Los trastornos del espectro de la esquizofrenia, la interrupción brusca del consumo de alcohol en personas adictas o los traumatismos craneoencefálicos, entre otras alteraciones, pueden provocar la aparición de un tipo de delirio muy peculiar: el síndrome de Ekbom o delirio de parasitosis.
Las personas con este trastorno creen que tienen insectos u otros parásitos en la piel, y con frecuencia siguen manteniendo esta idea aunque los exámenes médicos la refuten. Veamos a qué causas se debe y en qué consiste exactamente este delirio.
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¿Qué es el síndrome de Ekbom?
El síndrome de Ekbom es un trastorno psicológico que se caracteriza por la creencia delirante de que la persona tiene insectos debajo de la piel, o bien pequeños parásitos de otro tipo. Esta alteración se asocia a la presencia de alucinaciones táctiles y de prurito (picor constante en una parte del cuerpo que provoca un impulso intenso de rascarse).
Quienes presentan el síndrome de Ekbom pueden mantener con gran convicción la idea de que tienen parásitos en la piel durante mucho tiempo y a pesar de las evidencias en contra que se obtengan a través de exámenes médicos o de otras maneras. Si se dan estas condiciones la alteración se clasificaría como un trastorno delirante propiamente dicho.
Desde otras perspectivas se concibe el síndrome de Ekbom como una psicosis con la creencia delirante como único síntoma. Es por esto que en ocasiones se utilizan fármacos antipsicóticos como la pimozida y la olanzapina para tratar este trastorno, si bien también existen procedimientos psicológicos para el manejo de los delirios y de las alucinaciones.
Otros nombres que se utilizan para hacer referencia al síndrome de Ekbom son “delirio de parasitosis”, “parasitosis delirante”, “delirio dermatozoico”, “delirio parasitario”, “delirio de infestación” y “parasitosis imaginaria”. El manual diagnóstico CIE-10, que recoge de forma específica este trastorno, lo denomina “delirio de parasitosis”.
Esta alteración es más habitual en mujeres, en especial a partir de la quinta década de vida. Algunos expertos atribuyen parcialmente este hecho a la llegada de la menopausia, que se asocia con la aparición de fenómenos sensoriales anormales a los cuales la persona podría dar una interpretación delirante, surgiendo así el síndrome de Ekbom.
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Síntomas y cuadro clínico
La mayoría de personas que presentan el síndrome de Ekbom refieren sensaciones que atribuyen a movimientos de insectos que atraviesan la piel o que se desplazan por la parte interna de esta. Esta percepción anormal es denominada “formicación” y forma parte de los fenómenos conocidos como parestesias, que incluyen también pinchazos o entumecimiento.
Si bien las hormigas son uno de los “parásitos” a los que se hace referencia con mayor frecuencia y dan nombre a distintos términos que se usan para referirse al síndrome de Ekbom, también es habitual que las personas con este trastorno digan que tienen gusanos, arañas, lagartijas y otros animales pequeños. En ocasiones afirman que estos son invisibles.
En determinadas condiciones cualquier persona puede percibir sensaciones de formicación, en especial si se dan circunstancias que las propicien, como la menopausia o las alteraciones médicas que afectan a los nervios sensoriales. Sin embargo, la generación de la creencia delirante es mucho menos habitual y requiere algún tipo de desencadenante.
Existen dos grandes categorías de delirios de parasitosis en función de la naturaleza de las alteraciones. Hablamos de síndrome de Ekbom primario cuando los síntomas surgen en ausencia de problemas identificables, y por tanto pueden ser atribuidos a errores en el razonamiento del paciente. Este subtipo tiene una naturaleza similar a la de la psicosis aguda.
En cambio, cuando se detecta una alteración subyacente que desencadena la creencia delirante el trastorno se clasifica como secundario. A su vez este tipo se divide en dos: funcional, que se diagnostica en los casos en que el síndrome se debe a un trastorno psiquiátrico como la esquizofrenia, y orgánico, cuando la causa es una enfermedad o un fármaco.
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Trastornos y alteraciones relacionadas
Con frecuencia la aparición del síndrome de Ekbom se asocia a una hiperactivación del organismo debida al consumo de determinadas sustancias. En particular, la parasitosis delirante en muchos casos se debe al síndrome de abstinencia en personas con dependencia del alcohol o bien al consumo excesivo de cocaína u otros estimulantes.
Además de los trastornos psicóticos, otras alteraciones de la estructura y el funcionamiento del cerebro pueden explicar el surgimiento de este trastorno. Las enfermedades neurodegenerativas (incluyendo la demencia alcohólica) y los traumatismos craneoencefálicos, por ejemplo, son dos causas comunes del síndrome de Ekbom.
Es interesante mencionar también la cleptoparasitosis delirante, que es considerada un subtipo del síndrome de Ekbom. En esta variante la persona no mantiene la creencia de que hay bichos en su piel, sino que estos infestan su residencia y por tanto corre el riesgo de ser parasitada. No obstante es posible y habitual que ambos trastornos se den a la vez.
El síndrome de Morgellons es otra variante del delirio de parasitosis en el cual los parásitos son sustituidos por fibras de distintos tipos que han tenido contacto con la piel, como tela o restos de vendas, o bien no son identificadas por el paciente. Se trata de un trastorno poco común que se ha empezado a estudiar hace poco más de diez años.
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