Durante mucho tiempo se pensaba que los niños eran adultos en miniatura, hecho que llevaba a las personas a tratarlos con dureza. Afortunadamente, a lo largo del siglo XX hubo un creciente interés por conocer en profundidad el desarrollo infantil y diversos autores realizaron importantes aportaciones teóricas sobre el tema.
Las principales teorías psicológicas sobre el crecimiento infantil
A lo largo de este artículo se exponen las principales teorías formuladas durante el siglo XX. Todas ellas han sido importantes —se complementen o no— puesto que permitieron comprender que la infancia no consiste en adultos en miniatura, sino que tiene sus propias especificidades y necesidades.
1. Jean Piaget: teoría del desarrollo cognitivo
Jean Piaget centró su trabajo en el estudio del desarrollo cognitivo. Por un lado, consideraba que la inteligencia funciona como una forma de adaptación biológica al medio. Por otro lado, creía que el conocimiento se construye al interactuar con objetos o situaciones. Es decir, según Piaget es necesario que los niños exploren de forma activa para aprender.
Uno de los aspectos más relevantes y característicos de su trabajo fue la descripción de las cuatro etapas del desarrollo cognitivo infantil. Con esta propuesta de los estadios universales del desarrollo cognitivo, el autor plantea cómo piensan y entienden el mundo los niños desde el nacimiento hasta los 12 años (y de ahí en adelante).
2. Lev Vigotsky: teoría sociocultural
En contraposición a lo que Piaget planteaba, Vigotsky defendía la importancia del papel que el contexto social y cultural tenía en el desarrollo cognitivo. Según su propuesta, los niños y niñas aprenden principalmente a través de la interacción con los adultos de su entorno, pero también con sus iguales. Es decir, considera que el desarrollo de cada individuo está determinado por el medio y la cultura en la que se encuentra.
Este autor plantea el concepto de la "Zona de Desarrollo Próximo" (ZDP) para referirse a ese espacio —metafórico— entre lo que la criatura ya sabe y puede hacer por sí sola y aquello que puede llegar a aprender con el soporte de alguien más experimentado o competente (bien sea un adulto o un igual más avanzado). Este soporte temporal es lo que se denomina "andamiaje". Así pues, Vigotsky defiende que el aprendizaje se da primero a nivel social y luego se vuelve individual.
3. Anna Freud y Melanie Klein: psicoanálisis infantil
Si bien es cierto que Sigmund Freud incluía algunos aspectos de la infancia en el psicoanálisis y la consideraba clave en la formación de la personalidad, fueron las autoras Anna Freud y Melanie Klein las que profundizaron en el estudio de la infancia y el desarrollo del psicoanálisis infantil permitiendo una mayor comprensión del mundo emocional infantil.
Anna Freud hizo un importante trabajo en relación con la importancia de los mecanismos de defensa infantiles que las criaturas utilizan para poder manejar conflictos emocionales internos. Asimismo, adaptó el método psicoanalítico a las características de la infancia incluyendo aspectos tan importantes como el papel de los padres y el contexto, por ejemplo.
Melanie Klein profundizó en el estudio del juego como una herramienta que los niños tienen para expresar y resolver conflictos emocionales y aspectos inconscientes. Además, planteó la idea de que desde el nacimiento ya hay una vida emocional rica y se establecen relaciones con el entorno.
4. John Bolwby y Mary Ainsworth: teoría del apego
La teoría del apego fue desarrollada inicialmente por John Bolwby y ampliada, posteriormente, por Mary Ainsworth. En esta propuesta, se sostiene que el vínculo que se establece entre el bebé y sus cuidadores es un elemento crucial en el desarrollo emocional y social de la criatura. Bolwby plantea el apego como un mecanismo evolutivo de supervivencia.
Ainsworth, más tarde, profundizó en el estudio del apego y, mediante el experimento conocido como "la situación extraña", identificó diferentes formas de vincular. Los estilos observados fueron clasificados como seguro o inseguro y dentro de esta última categoría se dieron tres subtipos: evitativo, ambivalente y desorganizado. Estas aportaciones evidencian que las relaciones vividas en la infancia interfieren en la capacidad de establecer relaciones posteriormente.
5. Frederic Skinner: conductismo
Skinner es considerado uno de los principales representantes de la corriente conductista. El autor planteaba el desarrollo infantil en términos de aprendizaje mediante el condicionamiento operante. Es decir, consideraba que el comportamiento se forma a través de refuerzos y/o castigo.
Este autor no se centra en los procesos internos que se dan a nivel individual, sino que considera el aprendizaje como una modificación de la conducta en función de las consecuencias que la misma conlleva. Son estas repercusiones las que, según la propuesta conductista, van a hacer que los comportamientos se extingan o mantengan.
6. Albert Bandura: el aprendizaje social
Partiendo de la propuesta conductista, Bandura incorpora dos elementos: el social y el cognitivo. Este autor planteó la idea de que el aprendizaje también se produce por imitación y observación de modelos significativos, sin que exista la necesidad de que siempre haya un elemento que actúe como reforzador directo.
Podríamos decir que Bandura representa un puente entre el modelo cognitivo y el conductista puesto que introduce la idea de que las criaturas ejercen un papel activo. Es decir, no solo recibe estímulos de forma pasiva sino que los factores motivacionales y cognitivos también intervienen. Otro aspecto importante introducido por Bandura es el concepto de autoeficacia.
7. Erik Erikson: desarrollo psicosocial
Erik Erikson planteó una teoría partiendo utilizando como base las fases psicosexuales propuestas por Sigmund Freud. Sin embargo, hay ciertos aspectos en los que difiere. Por un lado, Erikson da mucho más peso a los aspectos sociales y culturales. Por otro lado, considera que los individuos se desarrollan a lo largo de su vida mediante las experiencias e interacciones sociales.
Según Erikson, este desarrollo está marcado por una serie de crisis o conflictos psicosociales que se dan en las diferentes etapas vitales. El autor defendía que cada individuo debe resolver estos conflictos para poder fortalecer su propia identidad (el yo) y, de este modo, seguir creciendo de forma saludable. El autor divide este proceso en 8 etapas que se dan a lo largo de la vida. Las cinco primeras se dan entre el nacimiento y los 18 años, el resto corresponden a la adultez y la senectud.


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