Los símbolos son una de las herramientas más efectivas que existen para conseguir cambios y mejoras reales en la vida. Pueden ser una herramienta más en el repertorio de recursos del psicólogo y también una vía de cambio para cualquier persona.
En este artículo veremos una forma de utilizarlos.
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El potencial del símbolo en la Psicología
El símbolo presenta unas características muy específicas. Su etimología (sim-bollein: unir) nos indica que es capaz de unificar diversos elementos de forma muy potente: emociones, pensamientos, cultura e imagen. Y todo ello en una fracción de segundo.
Es bien sabido, por ejemplo, que la flor de loto simboliza, entre otras cosas, la superación, ya que es una hermosa flor que surge del lodo.
A lo largo de la historia se han utilizado miles de símbolos para diversos fines, como por ejemplo las metáforas de la Biblia o las banderas como símbolos patrióticos.
La utilización del símbolo está en continua evolución. Y mucho más ahora que nuestra sociedad es eminentemente visual.
Pero en este artículo nos vamos a centrar en los que sirven para la mejora y el cambio personal. Para ello, daremos un paso más allá de métodos como la elaboración de metáforas de la PNL o la utilización de arquetipos junguianos.
Y lo primero que tenemos que hacer es fijar el objetivo: vamos a desarrollar una técnica apropiada tanto para terapeutas como para usuarios, que se pueda utilizar tanto en la consulta como en la propia vida con efectividad.
Y lo primero que tenemos que aprender es a representar los símbolos con los cinco sentidos.
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La representación de los símbolos
Lo que normalmente llamamos visualización, es en realidad una utilización activa de la imaginación con los cinco sentidos. Por ello, en condiciones ideales, suelo realizar un breve entrenamiento con los clientes para desarrollar esta habilidad. Este entrenamiento suele ser lúdico y divertido, planteado en forma de juegos y desafíos.
Un segundo paso es descubrir y utilizar los campos de vida significativos para cada persona: no es lo mismo trabajar con una persona fanática de “Star Wars”, que hacerlo con un artesano, una persona muy religiosa o una programadora informática.
Los referentes son importantes, y hay que adaptar los símbolos a los clientes y no al revés. Ante todo, los símbolos tienen que ser significativos para la persona.
Otra habilidad muy importante para poder trabajar con símbolos es el saber jugar con la tensión y con los estados de conciencia u ondas mentales.
Es importante que la persona aprenda un método de relajación que le permita que su nivel de tensión sea manejable. Aquí resultan especialmente efectivas las diferentes técnicas de respiración, que consiguen resultados inmediatos.
A continuación, la persona puede aprender una técnica de inducción que se adapte a su forma de ser, para poder llegar a un estado en el que la utilización del símbolo alcance su máxima efectividad.
Aunque el párrafo anterior suene un poco extraño, la modificación de los estados de conciencia y los tipos de ondas cerebrales están ampliamente avalados por la ciencia.
Hay que tener en cuenta que una vez que una persona aprende una técnica de inducción y la práctica, puede alcanzar el estado deseado en cuestión de pocos minutos, sin perder la atención ni la consciencia en ningún momento.
Finalmente, hay que tener en cuenta que un símbolo es algo que evoluciona y se modifica según va cambiando la persona.
Ejemplo
Veamos un ejemplo de la vida real, que cuento tras haber pedido permiso para hacerlo al protagonista.
Un hombre joven, amante de las aves, se siente ninguneado y despreciado por una madre dominante y una familia que le aprisiona y no le deja evolucionar.
Tras aprender a relajarse y a visualizar, la imagen que se elige es un águila: en este caso, se trata de un águila llena de parásitos en una sucia y pequeña jaula.
Mediante el trabajo de visualización, el águila sale de la jaula y poco a poco, se va limpiando. De forma progresiva, va extendiendo las alas y va comenzando a volar.
El proceso que he contado en el párrafo anterior llevó más de un mes, en el que la visualización fue acompañada por conversaciones en las que se hablaba con el cliente sobre los pasos concretos que podía dar en su vida.
Poco a poco, la imagen del águila fue cambiando, fortaleciéndose y ganando en matices. Hoy en día, el cliente se ha independizado de su familia a nivel emocional y trabaja en el mundo de las aves. Suele comentar que en los días malos, le basta con visualizar el águila para mejorar el ánimo.
Pero recordemos que el objetivo final es que cada cliente adquiera las habilidades para poder utilizar esta herramienta por sí mismo.
Aprendiendo a usar el potencial de los símbolos
Si lo pensamos, estamos continuamente utilizando símbolos e imágenes que nos afectan. En realidad, todo el mundo que nos rodea es un conjunto de símbolos que tienen repercusión en nuestro interior. El desafío es aprender a utilizar esta potente herramienta de forma efectiva para nuestra mejora y evolución.
Si se programa bien todo lo que hemos leído a lo largo del artículo, se puede conseguir que todo el proceso sea divertido y eficaz, sin perder nunca de vista que lo que pretendemos como objetivo final es que sea una herramienta autogestionable: que la persona no dependa de nadie para poder utilizarla.
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