Sin duda, la maternidad es una experiencia compleja que nos transforma y despierta en nosotras una gran variedad de emociones. Algunas se han visibilizado más que otras y están socialmente más aceptadas como parte de la vivencia. Otras, por desgracia, son un tabú y muchas mujeres las viven con culpa pensando que hay algo mal en ellas por sentirse así.
En este artículo nos inspiramos en la propuesta del psicólogo Robert Plutchik para hablar en profundidad de las emociones que se suelen experimentar con más frecuencia en la maternidad. Para finalizar planteamos diversas herramientas y estrategias que pueden resultar útiles en el acompañamiento de las emociones maternas.
La rueda de las emociones y la maternidad
La idea de La rueda de las emociones fue propuesta por el psicólogo Robert Plutchik. Tiene por objetivo ayudar a que las personas puedan visualizar de una forma sencilla la interacción entre las emociones primarias y cómo acaban evolucionando. Además, es una herramienta práctica que permite incrementar el vocabulario relativo al mundo emocional.
Es importante tener en cuenta que durante la maternidad las emociones suelen vivirse de forma más intensa y cambiante debido a factores hormonales, psicológicos y también sociales. Los últimos estudios en neurociencia señalan que durante el embarazo el cerebro de una mujer cambia significativamente.
El cerebro de una mujer empieza a cambiar en el momento en que la gestación comienza, pero la reestructuración cerebral se sigue produciendo y se mantiene también durante el posparto. Dichas modificaciones se producen con el objetivo de potenciar la conexión con el bebé, pero algunas madres lo perciben como un periodo de mayor vulnerabilidad emocional.
Las emociones más comunes en la maternidad
Obviamente, cada mujer vive su experiencia como madre de una forma única. Cada persona tiene su propio mundo interno, sus creencias y su forma de percibir la realidad. Todo esto se ha construido a lo largo de los años en base a las experiencias vividas. Sin embargo, también es cierto que hay ciertas emociones a las que las mujeres hacen referencia de forma repetida cuando hablan de su experiencia como madres.
Alegría y amor
La alegría es una de las emociones básicas y es, junto con el sentimiento de amor, una de las emociones que más se asocia a la maternidad. El amor que una madre puede llegar a sentir por su criatura es tan intenso e incondicional que transforma a las mujeres.
En la mayoría de ocasiones, este amor es lo que se percibe como el motor que permite cuidar y nutrir de forma incesante y a pesar del agotamiento extremo que sienten en el día a día.
Muchas mujeres sienten este amor desde el embarazo y es algo que se va construyendo día a día a medida que se forma el vínculo. Otras mujeres necesitan tiempo para conocerse con sus criaturas antes de sentir ese “enamoramiento” y también es válido. La oxitocina activa circuitos que hacen sentir dicha. No obstante, debido a la complejidad que caracteriza la experiencia materna, es habitual que esta emoción conviva con otras no tan agradables y no hay nada de malo en ello.
Miedo y ansiedad
Es habitual que muchas mujeres sientan miedo durante el embarazo. Pueden aparecer preocupaciones en torno a la salud y el bienestar del bebé. Con frecuencia, también surgen miedos, tanto en el embarazo como en el posparto, relacionados con la propia autoeficacia y el desempeño como madre.
Las expectativas poco realistas sobre la maternidad están relacionadas con mayores niveles de ansiedad en las madres y esto puede interferir en la transición a la maternidad.
Tristeza
La tristeza es quizá una de las emociones que más se ha trabajado por visibilizar en los últimos tiempos debido a que se asocia a la depresión posparto. Sin embargo, una mujer puede sentirse triste sin estar deprimida.
Aspectos como los cambios hormonales, el cansancio extremo y las expectativas no cumplidas pueden ser los desencadenantes de esta emoción. Además, es importante tener en cuenta que en la transición a la maternidad se producen diversos duelos y es normal que aparezca tristeza al transitarlos.
Ira y frustración
Estas dos emociones son quizá de las menos vistas y validadas durante la maternidad. No obstante, hay bastantes factores que llevan a las madres a sentir enfado y frustración. Entre estas, destacan algunas como la percepción de la pérdida de autonomía, la falta de apoyo, la sobrecarga en las tareas y la falta de sueño.
Culpa
Lamentablemente, la culpa es una de las emociones más presentes en la maternidad. Muchas mujeres son híper exigentes consigo mismas puesto que sienten una elevada presión por alcanzar el ideal materno que se impone socialmente. Es necesario que trabajemos socialmente para comprender que es imposible ser perfectas (ni en la maternidad ni en ningún otro ámbito de la vida) y que, en realidad, nuestras criaturas necesitan que seamos “suficientemente buenas”.
Sorpresa
La sorpresa es una emoción que también aparece con frecuencia durante la experiencia materna. En gran cantidad de ocasiones vivimos situaciones inesperadas, algunas más agradables que otras. Por ello, es importante intentar ser flexibles y adaptarnos a los cambios en la medida de lo posible.
Estrategias para acompañar y regular las emociones en la maternidad
El primer paso para poder regular nuestras emociones es nombrarlas. Esto nos permite recordar que todas las experiencias emocionales son válidas, aunque sean desagradables de transitar. No hay emociones “malas” o “inadecuadas” y, por supuesto, nadie debería decirnos cómo deberíamos sentirnos en determinadas situaciones.
El autoconocimiento es clave para poder permitirnos sentir sin juzgar lo que nos está sucediendo. Cada persona debe conocerse para poder desarrollar las herramientas de regulación emocional que mejor se ajusten a sus necesidades. Además, es necesario que nos informemos y formemos sobre los procesos relativos a la maternidad para comprender que no estamos solas y que la maternidad es una experiencia tremendamente compleja y transformadora en la que se viven muchos cambios.
Por último, no podemos olvidar que actualmente vivimos muy solas en nuestras maternidades y que el apoyo del entorno (pareja, familia y/o grupos de madres) es necesario. Si bien es cierto que todas las emociones son válidas, es importante tener en cuenta que cuando nos sentimos abrumadas por ellas o consideramos que no disponemos de los recursos suficientes para hacerles frente, es necesario pedir ayuda profesional.
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