En una época en la que todo debe valorarse según el precio que en el mercado se puede pagar por ello, la filosofía cada vez se ve más acorralada: es olvidada y minusvalorada en las reformas políticas de educación. Ahora bien, eso no significa que esta opción formativa no tenga ningún valor, al contrario. Estudiar filosofía supone aprender destrezas que difícilmente serán desarrolladas en otras disciplinas.
Y es que sobran los motivos para estudiar filosofía, a poco que nos informemos sobre la naturaleza de esta fuente de conocimiento. En las siguientes líneas veremos los más destacables.
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¿Por qué estudiar filosofía?
Esta es una selección de esos puntos fuertes que la filosofía ofrece a esas personas que se deciden por aprender de ella. No están ordenadas siguiendo un criterio determinado, pero seguro que las podrás ordenar en tu cabeza destacando aquellas que más te atraigan. Si te estás preguntando por qué estudiar filosofía, te será de mucha utilidad.
1. Ofrece un mejor conocimiento científico
La ciencia es un tipo de método de obtención de conocimiento que ha demostrado ser increíblemente valioso durante siglos. Ahora bien, a la práctica, saber de ciencia no siempre implica interpretar bien los datos que sus métodos de investigación nos ofrecen.
Y es que muchas veces creemos que la información científica nos viene dada por la naturaleza y transmiten un significado evidente para cualquiera que los conozca, pero esto no es así. La filosofía de la ciencia permite saber si ciertas interpretaciones de datos son adecuadas o no, si los métodos de investigación usados permiten sacar las conclusiones que queremos, o incluso si las hipótesis desde las que partimos son defectuosas.
Así pues, la formación en filosofía es un excelente complemente para las carreras basadas en ciencias, por un lado, y también permiten labrarse una trayectoria como filósofos de la ciencia consultores que pueden orientar a los equipos de investigadores para revisar los planteamientos de sus estudios.
2. Es apta para mentes curiosas
La filosofía es la carrera formativa por excelencia para las personas curiosas, interesadas en las grandes preguntas sobre la vida y sobre la existencia. Por ejemplo: ¿para qué vivimos? ¿Qué podemos saber? ¿Qué existe y qué no? ¿Cómo debemos comportarnos para ser buenos?
En la práctica, la cantidad de preguntas de este tipo que los filósofos pueden llegar a plantearse es infinita y, aunque normalmente no lleguen a conclusiones que satisfagan totalmente su curiosidad inicial, el hambre de saber más y más las lleva a ordenar sus ideas de un modo cada vez más sofisticado.
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3. Permite desarrollar críticas constructivas
El mundo se mueve cada vez más por las lógicas que impone el mercado, y por eso es bueno mantener una perspoectiva distanciada de este sistema y plantear críticas a esas dinámicas de relaciones y de comercio de las que es tan difícil escapar. La filosofía nació justamente para esto: para cuestionar las creencias más extendidas, aquellas que dominan tanto nuestras mentes que ni siquiera las consideramos creencias, sino verdades absolutas.
De este modo, estudiar filosofía aporta un contrapunto racional que hace posible tener una mentalidad diferente, capaz de detectar anomalías allí donde otras personas no pueden, y que por consiguiente hace posible el cambio social.
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4. Puede aplicarse a la propia vida
Muchas de las preguntas que se plantean desde la filosofía tienen implicaciones personales. Por ejemplo, la crisis existencial no es lo mismo si ya se tiene una experiencia en este ámbito, y lo mismo ocurre con las dudas acerca de cómo se puede actuar correctamente y qué tipo de conductas hay que evitar.
Dicho de otro modo, la actividad filosófica no transcurre al margen de la vida personal; normalmente se funden en una sola cosa.
5. Nos ayuda reinterpretar el mundo
La filosofía no es exactamente una forma de terapia, pero sí permite llegar a reflexiones estimulantes sobre las propias vivencias, el mundo, las relaciones personales y todo lo que nos rodea.
Así pues, hace más fácil que podamos encontrar vías de interpretación alternativas, aquellas que nos satisfagan más y nos permitan ser felices. A fin de cuentas, dado que nunca podremos tener una visión totalmente objetiva de la realidad, es mejor dirigir nuestra subjetividad hacia lo que nos acerca a la felicidad y el bienestar.
6. Permite detectar intentos de manipulación
El análisis de los discursos es uno de los ámbitos en los que la filosofía se muestra más útil.
Dado que tanto la propaganda como la publicidad están cada vez más presentes en nuestras vidas, y teniendo en cuenta que muchas veces e nos ofrecen argumentos que parecen racionales a pesar de que en realidad son un puñado de eslóganes políticos, la filosofía nos ayuda a estimar hasta qué punto ciertas afirmaciones parten de la racionalidad o no.
Detectar estos engaños intelectuales antes de que echen raíces en nuestras mentes a base de estereotipos e ideas preconcebidas es muy útil para desarrollar una perspectiva propia de las cosas, una que no dependa de ideologías.