Los 5 tipos de racionalidad más importantes en el ser humano

Un resumen de los tipos de racionalidad: formas de entender el pensamiento lógico del ser humano.

Tipos de racionalidad

La racionalidad es una de las cualidades que nos definen como humanos, pero su definición puede plantearse de diferentes formas.

Por ello, podemos establecer diversas tipologías, en función de los criterios que seleccionemos para hablar sobre este concepto. Esta es la cuestión que vamos a someter a análisis a lo largo de los siguientes párrafos, lo que nos permitirá conocer los diferentes tipos de racionalidad.

¿Qué entendemos por tipos de racionalidad?

Para poder profundizar en los diversos tipos de racionalidad, necesitamos primero hacer una introducción acerca de este concepto, pues su complejidad puede ser mayor de la que parece a primera vista. La racionalidad se refiere a la capacidad de los seres humanos para pensar y obrar acorde a una lógica o elementos propios.

Esta cualidad es la que nos permite entender la realidad que nos rodea y utilizar nuestros procesos mentales para tratar de conseguir nuestros fines de una forma consciente, a través de la toma de decisiones más óptima para cada meta. Se trata de una característica tremendamente compleja que no se encuentra a este nivel en ninguna otra especie.

La racionalidad es inherente al ser humano, aunque existen individuos que no la han desarrollado aún, como es el caso de los bebés, otros que no la podrán desarrollar nunca (o al menos no plenamente, según el caso), como algunas personas con discapacidad intelectual.

Otros, en cambio, contaron con la capacidad racional en el pasado, pero la han perdido o la han visto limitada, ya sea por demencias debidas a una edad avanzada, lesiones cerebrales u otras enfermedades o alteraciones. Excluyendo estos casos, podríamos decir que la racionalidad es una característica propia del ser humano.

No obstante, se han observado indicios de algunos tipos de racionalidad muy primitivos en otras especies animales, como son diferentes primates, delfines e incluso animales mucho más alejados de nosotros evolutivamente, como pueden ser los pulpos, que ni siquiera pertenecen al grupo de los vertebrados.

Por supuesto, aunque la racionalidad sea una condición humana, no quiere decir, ni mucho menos, que todos nuestros procesos mentales y nuestras conductas estén fundamentadas en una cuestión racional. Por el contrario, en muchas ocasiones, las personas caemos en comportamientos o pensamientos sin ningún fundamento lógico y por lo tanto, irracionales.

Diferentes tipos de racionalidad

Tras una primera parte en la que hemos podido adentrarnos en el significado de este concepto, es hora de que revisemos ahora los tipos de racionalidad. Son varias las tipologías que se pueden realizar. En este caso, vamos a utilizar la planteada por el famoso sociólogo alemán, Max Weber.

En sus teorías, Weber hablaba del concepto de acción social, como forma básica de interacción entre las personas, y afirmaba que dicho elemento dependía de los tipos de racionalidad que se estuviesen aplicando en cada momento.

Para ello distinguía cuatro posibilidades en su estado puro, aunque igualmente consideraba que en la mayor parte de las ocasiones, lo que se podría apreciar al analizar el proceso en cuestión, sería una combinación de dos o más de esos tipos. En cualquier caso, vamos a ver ahora esos cuatro tipos de racionalidad que proponía Max Weber.

1. Racionalidad instrumental

La primera forma de racionalidad que aprecia Weber es la instrumental. La clave de esta forma de pensar y actuar residiría en las expectativas que el sujeto tiene acerca del modo de actuar del resto de personas o del ente con el que esté interactuando. Esa anticipación marcará el modo de comportarse del sujeto, orientándole de la manera apropiada para conseguir el objetivo que se ha propuesto.

Esta sería la manera más clásica de entender la racionalidad: actuamos tal y como lo hacemos porque sabemos (o creemos) que esa es la forma más lógica de alcanzar el fin particular que nos hayamos planteado en cada momento concreto. Se trata de una forma de actuar que utilizamos constantemente, sin reparar en ello.

A este tipo también se le conoce por el nombre de racionalidad intencional, pues el sujeto tiene una intención al comportarse tal y como lo hace, que es lograr su objetivo, como ya hemos visto. El nombre de instrumental, igualmente, haría referencia a la utilización del medio, que sería la conducta concreta, para conseguir el fin.

2. Racionalidad de creencias

Continuando con los tipos de racionalidad, encontraríamos ahora aquella que está basada en las creencias de la persona. En este caso, el foco no se situaría sobre las expectativas que la persona tiene de las demás personas o elementos, sino que estaría dentro de él mismo.

¿Qué tipo de condiciones pueden modular la racionalidad en este sentido? Cualquiera que provenga de forma intrínseca de la persona, como pueden ser sus propias creencias acerca de un asunto determinado, su propia ética y valores morales, las consideraciones de tipo religioso que pueden modificar su visión del mundo, etc.

En ese sentido, estas cuestiones no suponen un predictor de que la persona alcance o no el fin buscado, sino que la conducta o el pensamiento se ejerce por razones propias, del tipo de las que acabamos de enumerar. Observamos, por tanto, que la racionalidad orientada a las creencias modula la forma de actuar de la persona, pero no garantiza que sea la conducta más exitosa.

3. Racionalidad afectiva

Pero esos no son los únicos tipos de racionalidad que describe Weber. El tercero de ellos es de la racionalidad afectiva. Aquí entra en juego la emocionalidad del sujeto, otra característica del ser humano. Por lo tanto, serán los sentimientos y emociones que esté experimentando en un momento dado, los que guiarán su pensamiento o su comportamiento.

En este caso, podemos observar que la propia idea de racionalidad se encuentra al filo de su definición, pues en ocasiones la propia emoción o los sentimientos experimentados por el sujeto, le podrían llevar a actuar de una forma prácticamente irracional, según un observador externo.

El propio Max Weber era consciente de esta cuestión y lo tuvo en cuenta a la hora de definir los tipos de racionalidad, concretamente el que nos ocupa en este momento. Aún así, es innegable que los sentimientos y emociones son elementos poderosos que pueden influir en la toma de decisiones de las personas y de hecho lo hacen habitualmente.

4. Racionalidad convencional

Finalmente, Weber completa su listado de tipos de racionalidad aludiendo a las convenciones sociales. Los propios elementos culturales de la sociedad a la que pertenezca el sujeto en cuestión, pueden estar tan integrados que también van a ser un factor decisivo a la hora de modificar nuestros pensamientos o conductas.

Multitud de las acciones que una persona realiza responderían fundamentalmente a la tradición. Es decir, hace lo que hace porque ha aprendido que es la forma de actuar, siempre se ha hecho así y aparentemente por ello es la manera correcta de obrar.

Obviamente, esto podrá ser verdad o no, aunque en muchas ocasiones no existe una verdad en cuanto a la forma correcta de actuar. En cualquier caso, la racionalidad por tradición es otra forma importante de modular el comportamiento de una persona, aunque no siempre sea la forma eficiente de alcanzar una determinada meta.

5. Combinaciones de las anteriores

Aunque ya anticipábamos que para Max Weber eran cuatro los tipos de racionalidad que podrían darse, también mencionábamos que estas cuatro modalidades hacen referencia a situaciones “puras” que, por lo general, no suelen darse. Y es que lo habitual es que sean varios los tipos que ejerzan su influencia al mismo tiempo.

Es difícil (aunque no imposible) abstraerse de factores tan humanos como son los propios sentimientos que se están experimentando, una emoción intensa que nos está nublando, las tradiciones tan arraigadas en nuestra cultura, sea cual sea esta, cuestiones religiosas que cohíban o modulen una parte de nuestros pensamientos y conductas.

En definitiva, es complicado dejar a un lado todas esas cuestiones, u otros factores intrínsecos de la persona que, de una u otra manera, estén presentes a la hora de tomar decisiones. Por lo tanto, aunque tratemos de utilizar el primero de los tipos de racionalidad, el instrumental o intencional, como ya hemos visto, es posible que cualquiera de los otros tipos (o incluso los tres) estén presente.

Por ello, incluso ante una toma de decisiones de forma fría y meditada, puede que, aunque sea de forma sutil, los otros tipos de racionalidad estén ejerciendo una cierta influencia en la conducta o pensamiento adoptados.

Referencias bibliográficas:

  • Demeulenaere, P. (2014). Are there many types of rationality? Papers. Revista de Sociología.
  • Kalberg, S. (1980). Max Weber's types of rationality: Cornerstones for the analysis of rationalization processes in history. American journal of sociology.
  • Salvat, P. (2014). Max Weber: poder y racionalidad. Santiago: RIL editores.
  • Swidler, A. (1973). The concept of rationality in the work of Max Weber. Sociological Inquiry. Wiley Online Library.

Luis Martínez-Casasola (Madrid, 1988) se licenció en Psicología en la UAM y cuenta con un máster en Psicología Forense por la URJC y el COP de Madrid, así como con una especialización en recursos humanos. Tras varios años de experiencia en la redacción de contenidos web, ahora colabora como divulgador para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

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