativo en la retina.
La señal eléctrica que se obtiene de esta técnica se llama electrooculograma (EOG). Si los ojos se mueven del centro hacia la periferia, la retina se acerca a uno de los electrodos, mientras que la córnea se acerca al opuesto.
La principal ventaja del eye tracking mediante potenciales eléctricos es que es capaz de registrar el movimiento ocular incluso con los párpados cerrados, dado que se está registrando el campo magnético del ojo.
Sin embargo, su principal desventaja es que, si bien no es del todo invasiva, implica tener que colocar electrodos, algo que implica tener que rascar un poco la piel del sujeto. Además, el cuidado de estos electrodos es bastante delicado, y pueden fallar con mucha facilidad o no conducir bien la corriente dependiendo de la piel del sujeto.
Aplicaciones del Eye Tracking
El seguimiento ocular se ha mostrado bastante útil para varios campos, tanto teóricos como prácticos.
Márketing y diseño web
En márketing el eye tracking es una técnica útil dado que permite conocer los patrones visuales de los compradores, saber hacia qué detalles en un anuncio publicitario, tanto de la televisión, como en los periódicos o en la web, se fijan más.
Gracias a esto, las empresas pueden hacer estudios cuantitativos de cómo la comunicación, es decir, sus anuncios, son percibidos en la población, y cómo mejorarla. También es posible conocer el impacto de la publicidad audiovisual, tanto en un contexto neutral, es decir, experimental, como en la vida misma.
Al conocer en qué detalles se fijan más los usuarios, es posible mejorar las páginas web de las empresas para hacerlas más llamativas y manejables para los posibles compradores, además de lograr mantener su atención y dirigirlos hacia la compra del producto o servicio.
Pero no únicamente el eye tracking se centra en la forma de cómo anunciar los productos, sino también en cómo deben empaquetarse los mismos. Con el seguimiento ocular se puede ver hacia qué estímulos de un determinado color, forma o características visuales varias el sujeto presta mayor atención. De esta manera, las empresas pueden diseñar sus productos y los envoltorios de los mismos para inducir a la comprar del mismo.
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Personas con discapacidad
El seguimiento ocular tiene la gran ventaja de poder ayudar a las personas con movilidad reducida, como por ejemplo personas con tetraplejia o parálisis cerebral.
El eye tracking mediante sensado no invasivo se puede combinar con pantallas de ordenador, en las cuales aparecen letras que el usuario puede mirar. Fijando su mirada en esas letras, un dispositivo forma palabras y frases que suenan mediante un altavoz, permitiendo a personas con problemas de hablar poder comunicarse.
También se puede hacer esto mismo para conseguir que la silla de ruedas se desplace. La persona fija su mirada en la pantalla, en la que aparecen flechas que indican la dirección. Fijando su mirada en cada una de estas flechas, envía la orden a la silla de ruedas mecanizada para moverse en la dirección deseada.
Psicología
Estudiando la conducta visual es posible conocer si una persona manifiesta algún tipo de patología, o en qué forma su forma de mirar las cosas se diferencia del esperable en una persona sin un diagnóstico psicopatológico.
Se ha observado que las personas con trastorno de déficit de atención e hiperactividad descentran la mirada con mucha más facilidad que las personas sin el diagnóstico.
Esto hace que no presten la debida atención a elementos como pueden ser la pizarra de clase o el libro de texto, fomentando problemas de aprendizaje y de comprensión que pueden confundirse, en los casos más graves, con dislexia o, incluso, retraso mental.
Cabe decir que las técnicas de seguimiento ocular pueden ser muy útiles para diagnosticar tanto el TDAH como la dislexia porque, si bien en ambos se dan problemas de lectura, el patrón de conducta visual difiere, habiendo en el primero más descentramiento de la mirada mientras que en el segundo hay más fijaciones en el texto, pero poco eficientes.
El eye tracking también se ha utilizado para observar y analizar el comportamiento visual de personas quienes sufren enfermedades neurodegenerativas, como lo son el Alzhéimer o el Parkinson, y trastornos mentales como la esquizofrenia, los trastornos del espectro autista, la depresión o lesiones cerebrales.
Es de especial mención su utilidad en los trastornos de la conducta alimentaria. Mediante estos dispositivos, combinados o no con realidad virtual, se puede conocer hacia donde miran más las personas diagnosticadas de anorexia nerviosa. Es esperable que centren su mirada especialmente en aquellos lugares en los que más complejo sienten.
Referencias bibliográficas:
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- Yarbus, A. L. (1967). Eye Movements and Vision. Plenum. New York.
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